3. Camino al orfanato

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Miro con tristeza a Derek, quien se acerca para abrazarme. Deposita un beso en mi cabeza y afirma el rostro en mi cabello, inhalando el aroma a bebé que tiene. Yo entierro mi cuerpo en su pecho, sintiendo sus músculos mientras me rodea con los brazos.

- Nos veremos por ahí, linda.

- Mhm.

Se separa y me sonríe, gentil. Trato de sonreirle de vuelta, pero no puedo hacerlo, porque me da muchísima pena que se vaya. Dios, le tomé cariño, me apegué a él. No debí hacerlo, yo sé, pero, ¿cómo evitarlo, si no tengo papás ni a nadie en quién confíar?

- Estarás bien, linda. Ahora te llevaran al orfanato. 

- ¿Quién?

- Yo.

Volteo hacia Aaron, quien tiene sus ojos fijos en mí. Serio, imponente, indiferente. Alzo las cejas al escucharlo, como preguntando si es sarcasmo. Por supuesto, sé que él no suele ser sarcástico ni bromear, es muy serio.

- ¿Por qué?

- Porque puedes escapar, Cassie, por eso. Sé que los agentes del gobierno no van a saber controlarte o cuidarte.

- ¿Y usted sí?

- Sí, Cassie, aunque no lo creas.

Hago un gesto de indiferencia y volteo hacia Derek, quien me mira con cara de "ay, tontita". Alzo las cejas ante su mueca.

- Adiós, Derek.

- Nos vemos, linda.

Besa mi cabeza otra vez y luego me da un ligero empujón hacia Aaron, quien no se inmuta ante nuestros gestos o despedidas. 

Luego de despedirme con la mano de Derek sigo a Aaron, quien me mira mientras caminamos. No pienso huir mientras dos agentes tengan su vista de halcón sobre mí, listos para correr tras de mí a penas de un paso en falso.

Pronto llegamos a un auto negro y grande, el clásico del FBI. Aaron abre la puerta de atrás, y yo lo miro con algo de incredulidad.

- ¿Atrás? No soy una niña pequeña.

- Cassie, sube.

Ruedo los ojos, pero me subo al asiento de atrás. Cierra la puerta y rodea el auto, sentándose en el asiento de conductor. Enciende el motor y partimos. Yo solo miro por la ventana, cansada y con ganas de acurrucarme en el pecho de alguien mientras acaricia mi cabello.

Afirmo la mejilla en la puerta, sobre la ventanilla. Está helada.

- Cassie.

Miro a Aaron, quien tiene los ojos en el camino, pero sé que está pendiente de mí.

- ¿Qué pasa?

- Has estado siendo irrespetuosa.

Es un comentario al aire, no me lo reprocha, pero sé que va a regañarme o que quiere hacerlo. Me muerdo el labio inferior, mirando mis manos y jugando con ellas. Luego regreso la vista hacia él.

- Lo sé. ¿Sirve de algo que pida disculpas?

- Siempre sirve de algo, Cassie, pero aún así tenemos que conversar. Probablemente no es mi asunto regañarte o encargarme de ti, pero me importa. Y necesitas saber que eso no estuvo bien, y sé que eres consciente de ello.

- Perdón. En serio lo lamento, Aaron, es que no sé... no sé cumplir órdenes ni portarme bien todo el tiempo. Jamás tuve que hacerlo.

- Acepto tus disculpas, Cassie. Pero sabes que tienes que cambiar tu comportamiento o estarás en problemas mucho peores de lo que crees.

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