Capítulo Treinta y Seis: El Poder de Byron

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Nayla toma a sus guardianes, quienes apenas pueden mantenerse de pie, y se aleja con ellos de un salto. Byron mira con desprecio a los ojos rojizos y al cuerpo oscuro de Nébula, observa también que cuatro hombres salen hacia la cubierta del submarino, él conoce muy bien sus caras, son las mismas que vio en sus amigos aquella noche oscura. El recuerdo hace que apriete sus puños, dejando ver toda su ira.

—Aun lo recuerdas ¿no? —dice Nébula, intentando provocarlo, con sus hombres alrededor, riendo al sentirse superiores.

Byron sin dar una respuesta, usa su magia para volver a su cuerpo ligero como una pluma, vuela de un salto y se vuelve duro como el metal al momento de atropellar a uno de los gañanes con sus músculos, fracturando sus costillas y tirándolo al mar ante la mirada estupefacta de los demás.

Otro de los bandidos intenta imitar sus hechizos, se vuelve ligero al momento de moverse, y una piedra en el segundo del impacto, aunque Byron lo esquiva y lo deja inconsciente de un duro puñetazo en la cien. Antes que los dos hombres restantes intenten algo, él les arroja encima a su compañero caído, tomándolo de una pierna lo lanza con la fuerza de un tifón, y los tres caen al agua como si fueran costales.

—Dijiste que sería un gran reto vencer a tus cuatro hombres de elite —dice Byron—. Y no duraron ni cinco minutos en batalla.
—¿Tus amigos si lograron darte pelea no?
—El dolor que siento en el corazón es mucho mayor al que puedan provocarme tus burlas. Además sé que sólo podes tomar un alma vacía como recipiente una sola vez, ya no podrás hacerlo nunca. Tomaré tu vida ahora y será para siempre.

Se tira hacia Nébula, cortando metros de distancia en un segundo, extiende su puño justo hacia el punto entre sus ojos, en ese instante Nébula se desvanece, volviéndose tinieblas.

—Tienes razón, no puedo volver a la vida —dice él, a la vez que emerge de las mismas tinieblas—. Pero mi magia oscura me permite hacer mucho más.

Los cuerpos de los cuatro subordinados comienzan a levitar frente a ellos, convulsionando hasta encontrar la muerte. En las manos de Nébula, aparece entre sombras uno de los libros prohibidos, hecho de piel humana, con letras de un idioma perdido escrito con sangre. De sus labios comienzan a salir palabras alborotadas en una lengua extraña, Byron intenta intervenir, pero una onda expansiva lo obliga a permanecer en su lugar.

Byron desconoce lo que antecederá, con ese libro cualquier pesadilla se vuelve tangible. Aparece una grieta oscura en el medio del aire, como si se desquebrajara la realidad, entonces se expande, y la grieta se vuelve un portal, del que emana un helado viento y múltiples gritos de tormento, que llegan a las casas y atraviesan las paredes, dándole escalofríos a los pobladores.

De este vórtice escapan los dedos lánguidos y amarillentos de una criatura, que tira con fuerza de las paredes del portal para poder pasar, asomando su cara, la que tiene forma de un cráneo humano, cubierto de sangre, bramando rugidos de espanto que hielan el temple, mostrando sus ocho extremidades como si fuera un arácnido, pero de un tamaño mórbido y completamente hecho de huesos.

—Ese portal era del mismo infierno —dice Nébula, buscando provocar su miedo—. Y la criatura que estás viendo es un demonio, se llama Osseum Daemonium
—Sacrificas a tus compañeros para invocar demonios —responde Byron—. Realmente no imaginé que tuvieras tan poco sentido del honor.
—Suficiente charla.

La bestia ataca a Byron, intentando aplastarlo con sus manos como si fuera un insecto, superando su velocidad el marinero lo esquiva, surcando el aire logra levitar regulando el peso de su cuerpo. Sabe que no debe mirar a la criatura directo a los ojos, ahora esta alimaña lo mira a él, escala sobre el aire el su búsqueda, trepando sin dificultad en los vientos.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2024 ⏰

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Nayla, Amor, Magia y AventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora