CAPÍTULO 1

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Hace mucho tiempo, en una época mágica y medieval donde los humanos vivían a merced de los monstruos, un grupo de sabios se vieron en la tarea de emprender un viaje sin retorno por aquellos objetos mágicos que contaban las leyendas y registros de antaño, objetos que secretamente ayudaron a la humanidad desde el principio de los tiempos.

Pasaron cinco años desde el inicio de su viaje y muchos frustrados renunciaron a continuar, otros abandonaron sin avisar y otros por la edad, fallecieron. De los 38 que iniciaron el viaje solo 9 quedaron. Aun así, el tiempo que invirtieron en la búsqueda finalmente dio sus frutos un día en el que inspeccionaron una cueva en medio del bosque para pasar la noche. Y a modo de fósiles pegados en la pared las vieron, la euforia y la alegría de esas personas se hicieron presentes.

―Dicen las leyendas que estos objetos pueden fusionarse y crear un décimo objeto con un poder inimaginable para el humano

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―Dicen las leyendas que estos objetos pueden fusionarse y crear un décimo objeto con un poder inimaginable para el humano.― comentó uno de los sabios

―Son...como llaves.― respondió otro

Aquella palabra quedó en la mente de esos 9 y empezaron a referirse a ellas de esa forma desde entonces. ¿Destino? Quizás, puesto que las llaves comenzaron a brillar y salir disparadas volando sobre ellos por un buen rato hasta posarse en la cabeza de cada uno, es así como fueron elegidos para el beneficio de la humanidad.

Y tras ese acontecimiento aquellos sujetos cumplieron su rol generación tras generación protegiendo y salvando a la gente, invirtiendo así el rol de quien era la presa y quién el cazador, hasta que finalmente poco a poco pequeños grupos de sobrevivientes empezaron a resurgir y formar pueblos, reinos e imperios, todos bajo la protección de los portadores de las llaves.

Pero así como iban y venían aquellos llamados portadores, se empezaron a dar cuenta que las llaves aumentaban su poder cada vez que pasaban de usuario en usuario, al punto de volverse potencialmente peligrosas para los futuros portadores. Un claro ejemplo fue la llave naturaleza quien con la ayuda de la llave estrella y cometa tuvieron que dividir los poderes en 6 variantes: Fuego, agua, plantas, viento, luz y animales.

Este problema hizo que los portadores empezaran a ser más ausentes en sus trabajos, por miedo a morir y dejar que el próximo usuario cargue con un poder aún mayor. Esto en vista del portador del espejo Frey hizo que tomara el liderazgo y la responsabilidad sobre los demás haciendo una alianza con un monarca para edificar un reino encima de la cueva donde los sabios encontraron las llaves. El tenía un objetivo y era hacer un lugar tanto seguro como diplomático para planificar junto a sus compañeros y claro brindarle protección a sus mayores aliados, cosa que el noble aceptó y le brindó toda la ayuda que necesitara, Frey no perdió el tiempo y llamó a todos los pueblos a los que él había ayudado en el pasado para construir juntos el reino definitivo.

Todos, portadores y personas dieron su granito de arena para crear un lugar idílico. Y tras años sin descanso finalmente un reino se imponía sobre una montaña, el monarca quedó impresionado y como obsequio le dio a su hija como muestra de su alianza haciéndolo rey de su propia obra. Pasaron los años y el reino seguía en expansión, Frey finalmente podía contemplar el amanecer, la vida le sonreía. El futuro era incierto para todos, pero Frey lejos de pensar en aquello se la pasó conversando con un inusual sirviente del castillo a quien todos tachaban como loco cuando lo acogieron, cosa que en Frey despertaba curiosidad.

―Es como un sueño, no se si esto es real o no, solo se que no pertenezco aquí. Hay un mundo mucho más avanzado...― dijo ese sirviente.

Aunque el rey no lo comprendiera, esto no detuvo que admirara su experiencia en el comercio y la exportación logrando que se vuelva un reconocido sirviente pero un invierno falleció por una terrible fiebre no sin antes, sugerirle al rey dos nombres únicos que causaría un verdadero impacto en toda la historia.

El tiempo pasó y el esperado día llegó, pues la reina dio a luz a unos hermosos gemelos, a quienes Frey bautizó como Noah y Luna, bebés que nacieron con un curioso pelo color celeste.

Paralelamente ese mismo año, nadie imaginaría lo que pasaría en la reunión de portadores que se estaba planificando.

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