CAPÍTULO 05

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De acuerdo, entonces

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De acuerdo, entonces. Emma no era estúpida. Y no había sido completamente honesta con Allegra porque no quería lidiar con sus reproches (que no serían si no válidos). Pero sabía que las cosas se le estaban yendo de las manos ridículamente rápido porque estaba desconcertantemente entusiasmada por recibir mensajes de Carlos Sainz y por cenar con él.

Las intenciones de Emma no podían ser consideradas buenas, en realidad. Ella había sido quien se había acercado a él, quien lo había invitado a cenar... Y tenía todas las intenciones del mundo de entablar una relación amorosa con él. ¿Le atraía? Obviamente sí. No era ciega. Pero no era por eso por lo que hacía lo que hacía.

Se acercaba a él porque necesitaba que él se enamorara. Necesitaba que Carlos Sainz estuviera en la palma de su mano para que, cuando su padre hiciera la propuesta para tenerlo en Aston Martin, él aceptara, por el bien de ella, por el bien de ellos como pareja, sin importarle cuánto daño podría hacerle a su carrera.

Y Emma no estaba segura de si iba a poder llevarlo a ese punto. No cuando jamás había querido a nadie de esa forma, y estaba segura de que nadie la había querido a ella tampoco en esa medida.

No importaba cuánto fingiera lo contrario, ella siempre sería la mujer que salía a escondidas con sujetos de otras escuderías porque era la única forma en la que por un momento podía dejar de pensar en sí misma como la niña obediente de su padre, que se cortaría las venas si él lo pidiera. Emma Stroll era la mujer a la que nadie amaba suficiente, sin importar cuán bajo estuviera el estándar.

Y creía fervientemente, sin embargo, que podía convencer a Carlos de que se enamoraba de él, que podrían ser juntos el felices para siempre que veían en las películas. Pero todo eso a sabiendas de que él tenía su propio plan.

Quizá no era tan brillante como Allegra, pero conocía a las personas. Y conocía la industria de la Fórmula 1.

Los rumores estaban por doquier. Que Carlos Sainz tenía una impresionante oferta millonaria de Audi. Que había un sitio vacío en Mercedes, en aquel puesto que Hamilton había dejado vacante. Que incluso Red Bull le había ofrecido el lugar de Checo Pérez, a falta de su renovación de contrato.

Y, como todo piloto, él quería lo mejor que pudiera conseguir.

Y había pocas cosas tan útiles para ejercer presión como ser visto públicamente con la hija del dueño de Aston Martin, cuando todos sabían que la escudería estaba lejos de llegar a su tope salarial y podían dar una oferta tan buena como Audi.

De forma en que, mientras caminaba hacia su mesa reservada, Emma lo hacía a sabiendas de que lo que hacía podía no ser ético, pero Carlos tampoco era un santo. Él la utilizaría, y ella no estaba completamente segura de qué tan lejos pretendería él llegar, pero estaba ansiosa por averiguarlo, porque mientras más pretendiera estar interesado, más intentara ilusionarla, entonces más libre de culpa estaría ella.

MATTER OF TIME, carlos sainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora