13. Un desastre

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Espero a que papá se vaya a una reunión para bajar las escaleras que dan a las demás oficinas. Voy hacia la puerta de vidrio y salgo por ella, caminando hacia los ascensores. No va a pasar nada malo, ¿cierto? No me alejaré mucho y papá estará suficiente rato en la reunión como para no notar que me fui.

Subo al ascensor y aprieto un número cualquiera. Entro en ese piso y solo veo cajas amontonadas por ahí. Se ve todo polvoriento y abandonado, así que decido meterme por un rincón. Hay una puerta cerrada.

"Forcejeo" con la puerta hasta que se abre. Estaba un poco apretada, pero sin cerrojo, así que no fue difícil y no me tardé mucho. Al otro lado hay un escritorio, algunas cajas, una silla negra, entre otras cosas. Hay polvo y una ventana mugrienta, por la cual a penas entra la luz del sol. 

Me siento en la silla, pongo los pies sobre el escritorio y abro uno de los cajones que al inicio se traba. Dentro hay algunas carpetas, todas vacías y polvorientas. Hay un libro escrito por, nada más y nada menos, que David Rossi. En el cajón de abajo hay una botella de whisky con menos de la mitad, informes aburridos, migajas de pan y una bolsita de avellanas a medio comer.

Abro el libro del agente Rossi. Me gusta leer, y si esto es de asesinatos y psicología...



Cierro el libro y lo dejo en el mismo cajón. Los cierro y me acomodo en la silla, mirando por la ventana polvorienta y gris. 

Escucho pasos y ruidos fuertes. De pronto, un grito resuena en el cuarto lleno de cajas.

- ¡Cassie!

Miro la puerta. Me levanto, apurada, y voy hacia allá. Olvidé por completo que estoy en la oficina de papá, no en un lugar apartado del mundo. Abro la puerta y me encuentro con Spence.

- Cassie, por Dios. Tu papá te ha estado buscando por mucho tiempo, tuve que quedarme para buscarte y Hotch se vuelve loco. Tuvimos que subirlo al jet a empujones.

Lo miro con arrepentimiento.

- No creí demorarme tanto, solo quería explorar un poco y me encontré un libro de Rossi. Perdón. Lo leí, me entretuve mucho, se me pasó el tiempo y... lo siento.

- Cass, estuvo mal. Te desapareciste de la oficina de tu padre. Vamos, hay que volver ahí y me quedo a vigilarte. Trabajaré desde aquí, vigilando que te quedes en tu lugar, Cassie Hotchner. Andando.

Su mano se extiende y sujeta la mía, llevándome hacia la oficina de papá otra vez. Jack está allí, con los ojos cerrados y la respiración pesada. Se debió quedar dormido por el aburrimiento o algo así, pero de que está durmiendo, lo está. Una sensación extraña se instala en mi pecho.

"¿Y si le pasaba algo por mi egoísmo? ¿Y si se hacía daño porque no supe ser una buena hermana mayor con él? Es solo un niño, Dios, no debí dejarlo así."

Mis ojos se llenan de lágrimas, haciendo que vea borroso. Siento mi corazón palpitando en mis oidos, así que aprieto los puños con fuerza para mantenerme en el presente.

- Cass, ¿qué pasa? - Spencer pregunta, nervioso y preocupado. Sus manos se posan en mis hombros, sujetándome para mirarme.– Tu respiración es irregular. ¿Qué sientes?

- Yo no debí dejar solo a Jack. Sería mi culpa si a él le pasa algo, si-

- No, Cassie. No es tu culpa. Eres solo una niña, ¿de acuerdo? - su tono es firme, pero gentil. Yo asiento con la cabeza.– Con palabras, Cassie.

- De acuerdo.

- Ahora, quiero que respires conmigo. Inhala despacio por la nariz, exhala por la boca. Con calma.

Hago lo que me pide. Poco a poco me relajo, viendo con claridad, y mi corazón deja de palpitar como si acabara de correr una maratón. Spence pone sus manos en las mías y da un leve apretón.

- ¿Cómo te sientes ahora?

- Uhh... Siento un dolor en el pecho, pero por lo demás todo bien.

- Bien. Respira, tranquila. No pasó nada, ¿de acuerdo?

- Sí, señor - murmuro.–

Sonríe un poco, poniendo los ojos en blanco.

- No me digas señor, no soy tu papá y tampoco soy viejo, no es necesario que me trates de esa forma, ¿vale? 

- Mjm - asiento lentamente.–

- Eso es - me da un beso en la frente.– 

Recoge una chaqueta y un bolso y le da un beso en la frente a Jack. Luego me despeina, pasando por al lado, y se va a no sé donde. Al poco rato viene Penélope, con sus ropas extravagantes y un peinado desordenado por la caminata por la oficina.

- Vamos, chicos, los llevaré a mi cueva y sé que estarán muy cómodos ahí. Cass, ¿por qué no recoges sus cosas y yo cargo a Jack?

- Sí, señora.

Tomo la mochila de Jackie y espero a que la tía Penélope venga con él entre sus brazos, acunandolo como a un bebé. Nos lleva hacia una oficina llena de computadoras y objetos coloridos, como lápices, pequeños muñecos, entre otras cosas. Spence está ahí sentado y me sonríe. Hay dos sillas, en las cuales recuestan a Jack, y yo pongo la mochila en el suelo.

- Déjame conseguirte una silla, ¿de acuerdo, guapa?

Miro a tía Penélope, quien me sonríe con dulzura y se va en busca de otra silla para mí. Un poco sonrojada, me quedo en mi lugar. ¿Guapa? Dios, suena muy lindo oirlo de su boca. Sonaría lindo de cualquiera, pero ella no es perfiladora así que no sabe que lo necesito y no tiene cara de mentirosa.

Espero a que regrese con una silla y me siento en ella, jugando con mis uñas. A veces quisiera pintarmelas, pero no quiero pedirle a Aaron que me compre cosas. Y no suelo hablar de lo que me gusta tampoco, no estoy tan cómoda aún. Aparte, no es como que me pregunten a diario lo que quiero.

- ¿Cass?

Jackie acaba de despertar. Lo miro con cariño.

- Sí, aquí estoy.

Me acerco un poco para tomar su mano y él forma una leve sonrisa. En eso, García recibe una llamada.

- Dime qué necesitas, hombre de chocolate.

- García, soy Hotch.

- Oh, hola, señor. Creí que era Morgan.

- Es su celular, sí. ¿Reid está contigo?

- Sí, el chico maravilla y tus pequeñuelos están aquí conmigo. Jack acaba de despertar de su siesta y Cassie está con él.

- Hola, Hotch - Spence saluda.-

- Reid. ¿Finalmente encontraste a Cassie, eh?

Spence me mira y hace una leve mueca de disculpa. Luego, voltea hacia el altavoz.

- Sí, estaba en el piso abandonado del edificio. La encontré en una de las antigüas oficinas, la que creíamos estaba cerrada, pero aparentemente no lo estaba. Quizá sea mejor que te cuente los detalles cuando vuelvas.

- Sí, por supuesto. ¿Cassie?

Levanto la mirada del suelo, como si pudiera ver a papá. Casi siento su ceja levantándose de forma intimidante y severa. Trago saliva.

- ¿Sí, señor?

 - Hablaremos cuando vuelva.


[Hola, personitas. Disculpen la tardanza, estuve hospitalizado :") y no podía actualizar. Intentaré estar más activo de ahora en adelante.]

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