CAPITULO 16

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Jin

Tres meses.

Ese era el tiempo que había pasado desde que Jungkook me dijo adiós y salió de mi vida.

No me sorprendió. Sabía desde el principio que este sería el resultado. Demonios, era lo que pensaba que quería. Pensé que sería más fácil si no tuviera que enfrentarlo todos los días.

Joder, había estado tan equivocado.

No había esperado que me doliera tanto. Me imaginaba que lo que había sufrido la primera vez había sido lo peor. Pasar de tenerlo en cada rincón de mi vida a sólo en las sombras había sido casi demasiado para soportarlo.

¿Pero esto? ¿Hacerlo desaparecer de mi vida por completo? Me rompió de maneras completamente nuevas.

Como era de esperar, caí en un episodio depresivo mayor. Esa tarde salí de casa de Luca y me fui directamente a casa. Me metí en la cama y no me moví de ahí a menos que fuera para ir al baño.

Apenas habían pasado veinticuatro horas antes de que Luca y Ollie se mudaran a mi habitación de invitados. No se los pedí, ni ellos me pidieron permiso, simplemente aparecieron a la mañana siguiente, vieron el estado en que me encontraba y se fueron a buscar sus cosas.

Simon se sentó conmigo mientras no estaban. No hablamos, pero él se sentó con la espalda apoyada en el marco de mi cama, simplemente tranquilizándome con su presencia.

Tienes gente, le susurré a mi cerebro. No necesitas a Jungkook.

No necesitaba a Jungkook. Lógicamente, lo sabía. Pero yo lo quería. Joder, como lo quería.

Pero no cedí. No en aquellos oscuros primeros días. Ni en la semana siguiente, cuando me sacudí el polvo y volví a la terapia. Ni cuando la nube de depresión se disipó y empezamos a preparar el siguiente álbum.

Sin embargo, seguí buscándole. Cada vez que Luca entraba en una habitación, mis ojos se desviaban por encima de su hombro, sólo para ver al sustituto de Jungkook, Ryan. Era tan alto como Jungkook, pero ahí terminaba el parecido. Sonreía con rapidez y charlaba con cualquiera que se acercara a él.

Le odiaba. No porque le hubiera algo mal en él, sino porque estaba en el lugar de Jungkook. A dónde pertenecía.

Le dijiste que se fuera, ¿recuerdas?

Sí, lo recordaba. No significaba que me tuviera que gustar.

La cuestión era que estaba sobreviviendo. Mi carrera estaba prosperando y el nuevo álbum se estaba armando a la perfección. Se estaba preparando una gira mundial por estadios para el año siguiente, y todo indicaba que se volverían a agotar las entradas.

Mi vida personal también iba bien. Todos mis compañeros de banda se habían preocupado de no dejarme resbalar demasiado por la pendiente, dispuestos a tirar de mí siempre que lo necesitara. Mi agenda nunca había estado tan ocupada, llena de todo, desde cenas informales hasta pequeñas escapadas a varias ciudades.

Y aunque amaba a mis amigos, no podía escapar del hecho de que yo era la quinta rueda. Intentaban reprimir su comportamiento acaramelado cuando yo estaba cerca, pero todavía había un límite de felicidad que podía tomar a la vez.

Sin embargo, en general, mi vida era buena... si ignoraba el enorme agujero con forma de Jungkook en mi corazón.

Ah, y el hecho de que mi acosador no se había ido.

Luca y Ollie se habían quedado conmigo el tiempo suficiente para enterarse de la... situación. Un poco difícil ocultarlo dada la frecuencia con la que habían llegado las cartas. No habían necesitado las habilidades de detective de Ollie, sólo mi estúpido trasero dejando una de ellas a un lado.

SIN ARREPENTIMIENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora