capítulo 5

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   JIMIN cerró los ojos mientras sentia que su cuerpo se debilitaba bajo el hambriento beso de JungKook. Junsto cuando pensaba que sus piernas no iban a ser capaces de sostenerlo un segundo más, él lo rodeó con sus brazos y lo estrechó contra su cuerpo, dejando en evidencia su deseo por él.
   Jimin se preguntó qué estaba haciendo besanso a aquel hombre y, peor aún, deseando mucho más que un simple beso.
   Aunque dabería que debia quedarse quieto, alzó los brazos para rodearlo por el cuello mientras sentía que su cuerpo ardía de deseo por aquel hombre, al que en realidad debería odias más que a nadie en el mundo.

  -Esto es... -comenzo a decir mientras JungKook aparto finalmente los labios de los suyos para besarlo de el cuello.
  -Asombroso, ¿no? -murmuró él con voz ronca. <<Esato es un error que no debería estar sucediendo>>.
  Aquellas palabras resonaron en el interior de la cabeza de Jimin, pero fue incapaz de pronunciarlas porque JungKook volvió a besarlo tan profunda y apasionadamente que lo único que logró hacer fue dejar escapar un gemido de placer.
  Cuando JungKook volvió a deslizar los labios hacia su cuello, Jimin echó Instintivamente hacia atras la cabeza mientras el alcansaba con sus besos el comienzo de sus pechos, visibls bajo el escote de la blusa.
  La pasión estalló cuando JungKook le besó un pezón y hubedeció la tela de la blusa. Sin pensar en lo que hacía. Jimin hundió los dedos en su pelo para retenerlo allí mientras un dulce gemido de total rendición escapaba de su garganta.
  -Esto tambíen esta bien ¿verdad? -murmuró JungKook con la respiración agitada mientras dedicaba al otro pezón la misma atenciones.
  -Es demasiado bueno... pero es un error -replicó Jimin con los ojos cerrados a causa del placer que estaba experimentando.
  -Sera un error, cara, pero parece un completo acierto...
  -No deberíamos...
  El sonido de unas bocinas que se hacercaban hizo que JungKook se irguiera de repente, dejando a Jimin completamente aturdida.
  -Maledizione - masculló-. Debería haber supuesto que nos habían visto.
  Cuando Jimin fue consciente de los sonidos, entre los que tambíen reconoció el de unas sirenas de emergencia, se apartó prácticamente, a él no pareció importarle.
  ¿En qué había estado pensando?, se recriminó.
  En nada. Absolutamente en nada. Ese era el problema. No habia estado pensando en nada. Habia permitido que las emociones se adueñaran por completo de él, pero para la proxima vez que hablara con su padre estaba decidido a averiguar de qué había hablado exactamente JungKook con él.
 
JungKook  respiró profundamente para tratar de calmarse mientras volvía a la pista. la ambulancia que se acercaba llego al coche a la vez que él. No necesitó mirar atrás para saber que Jimin lo estaba siguiendo. Cada terminación nerviosa de su cuerpo era inconsientemente consiente de cada paso que daba con sus largas piernas.
  Tras hablar brevemente con el conductor de la ambulancia, este volvio al garage con el vehículo.
¿Qué habría pasado si no los hubieran interrumpido?, se preguntó. El mero hecho de imaginarlo hizo que los latidos de su corazón arreciaran de nuevo.
  -Entra -ordenó con aspereza, consciente de que aquella era la única manera de enfrentarse a aquella situación. No tenia por costumbre negar las evidencias , pero sabia que aquellos momentos era la mejor táctica que podía seguir.
  Ocupó el asiento del conductor y permaneció con la vista fija hacia delante hacia delante mientras Jimin sentado en su lugar.
-Lo siento -murmuró Jim con un tono adible.
  ¿Que sentia?, se preguntó JungKook. ¿Haber conducido como loco o la llamarada de deseo que había estallado entre ellos? En cualquier caso, no quería sus disculpas. Lo único que quería era alejarse de él cuanto antes para volver a alzar las barreras que tan cuidadosamente se había ocupado a mantener durante estos ultimos años a su alrrededor.
  No queria quedar emocionalmente expuesto a ninguna mujer o chico, pero Jimin había logrado introducirse bajo su radar y se estaba acercando peligrosamente a destruir las defensas que había ergido en torno a su corazón tra el fracaso de su matrimonio. Y para ello solo había hecho falta unos besos.
  -No puedo creer que hayas conducido de ese modo ¿Qué crees que habria dicho Tae? -dijo, aferransoce a lo primero que le paso por la cabeza para utilizarlo como arma ante el deseo que aún latía en su interior y que amenazaba con aflorar de nuevo a causa de la cercanía de Jimin.
  -A Tae le habría gustado, me enseño a conducir así. pero a juzgar por tú reacción, supongo que no llego a decirte que trabaje como piloto de pruebas para el equipo de mi padre. Puedo conducir tan rapido y con seguridad como cualquier otro piloto profecional.
  -Puede que sea cierto, pero estoy seguro de que no habría que arriesgaras la vida -replicó JungKook, enfadado.
-¿Te he asustado? -preguntó Jimin tras unos momentos de tenso silencio.
  -Claro que me has asustado. Ya sabias que tuve que ocuparme de mi hermana después de s accidente -contesto JungKook, que no estaba dispuesto a revelarle la verdadera causa de su temor. Hacerlo habría supuesto profundizan en lo que acababa de parasar entre ellos, aceptar que habia algo, una innegable atracción que se adueñaria de la atracción
que se adueñaría de la situación a la más mínima oportunidad.
-No sé qué tiene que ver mi forma de conducir con el choque que tuvo tu hemana.
-Ese <<choque>> hizo que mi hermana tuviera que aplazar los estudios de sú último año en la universiadad, y todo por que no quizo reducir la velicidad, como le pedi que hiciera.
-¿Qué sucedio? -pregutó Jimin con criosidad.
  JungKook condujo en silencio mientras entraba el coche en el taller, agradecido al ver que la mayoria de los mecánicos habían tomado la sabía decisión de esfumarce. Los que seguían allí se comportaron como si ni siquiera hubieran llegado.
  Tras apagar el  poderoso motor del prototipo, respiró profundamente y se volvio hacia Jimin.
-Mi hermana tomo una curva muy rápido, chocó contra un muro y acabó en el hospital. Y todo por que no quiso hacerme caso.
  -Pero yo soy un conductor experimentado. Como ya te lo he dicho, fui piloto de pruebas del equipo de Tae.
  La calmada exprosión de Jimin solo sirvió para exasperar aún más a JungKook. ¿Acaso no se daba cuenta de la que había entre Tae y él? Él tambíen había sido un piloto exprimentado, un gran piloto, y, sin embargo, estaba muerto.
  -La habilidad y la experiencia no lo son todo, *cara*.
Al ver que Jimin fruncía el ceño, JungKook tuvo la sensación de que acababa de meterse en un lío.
-¿Me estas diciendo que Tae condujo un coche que nunca debería haber salido a la pista? ¿Eso es lo que me estás diciendo? -preguntó en tono acusador.
  JungKook sabia que no era el coche el que no debería haber salido a la pista aquella noche, sino el conductor. Si él no hubiera estado reunido con unos imprtantes clientes, tal vez se habría dado cuenta del estado en que se Tae y le habría impedido salir a probar el coche.
  -Nadie sabia que Tae estaba aquí, Jimin. Él decidió sacar el coche por su cuenta -contestó, tratando de imprimir un tono de paciencia a cada una de palabras.
Jimin estaba sufriendo y aquel era el momento que había estado temiendo, el momento en que decidiera acusarlo de negligencia sin que él pudiera hacer nada por negarlo... al menos si quería mantenerlo ajeno a la terrible verdad.
Si vivíais en la misma casa, ¿Comó es posible que no supieras que había venido al circuito de pruebas? -insistió Jimin.
-Compartímos la casa, pero eso no significaba que hacía cada segundo de su vida.
Pense que aquella noche tenía una cita.
-¿Y comó llegaste al circuito pocos minutos después del accidente?
-¿Me estás interrogando?
-Por supuesto -replicó Jimin a la vez que alzaba la barbilla en un gesto testarudo.
-*Va bene*. Para tu información, acababa de mantener una importante reunión de trabajo y decidí pasar por aquí a recoger unos papeles. Quería repasar todos los aspectos de los problemas que tuvieramos con el primer prototipo. El segundo acababa de salir del taller y quería hablar con Tae del tema.
-¿Y Tae ya estaba en la pista conduciondo el coche?
-Cuando llegue vi el coche de Tae en el aparcamiento, pero pensé que solo había ido a examinar algo del mecánico. Pero cuando vi que el prototipo no estaba en el taller, slaté a una de nuetra camionetas y salí a buscarlo. Por eso llegue al lugar del accidente en pocos minutos después de que hubiera sucedido.
Un tembloroso suspiro escapó de los labios de Jimin a la vez que bajaba la mirada.
-Gracias -susurró-
JungKook tuvo que apretar los puños con fuerza para no abrazarlo y consolarlo. Lo deseaba tanto que no se fiaba de sí mismo.
-Vamos. Ya ha sido suficiente por hoy. Voy a llevarte de vuelta al apartamento.
Jimin bajó del coche y se encaminó hacia la salida sin mirar atrás. JungKook lo alcanzó rápidamente y le pasó el brazo por los hombros con intención de reconfortarlo un poco.
  -No -dijo Jimin a la vez que se apartab de él y se detenía junto a la puerta del pasajero del coche en el que habían llegado.
JungKook masculló una maldición para sí. No debería haber respondido a su beso de la noche anterior y no debería de haberlo besado como acababa de hacerlo en la pista. Después de aquello ya no podía controlar ni mantener la promesa que le había hecho a Tae de cuidarlo como un hermano. Aquella se habia vuelto una tarea imposible.

El trayecto de regreso al apartamento se hizo muy largo, pues Jimin  se mantuvo en total silencio. Estaba completamente conmicionado por su comportamiento. Jamás se había arrojado con tal abandono a los brazos de un hombre, y no comprendía cómo había podido reacionar de aquel modo en la pista, al margen por el mero deseo. Lo único que quería en aquellos momentos era estar solo en la cama y traquilizar su cuerpo y el dolor de su corazón.
-Esta tarde tengo que trabajar en mi oficina -dijo JungKook cuando ya se encontraba en el apartamento, y Jimin supo que solo estaba tratando de escabullirse, de evitar una conversación de lo que acababa de pasar entre ellos, algo que agradeció, pues él tampoco quería hablar de ello.
  -Puede que yo salga de compras -dijo en el tono más desenfadado que pudo-. Necesito algo adecuedo para mañana por la tarde.
  -Pedire que envien un coche a recogerte dentro de unas horas. Hasta entonces te conviene descansar.
Descansar. Jimin dudaba mucho que fuera a poder descansar, pero al menos le alegraba de tener la posibilidad de pasar tiempo a solas.
-Yo no volveré esta noche -dijo JungKook secamente a la vez que volvía a tomar las llaves de la mesa en que las había dejado al entrar.
Jimin parapadeó, perturbado. ¿Lo estaba hechando de su propia casa?
-¿Por mi culpa? -murmuró.
-No. Por la mía -replicó JungKook son severidad-. Creo que eso seria lo mejor. He traspasado algunas barreras que no debería haber traspasado, y eso no debe volver a suceder.
Jimin asintió lentamente.
-Pero eso no implica que tengas que irte de tu casa.
-Claro que sí, Jimin. Necesito hacerlo, porque le prometí a Tae que cuidaría de ti.
-Y me estas cuidando -Jimin sabía que debería dejarle irse, porque del que no se fiaba realmente eras de sí mismo.
-¿No nos vamos a ver hasta entonces? -preguntó Jimin incrédulo. La presentación iba a tener lugar al día siguiente. ¿Pensaba JungKook mantenerse lo más alejado que pudiera de él durante las siguientes veinticuatro horas? ¿Acaso significaba tanto para él las barreras que habían cruzado?
JungKook se quedó mirándolo, deseando mas que nada en el mundo que tomarlo en sus brazos para aspirar su dulce aroma. Pero no podía. Sabía que hacerlo sería desastroso. Y habia comprobado que Jimin podía hacerle perder por completo la cabeza, y si se quedaba allí no habría barrera capaz de detenerlo.
  -Será mejor que no -dijo con toda la calma que pudo, y no se le paso por alto la decepcionada expresión del rostro de Jimin.
  -Pero esta es tu casa...-añadio Jimin, confundido.
  -Esta noche es tuya. Yo iré a algún otro sitio.
  -¿A casa de alguna amiga? -avrgonzado por lo que acababa de preguntar, Jimin bajó la mirada.
JungKook interpretó de inmediató y prefirio no desmentirlo. Tal vez así se aplacaría la intensa electricidad que había entre ellos y el deseo que sentía por él. Porque aquel deseo no podía llegar a realizarse si quería conservar la cordura y honrrar la promesa que le habia hecho a Tae.
  -Algo así -mintió a la vez que se encaminaba hacia la puerta, consiente de que lo que iba a hacer era dormir en su despacho, algo que hacía ocasionalmente cuando tenía mucho trabajo-. * Buona notte, cara *. Que duermas bien.

Las caricias del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora