—Mi nombre es Selina. —dice la misteriosa chica, su tono de voz es calmado. Me recuerda a la visión de una playa solitaria.
—Un... un gusto... —consigo decir. —¿A qué te refieres con salvarme?
—Tenemos que hablar, pero no aquí. —dice Selina. —¿Crees que eso que haces pueda esperar?
Selina mira los registros que acabo de terminar de llenar sobre la mesa. Asiento.
—Bien. Ven conmigo. —dice Selina y sale por la puerta.
No sé bien por qué, pero aquella chica hace que sienta una extraña confianza. Empaco todos los papeles en un folio grande y salgo corriendo detrás de ella.
Unos minutos después caminamos por los pasillos de la escuela, a esa hora no hay nadie al rededor.
—Camina unos pasos detrás de mí. —dice Selina con una voz tranquila pero autoritaria que me hace sobresaltarme.
Obviamente la obedezco.
—Nadie debe vernos. —dice Selina mirando al rededor en busca de alguien. —Bien, estamos solos. Vamos al almacén.
Selina me conduce rápidamente al gran almacén a espaldas de la escuela. Cuando llegamos, Selina se asegura que no haya nadie al rededor y luego sube las escaleras. Tengo que bajar la mirada porque su falda es lo suficientemente corta como para que ver sus piernas.
—Nadie nos molestará aquí. —dice Selina.
—No entiendo qué está pasando. ¿De qué querías hablar? —pregunto.
—No puedo quedarme mucho tiempo. Así que iré directo al grano. Soy amiga de Cristina, llevo mucho tiempo en su circulo de amigas más cercanas. Hace unos minutos estábamos en la cafetería y ella nos mostró unas fotos tuyas...
Siento que mi rostro se vuelve rojo de repente. Me siento tan avergonzado de que alguien haya visto esas fotos. Siento un sudor frío recorrer mi cuerpo y estoy lleno de rabia.
Selina lo nota.
—No salía tu rostro, pero dijo que era un chico que le gustaba hacer esas cosas por ella. —dice Selina.
Intento calmarme, pero la idea de que alguien me haya visto de esa forma me enloquece.
—¿Vienes a burlarte de mí por eso? ¿Te mandó ella? —digo con la voz temblorosa.
—¡No! ¡Yo... yo la odio! —dice Selina.
Me quedó helado, nunca había escuchado que alguien a parte de mi odiara a Cristina. Usualmente todos a su al rededor parecen estar enamorados de ella, incluso las mujeres.
—Hace unos años ella molesto a una chica que era muy amiga mía, nunca me dijo el motivo. Pero hizo de su vida un infierno durante años hasta que... hasta que ella... —dice Selina y veo un brillo en su fría mirada color café.
¿Acaso está hablando de Luciana? ¿La chica que saltó del techo de la escuela hace dos años? No, eso es imposible. Cristina es una mala persona, pero no llegaría a tal extremo de hacer que una persona haga eso... ¿o tal vez sí?
—Hasta que ella dejó de estar con nosotros... —dice Selina y veo por primera vez un signo de emoción en sus ojos, sus pupilas brillan, pero logra calmarse de inmediato.— debo hacerla pagar por lo que hizo... o al menos evitar que pase de nuevo...
—¿Fue... fue Cristina la responsable de lo que pasó con tu amiga? —digo en un susurro.
Selina asiente con la cabeza.
—Eres la primera persona a la que se lo cuento... —dice Selina.
—Lo siento... —digo intentando consolarla.
Selina me mira con aquella expresión fría que siempre parece mantener.
—Quiero que tú y yo formemos una alianza contra ella. —dice Selina.
Una nueva emoción entra a mi cuerpo, por primera vez en muchos días. Siento... ¿esperanza? La idea de no estar solo en esto hace que me emocione. Veo en los ojos de Selina una suplica que no es necesaria. ¡Estoy contigo! quiero decir, pero no salen las palabras de mi boca. Así que mi cuerpo se mueve por cuenta propia y la abrazo.
Es un abrazo fuerte, puedo oler el perfume de su cabello cuando mi frente toca su cuello.
Huele a flores.
—Por favor. —digo en un susurro mientras mis brazos la sujetan.
Ella asiente con la cabeza en silencio y me devuelve el abrazo.
—No te dejaré sola esta vez Luciana... —dice en un susurro casi inaudible.
Así que era cierto, hablaba de Luciana... y ahora la ve en mí.
Luego nos separamos y mantenemos la mirada fija en los ojos del otro.
—Pero... ¿cómo supiste que era yo? Dijiste que Cristina no mostró mi rostro en las fotos... —pregunto.
Selina sonríe por primera vez, es reluciente.
—Tienes una espalda muy fácil de identificar para mí. Debo irme ahora.
Se detiene en la puerta de las escaleras.
—Volveremos a hablar. —dice.
Luego Selina sale corriendo del almacén. Yo me quedo un rato más a solas pensando en lo que acaba de pasar.
En ese momento me doy cuenta de que hay una ventana pequeña en el segundo piso del almacén y desde un ángulo podría verse quiénes están dentro si miraras desde el patio.
Me aproximo con la esperanza de que nadie nos haya visto, pero para mi sorpresa y mala suerte, hay una chica en el primer piso mirando fijamente a la ventana.
Es Kathy.
Nos ha visto.
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El Secreto de mi Bully - Temporada 1
Любовные романыRoger ha sido víctima de las burlas de su compañera de clase Cristina, pero todo cambiará cuando Roger descubra su secreto...