La verdadera primavera

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↺ ٭᭄˙∘. 𓏲˚◌ ˒ ܀•↻
𝑁𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑒𝑣𝑖𝑡𝑎𝑟 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑟 𝑒𝑛 𝑡𝑖, 𝑐𝑎𝑑𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑎𝑛𝑜, 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑎𝑣𝑒𝑟𝑎, 𝑜𝑡𝑜𝑛̃𝑜 𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑖𝑒𝑟𝑛𝑜, 𝑝𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟, 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑣𝑒 𝑦 𝑞𝑢𝑒́𝑑𝑎𝑡𝑒 𝑒𝑛 𝑚𝑖𝑠 𝑏𝑟𝑎𝑧𝑜𝑠, 𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑣𝑎𝑙𝑙𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑙𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑎𝑛̃𝑜.

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─ No quiero ─ apartó su rostro, su cara en una exageración completa del disgusto, aparte de narcisista y bonito era un maldito caprichoso.

─ Satoru, me pediste especialmente que te diera de comer en la boca ¿y ahora rechazas la comida que te ofrezco?

─ ¡No me gusta esa comida! ─ su voz seguramente resonó en cada pasillo de este condenado hospital.

─ ¡me dijiste que te gustaba la avena!

Se quedó en silencio, mirando el infinito seguramente.

─ ¿apoco yo dije eso?

Este maldito infeliz caprichoso presumido gasparin.

─ ¡Por supuesto que si! Hablaste durante tres horas de lo mucho que amabas la maldita avena, ¡tres horas completas!

─ ¿con esa boca besas a tu madre guapo?

Me quedé callado, ¿que tan malo es contestar las provocaciones de un atractivo berrinchudo, con sentimientos, caprichoso y muy humano? Yo digo que en una escala del 1 al 10 es un 16 muy bien merecido.

─ Con esa boca te voy a besar para que te calles y comas.

Pero tengo un honor que defender.

Vi como se callo inmediatamente, bajo la mirada y se acercó tomando de la avena en completo silencio, rojo como un tomate y por lo visto muerto de vergüenza.

¿Este loquito que habla hasta por los codos se había sentido avergonzado por esa simple frase?

Huele a dominable.

Un golpeteo en la puerta me saco de mi ensoñación, la puerta se abrió dejando ver a haibara; su brillante sonrisa era lo más obvio y detrás de él un chico rubio con cara de no querer estar hay.

─¡Satoru! ─ camino de forma emocionada, inmediatamente me aparte casi como reflejo ─ ¡Nanami vino hoy! ¿No sería un buen día para salir?

Mis ojos viajaron a Satoru, su rostro mostro un breve rastro de emoción que no supe identificar para después poner esa sonrisa brillante.

─ ¡Por supuesto! Deberías invitar a yuta y toge de paso.

Hai asintió de forma rápida y emocionada, caminando en dirección a la puerta cerrandola cuando salió, pero mis ojos solo seguían enfocados en Satoru, su sonrisa desapareció una vez el "click" de la puerta sonó suspirando de forma pesada para después pararse.

─ Satoru ¿te sientes mal? ─ volteo a verme de inmediato, había olvidado que yo estaba hay ─ si es así como tu médico deberías quedarte en tu habitación, se que tus amigos entenderán

─ No me siento mal.

Su voz firme me alarmó, su seriedad igual, algo no estaba bien.

─ Satoru, solo te lo estoy recomendando.

Camino hasta su armario, saco unas gafas de sol y una chaqueta. Parecía estar temblando, parecía que iba a llorar en cualquier segundo.

Ojalá lo hubiera notado.

Cuando Hace FrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora