Él y yo

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Te metiste en mi piel tan hondo llegando a mis huesos incluso, como si de lluvia fresca se tratara apagaste las llamas de todo lo malo, te amo, como no amo a nadie más, te espero, como nunca esperare a nadie más.
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Llegue al punto de creer fielmente en los aliens al ver el comportamiento del Albino complicado que últimamente estaba muy calmado.

¿En donde estaba mi Satoru y quien era este desconocido?

No sólo eso, un muro invisible se planto en medio de nosotros.

No me gustaba, ni un poco, ni por un instante me gustaba esta clase de distancia tan agotadora habida entre nosostros dos.

A este punto me había acostumbrado a sus pláticas incoherentes y extrañas, sus estupideces cada una más loca que la anterior, su inestable humor negro y su método tan raro de consolar. Solo me quedo preguntarme ¿habia hecho algo mal? ¿De casualidad ya no me quería con él?

Eso me estaba empezando a afectar, incluso más de lo que imaginé.

Aun estando agotado procure dar lo mejor de mi, incluso si mi único paciente parecía incómodo con mi presencia.

De nuevo, preguntarle no era una opción, es más, preferiría sepultarme vivo antes que hacer algo como eso.

Apreté la carpeta entre mis manos, la peor decisión para un medico era encariñarse con su paciente, lo sabía y sin igual aquí estaba. Mis manos tomaron el picaporte de la habitación, no sé si para mí mala o buena suerte en vez de unos cabellos blancos me recibieron unos castaños bastante familiares.

─ Hola Yu ¿y Satoru? ─ mire la habitación de forma distraída, parecía mucho menos viva que antes.

─ ¿Satoru? Está en su cita con psicología, supongo que venías a avisarle, yo venía a lo mismo pero sorprendentemente tomo la iniciativa ─ se veía mucho más cansado y delgado de lo usual, tal y como si tuviera  gravado en la frente la palabras "estoy enfermo" escrito en mayusculas y color rojo.    

─¿Estás bien Hai Hai? ─ tome su mejilla pálida en mi mano ─ últimamente te ves más...

─ ¿Enfermo? Lo se, es inevitable, ¡Físicamente no estoy bien! Pero eso no significa que esté muy mal, al final se que todo saldrá bien, tanto para satoru como para mi.

Nunca había visto a alguien tan positivo como haibara, genuinamente era motivador, su forma de ver la vida era preciosa,alejada por completo de las circunstancias y desgracias que era la leucemia.

─ ¿Que te ha dicho okkotsu? ¿Es tu médico verdad?

Sus ojos brillantes parecieron relucir incluso más.

─ Los exámenes aún no llegan a si que, solamente queda esperar, pero estoy bien, no hay de que preocuparse ─  rápidamente nego, sus manos se movieron en el aire apresuradamente ─  Además, a mí aún me falta casarme con mi panaderito.

Sus palabras estaban llenas de felicidad, como si la sola idea de casarse con él lo hiciera feliz como nada en el mundo.

─ ¿Aún no te da la joya? Con tanto amor que se les nota juraba que mínimo ya te hubiera dado el anillo ─  su sonrisa volvió a brillar en el ambiente, completamente feliz nego con la cabeza.

─ Aún no, es cierto que al ser su propio jefe le va bien pero, bueno, un hospital de estos no es tan barato ─ ya estaba listo para disculparme cuando me interrumpió ─  pero satoru me ha ayudado mucho, al menos la medicina no se me cobra ¡Y menos mal! Esas pastillas y inyecciones son carísimas.

Cuando Hace FrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora