capítulo 4

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HAS dormido bien?
La pregusta de JungKook hizo salir Jimin de su ensimismamiento mientras desayunaba en medio de la tranquilidad reinante en el apartamento.
-Sí -mintió tras dar un sorbo a su zumo de naranja. Dormir en la habitación de Tae había tenido efecto contrario al que esperaba, y se había pasado media noche llorando. Al menos aquello le había servido para desahogarse un poco.
JungKook lo miro y supo que estaba observando sus ojeras. Afortunadamente, tuvo el detalle de no comentarlo.
-Por la tarde tengo varias cosas que hacer antes de la presentación, pero mañana podemos ir a mi oficina o al circuito de pruebas.
<<El circuito de pruebas>>. Aquellas palabras hicieron regresar a Jimin a la época en que pasaba el día en los circuitos de pruebas con su padre y su hermano. Allí fue donde aprendió a conducir de verdad, muy a pesar de su madre.
-Me gustaría ver el coche -dijo, pensativo-. Hace mucho que no he visto un circuito.
-De acuerdo -JungKook dejo su taza de café en la mesa-. Tae me dijo también que los circuitos forman también gran parte de tú infancia.
Incapaz de enfrentarse a la intensidad de la mirada de JungKook, Jimin bajó la vista hacia su zumo.
-Pasaba mucho tiempo en los circuitos.
-¿Y qué pensaba tu madre de eso?
-No le importaba que fuera Tae -Jimin alzó involuntariamente la mirada y lamento de inmediato haberlo hecho.
La expresión dl atractivo rostro de JungKook parecía muy relajada, pero había algo en ella que no lograba interpretar. Por algún motivo le recordó a la de un felino tratando e imbuir a su presa una falsa sensación de seguridad.
-Percibo u <<pero>> en tu respuesta.
Jimin se preguntó cuánto le habría contado Tae. ¿Sabría que su madre nunca quiso que se viera envuelto en el mundillo de las carreras de coches? ¿Sabría que odiaba aquella clase de vida, que odiaba que su marido flirteara con las bellas mujeres que siempre merodeaban por aquel mundillo? Su madre nunca quiso ser el segundo plato de nadie y acabó abandonando a su marido y a sus hijos.
-A mi madre no le gustaba que frecuentara ese ambiente. No le parecía adecuado que me dedicara a conducir coches de carreras. Quería que fuera una especie de príncipe y no un vago, y eso siempre fue motivo de conflictos.
JungKook esbozó una sonrisa encantadora y sus ojos brillaron maliciosamente.
-Ahora comprendo. Insististe en que te llamaran Jimin para poder seguir siendo un vago.
-Algo así.
-Pero eres un chico precioso Jim. ¿Por qué ocultarlo?
La intensidad de la mirada de JungKook hizo que el corazón de Jimin latiera más deprisa.
-Era un adolescente rebelde. -explico escuetamente. Ya había dicho lo suficiente y era hora de cambiar de tema. No estaba ahí para hablar de él sino de Tae-. ¿Podemos irnos ya? Me gustaría ver el coche.
-Por supuesto -JungKook aparto su silla de la mesa y se levantó-. ¿Estas seguro de que es lo que quieres hacer?
-Sí, estoy seguro. Pero antes de irnos me gustaría saber que te comento mi padre cuando le hablaste de la presentación del coche.
-Creo que lo único que quiere tu padre es tu felicidad.
Jimin asintió lentamente
-Necesito ponerme en contacto con él para decirle que voy a asistir.
-Ya lo sabe.
Jimin no percibió nada extraño en la expresión de JungKook, pero, una vez más, no logro liberarse de la sensación de que algo le ocultaba. Pero lo dejo pasar. En aquellos momentos, ver el coche que se había corvertido en la meta principal de la vida de Tae era lo mas importante.
-¿Y sabes si va a venir él? -preguntó con todo el desenfado que pudo.
-Espera poder hacerlo.
-Típico de mi padre.
-Vamos -dijo JungKook mientras tomaba sus llaves y se ponía una cazadora de cuero que tenia en el respaldo de la silla.
Su innegable estilo de hacerlo enfatizó la sensación de fuerza latente que emanaba de su cuerpo, y Jimin se obligó a apartar la mirada y a pensar en otras cosas. Aquel no era el momento ni el lugar de sentirse atraído por aquel hombre… especialmente por aquel.
JungKook no fue capaz de manejar el tráfico matutino de Milán con su habitual felicidad. Apenas podía concentrarse en la conducción por que no podía evitar sentirse distraído por el chico que lo acompañaba.
-¿Has vivido siempre en Milán? -preguntó Jimin, y el tono ligeramente ronco de su voz solo sirvió para intensificar la distracción de JungKook.
-Casi toda mi vida de adulto -contestó.
-Tae menciono que tu familia procede de Corea y ahora residen en la toscana, que se dedican a la producción de vino.
Parecía que Jimin solo quería charlar, pero JungKook pensaba que cuando alguien preguntaba por la familia siempre había una intención oculta. Pero ¿Cuál sería la de Jimin?
Se encogió de hombros mientras tomaba la autopista que llevaba hasta el circuito de pruebas.
-Es cierto, pero a mí me apasionan más los coches que el vino. En cuanto pude me traslade a Milán, termine mis estudios y empecé a trabajar para la empresa de mi tío. Con el tiempo logré convertirla en el éxito que es hoy en día. El resto es historia.
-¿Y este coche? ¿También forma parte de tu pasión por los coches? -el tono aterciopelado con el que habló Jimin hizo que las pulsaciones de JungKook arreciaran.
Lo miro de reojo y vio que estaba observando el interior del coche con sincero interés, dejando claro lo que había dicho Tae era cierto. No era mucho mayor que su hermano, pero a sus veinticuatro años ya había llegado a lo mas alto de su profesión, promocionando primero el equipo de carreras de su padre y luego el de Tae. Había alcanzado el éxito por sus propios medios, y ese éxito había nacido de su pasión por los coches. Ese era el motivo por el que Tae se había empeñado en que asistiera a la presentación.
Jimin deslizo la punta de sus dedos por el salpicadero del coche, dejando en evidencia ante JungKook su amor por los coches… y también que era un chico apasionado. La noche anterior le había otra muestra evidente de ello con su beso.
JungKook piso el acelerador en un intento de centrar su atención en otra cosa y el coche respondió al instante.
-Impresionante -dijo Jimin rápidamente, con una mezcla de humor e ironía.
-JungKook gruño interiormente. Jimin creía que había acelerado el coche para impresionarlo, cuando lo único que pretendía era dejar de estar centrado en él.
-Afortunadamente, ya estaba cerca del circuito y no iba a tener que soportar mucho más tiempo aquella obligada proximidad, el ligero perfume de Jimin invadió sus sentidos.
Un involuntario suspiro de alivio escapo de entre sus labios cuando giro para tomar la calle que llevaba directamente al circuito de pruebas de D’Jeon Company. Aparco en la parte trasera del taller en que se hallaban todos los prototipos de los coches que se hallaban siendo probados.
Jimin bajó del coche sin apartar la mirada del edificio y JungKook supo que sentía ansiedad. La tensión que demostraban sus hombros evidenciaba sus nervios.
-No tienes por que hacer esto. Si quieres podemos ir de nuevo a mis oficinas.
Jimin se volvió a mirarlo con el ceño fruncido a la vez que alzaba su mano para apartar el pelo se la frente.
-Quiero hacer esto y voy a hacerlo, por mucho que te empeñes en disuadirme.
JungKook tuvo que esforzarse por no sonreír al ver la determinación del tono con que Jimin dijo aquello. Su mirada se manifestó el mismo fuego y coraje que siempre tuvo Taehyung, aunque el verde de sus ojos era mas parecido al de una esmeralda dura y brillante.
-De acuerdo dijo con un encogimiento de hombros a la vez que volvía hacia la entrada-. Pero el coche que vas a ver es el modelo de pruebas. El original se reserva para la presentación.
-Mejor aún. Así podre enterarme de los cambios que se han realizado desde que Tae lo condujo por última vez.
-Es una copia exacta del prototipo que condujo Tae. No ha sido necesario realizar cambios desde entonces.
Jimin alzó una ceja con expresión sorprendido.
-¿Ninguno?
-No -JungKook fue hasta la puerta y marcó su código de entrada con la esperanza de que Jimin no siguiera con aquel tema. No quería mentirle, pero a la vez temía que no fuera capaz de asimilar la verdad.
Cuando entraron, los mecánicos que estaban trabajando en el taller volvieron la mirada hacia ellos. JungKook notó que Jimin evitaba sus especulativas miradas y se encaminaba directamente hacia el coche gris aparcado en centro del taller, listo para ellos.
Permaneció a cierta distancia mientras Jim rodeaba lentamente el coche y deslizaba una mano delicadamente por los laterales, trazando los elegantes ángulos de su aerodinámica carrocería. JungKook no pudo evitar desear ser el coche en aquellos momentos.
-¿Puedo? -preguntó Jimin a la vez que señalaba la puerta del vehículo.
Incapaz de pronunciar una palabra en aquellos momentos, JungKook se limitó a asentir.
Cuando Jimin estuvo sentado ante el volante, se acerco al coche y se apoyo contra la puerta abierta mientras trataba de no fijarse en cómo se curvaba en el asiento en torno a sus muslos. Para conseguirlo mantuvo la vista fija en su rostro mientras Jimin devoraba abiertamente todo con ojos hambrientos. Parecía nacido para estar sentado en un volante, y parecía que aquel coche en particular había sido deseñado para él.
-Es asombroso -murmuro en un tono más ronco de lo habitual, y JungKook tuvo que apretar los dientes para reprimir el deseo que al instante recorrió sus venas.
-Vamos a sacarlo a la pista -dijo rápidamente a la vez que hacia una seña a los mecánicos para que abrieran la puerta del taller. El sol lo invadió todo mientras estas se alzaban silenciosamente.
-Me gustaría conducirlo -Jimin hablo en tono que hizo recordar a JungKook a la testaruda niña con la que había crecido. Su hermana casi siempre se salía con la suya cuando usaba aquel tono sobre todo con él.
-Tal vez seria mejor que lo condujera yo primero. Tu puedes sentarte y disfrutar del paseo, como habría querido Tae que hicieras.
- Si piensas eso es que no conocías bien a Tae -Jimin alzo sus delicadas cejas sugerentemente a la vez que esbozaba una sonrisa y JungKook supo en aquel instante que había perdido la batalla-. Tae habría querido que condujera yo para poder concentrarse en escuchar el coche. Querría sentir el coche y fundirse en él sin la distracción de tener que conducirlo.
JungKook apoyo una mano en el techo del coche y se inclinó para mirarlo.
-Va vene -murmuró-. Puedes conducir perro con mucho cuidado. Y yo iré contigo, por supuesto.
Jimin le dedico una sincera sonrisa que pareció iluminar sus ojos. JungKook decidió en aquel instante que quería verlo sonreír mas a menudo y se auto asigno la misión de lograr que sucediera.
-Sé conducir -el sensual mohín que hizo Jimin que hizo con los labios tras decir aquello hizo que JungKook tuviera que duplicar sus esfuerzos por retener el impulso de querer besarlo.
Jimin era el primer chico que había logrado despertar su adormecido cuerpo desde que se había librado del error de su matrimonio, pero era territorio prohibido. Tanto que habría dado que estuviera en la luna.
-Estoy seguro que sabes conducir, pero después de haber tenido que tratar con una mujer que conducía demasiado deprisa soy reacio a volver a hacerlo.
-¿Qué mujer? -pregunto al instante Jimin.
-Mi hermana. Pero eso fue hace tiempo. A pesar de mis advertencias tomo una curva muy rápido y la cosa no acabo bien -JungKook dijo aquello con tono ligero, cunado lo cierto es que le habría gustado volver el tiempo atrás para lograr que su hermana le hiciera caso.
-No tienes que preocuparte por mí -dijo Jimin a la vez que arrancaba el coche-. A fin de cuentas, soy el hermano de Park Taehyung.
Pero estaba muy equivocado. JungKook sabia que tenia que preocuparse por él. La promesa que le había hecho a Tae implicaba que, además de lograr que asistiera a la presentación del coche, debía cuidar de él, convertirse en una figura fraternal para él, algo que no podría hacer si se dejaba llevar por lo que le dictaba su cuerpo cada vez que lo miraba.

Las caricias del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora