Camino por los pasillos de la escuela sujetando la mano de Selina.
Es temprano, las clases están por empezar.
Todos nos miran. Escucho los susurros a mí al rededor la pasar.
—¡¿Selina está saliendo con el basurero?!
—Debe ser una broma.
—¿Por qué están tomado de las manos?
—Ni siquiera sabía que se conocían.
—Ella es muy linda...
—Que envidia...
Mis manos me sudan, pero Selina no hace ningún gesto de querer soltarme. A decir verdad, es difícil imaginarse en qué está pensando. Tiene una expresión de poker face como siempre.
Admiro que ella pueda estar tan tranquila en un momento así. Yo a penas puedo caminar sin perder la orientación y caer desmayado.
Cuando llegamos al salón, Selina se detiene y me observa.
—¿Qué? —pregunto con el labio temblando.
—Dame un beso en la mejilla.
Estamos en la puerta de mi salón, Cristina está sentada con su grupo de amigos en la primera fila. Nos miran sorprendidos.
—Está bien...
Beso la mejilla de Selina rápidamente, noto que su piel está ardiendo. Por primera vez me doy cuenta de que a ella también le ha resultado difícil, pues está ruborizada.
—Ok, nos vemos luego... —dice en un tono de voz a penas audible y sale caminando.
Entro al salón.
Cristina me mira, pero no puedo entender qué expresión tiene. Parece enojada, triste y avergonzada al mismo tiempo.
—¿El basurero está saliendo con Selina? —dice uno de los chicos del grupo de Cristina.
—Por primera vez siento algo de respeto por ti basurero, ahora solo falta que te des una ducha.
El grupo empieza a reírse, yo no contesto. Solo camino con la cabeza gacha hasta que puedo hundirme en mi pupitre.
Cuando alzo la mirada de nuevo encuentro lo que había temido. Kathy está observándome con los ojos lagrimosos. Parece a punto de echarse a llorar.
—Me mentiste... —me susurra desde su sitio.
Intento pensar una respuesta, pero no se me ocurre nada.
—Lo siento. —digo.
Y el timbre de inicio de clases empieza.
Durante los siguientes días solo hablo con Selina.
Luego de la primera semana, los demás dejan de comentar cuándo nos ven caminamos de la mano por los pasillos al inicio del día y en el receso.
Cuando es hora de salida limpio el salón y camino a la biblioteca sin el valor de entrar, pero veo a Kathy estudiando. ¿Qué podría decirle ahora? Aún no es tiempo, pero cuando todo acabe será la primera en saberlo todo. Espero no sea muy tarde entonces y termine odiándome.
Algunos días Selina y yo salimos a "citas" para conocernos mejor, aunque a la cuarta vez dejamos de pretender aquello y descubro que en realidad es una chica muy divertida. Excepto cuando habla durante horas acerca de las películas de terror que le gustan.
—¿Quieres ir a volver a verla? —me dice Selina un día que caminamos por la plaza.
Alzo los hombros y es suficiente para que me arrastre directo al cine a volver a ver "Cuchilladas susurrantes". Después de eso la hemos visto por lo menos unas cinco veces más. A la tercera empezó a gustarme, a la quinta terminé volviéndome fan.
—Quédate quieto. —me dice Selina una noche en su casa cuando me invitó a ver las precuelas.
Vimos las tres de un tirón mientras comíamos pizza y dulces que compramos en el camino. Luego ella decidió que sería buena idea maquillarme como el protagonista de la película, un tipo que usa tinte rojo al rededor de los ojos.
—Lo siento, nunca me han maquillado. —digo intentando no moverme.
—Es fácil. ¡Listo! Ha quedado bien. Espera, te mostraré.
Selina camina por un espejo y en ese momento me doy cuenta de que he estado por horas en un cuarto con una chica a solas.
—Es igual al protagonista. —digo forzando una sonrisa y obligándome a no ir corriendo a lavarme le rostro, pues toda esa pintura hace que me pique la piel.
—Lo sé. Soy buena con esto.
Selina sonríe. Una de las pocas veces que he podido ver su sonrisa.
Nos quedamos en silencio, no sé qué decir. Estar en un cuarto a solas con ella hace que me sienta nervioso.
Veo al rededor para tranquilizarme. Su cuarto está lleno de posters de películas de terror y hasta la sábanas de su cama son de color negro.
—Fue algo difícil quedarse quieto, pero me alegra que te guste. —digo, solo para llenar el espacio vacío, mientras me miro en el reflejo del espejo que Selina sostiene.
—¿Quieres tu recompensa? —me dice Selina con un rostro serio, dejando el espejo en el suelo.
El corazón me da un salto. Sin poder decir nada, Selina se me acerca y me besa en los labios. Luego nos miramos a los ojos, puedo oler su aroma y saborear su pintalabios negro.
—No es suficiente ¿Cierto? —dice y alza su cuerpo contra el mío.
Me da un beso en el cuello, se me eriza la piel de inmediato.
Me mira de nuevo, analizando mi reacción.
—¿Quieres ir un poco más allá? —susurra.
—¿Más allá?
Selina se quita la sudadera negra y deja ver un crop top del mismo color. Notó por primera vez que tiene un lunar en medio de los pechos. Siento algo que nunca había sentido y me pregunto si es normal que el pantalón se me ajuste tanto entre los muslos.
Ella lo nota.
Pone su mano delicadamente en esa zona y me observa con los labios entreabiertos. Parece sorprendida. Nunca me habían tocado en aquel lugar. Me pongo muy nervioso, mis manos tiemblan, no quiero pero no sé si debo detenerla.
—¿Acaso tú nunca has...? —empieza decir.
En ese instante un golpe en la puerta nos interrumpe. Había olvidado que su mamá también estaba en la casa.
—¿Selina tu amigo se quedará a cenar? —dice su mamá desde detrás de la puerta.
Selina se vuelve a sentar en su lugar de inmediato y se vuelve a colocar la sudadera. Tiene las mejillas rojas, pero su expresión sigue siendo neutral.
Ese día no me quedé a cenar.
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Fin de temporada: ¡La próxima semana!
Nota del autor: Hola a todos los que leen esta historia. Siento no haber entregado este episodio antes, tuve que hacer unas correcciones antes de subirlo. El último episodio lo publicaré más rápido. Es una promesa. ¡Tengan una semana genial y escriban o lean mucho!
;)
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El Secreto de mi Bully - Temporada 1
RomanceRoger ha sido víctima de las burlas de su compañera de clase Cristina, pero todo cambiará cuando Roger descubra su secreto...