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“...No había más causa que mi deber, hasta que mi mirada te encontró más allá de los versos...”

   Entrando en la alcantarilla, saliendo del túnel principal, llega hasta el centro del lugar, donde se encuentran más caminos por tomar. Igual que hace más de trescientos años, seguía siendo un lugar indicado para ocultarse.


—¿Se supone que debemos esperar o...?

—Siganme. —Carlisle toma el camino a otro de los túneles, tan seguro de la dirección como quien construyó ese espacio. Edward y Emmett lo siguen de cerca, uno preguntándose mil cosas sobre la situación, mientras que el otro intenta descifrar los vagos recuerdos que se escapan de la mente de su padre.

Al final del túnel, se encuentran con un muro de ladrillos sin gracia ni gloria, sólo está allí. Y Carlisle se le queda viendo de una manera que nadie puede describir.

—No entiendo nada. —Emmett murmura hacia Edward, quien tampoco estaba entendiendo lo que estaba pasando. Se suponía que estaban allí en busca de alguien.

—Han pasado demasiados años. —Carlisle coloca una mano contra la pared, cerrando los ojos antes de suspirar con melancolía y angustia. —¿Podrás perdoname? —pregunta en un susurro íntimo, haciendo que al segundo siguiente la pared de ladrillos caiga en pedazo al colocar un poco de fuerza contra ella.

Y lo que revela la capa de polvo luego de desvanecerse, hacen que Emmett y Edward se sientan aún más confundidos.

Es un ataúd con una enorme cruz de madera acostada sobre el, tallada a mano al igual que la cruz que se encontraba en casa, la cual había pertenecido al padre de Carlisle.

Dando un paso adelante, Carlisle siente un nudo en su garganta, tragando el miedo y la inseguridad cuando levanta la cruz que él mismo había tallado hace tantos años. Era algo que se hacía en la familia cuando tomabas el cargo de pastor, él aún conservaba la de su difunto predecesor. Era lo único que había tomado antes de marcharse de ese lugar, sin despedirse de su padre. Nunca podría aparecer frente a él luego de haberse convertido en vampiro, sería algo más horrible que haber muerto.

Colocando la cruz en el piso, sacude un poco del polvo en la tapa del ataúd, llevando las manos al borde para abrirlo. Sin embargo, antes de hacerlo, toma una gran respiración (aunque no necesite respirar) para calmar sus nervios. Sabía la respuesta a la pregunta que había hecho hace unos segundos, pero reconoce que no tiene otra elección más que enfrentar lo que por tantos años evitó. Por su familia, por la seguridad de cada uno de ellos, de sus amigos, de incluso los lobos que estaban de su lado arriesgando sus vidas por ellos.

Levantando la tapa, Emmett y Edward se acercan, tan curiosos como espantados cuando ven en el interior del ataúd.

—Carlisle... —ni siquiera saben qué decir.

En el ataúd yace un cuerpo de apariencia demasiado fresca para la cantidad de polvo que había sobre la madera. Sin embargo, no es eso lo que más le sorprende a Edward y Emmett -o al menos no lo único-, sino la empuñadura de la daga que sobresale de su pecho; más específicamente clavada en su corazón.

—¿Qué es esto? —repentinamente todo aquello se había vuelto demasiado sombrío.

—Nuestra última esperanza. —Carlisle dice, pero su voz tiembla con inseguridad. Aún así es lo de menos, incluso ahora Edward tenía demasiadas preguntas.

Con una mano que duda, Carlisle toma la empuñadura de plata adornada con algunos diseños de ángeles, antes de sacarla con fuerza del cuerpo, dando un tirón hacia arriba que sorprende incluso a los otros dos vampiros. Pero, no es lo más impresionante que verán esa noche, sino el levantamiento del cuerpo tal película de Drácula.

"Vulturi" | Carlisle Cullen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora