Capítulo III - invierno

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Capítulo III
Invierno

La reina Anna les había dicho a los guardianes que su hermana estaría con ellos al día siguiente, calmando sus expresiones dudosas al confesar que Gale, el espíritu del viento, llevaría con él la nota hasta su hermana. Los guardianes no terminaban de entender bien como funcionaban las cosas en ese lugar, lo que si tenían claro era que el tiempo se estaba agotando, aún con la rapidez en la que había sucumbido todo hasta terminar en dónde estaban, se encontraban muy lejos de su objetivo y la navidad en cambio estaba cada vez más pronta.

Los guardianes habían pasado la noche en palacio, los reyes personalmente se empeñaron en atender a sus invitados, guiandolos por palacio hasta las alcobas que habían preparado para ellos. Olaf en cambio disfrutaba la compañía de nuevas personas, le emocionaba en especial el hada que revoloteaba por todos lados, de unos colores tan vibrantes y vivos como la primavera.

Esa mañana los ocho personajes esperaban con paciencia la llegada de la antigua reina en el salón principal, mientras Olaf contaba otra de sus historias, que aun plagadas de exageraciones y algunos cambios, no estaban exentas de verdad.

- (...) Entonces Anna se volteo y estampó su puño en el rostro de ese tal Hans de las islas del sur hasta hacerlo volar fuera del barco - las gesticulaciones de Olaf igualaban a las expresiones de Meme, dándole un toque más real a su historia, el muñeco de nieve poseía un carisma sin igual - y así se hizo justicia

Por otro lado la reina se removía nerviosa en su lugar esperando la llegada de su querida hermana mayor. Elsa venía regularmente a verla a ella, a Olaf, Kristoff e incluso a Sven, eran su familia después de todo. Pero últimamente no se había aparecido por el reino, Anna sabía muy bien que eso se debía a su trabajo como el puente entre este mundo material y el espiritual, eso fue lo que la llevó a creer inmediatamente las palabras del viejo guardian, si Elsa no la había visitado en tanto tiempo era porque algo extraño pasaba y necesitaba ayudarla.

Las puertas de palacio se abrieron, el vocero, encargado de dar aviso de la llegada de algún noble, dió aviso inmediatamente de la llegada de la antigua monarca. Todos en el salón se tensaron de alguna manera; Kristoff sabía que Elsa colapsaría, sin importar que plan elaborara su esposa para frenar el temperamento ansioso de su hermana, le dedicó una mirada a Anna que no paraba de balancear angustiadamente su pie derecho, nerviosa, no había elaborado el mejor de los planes para soltar paulatinamente lo que pasaba realmente, ni siquiera tenía uno real.

Los guardianes en cambio sentían una emoción indescriptible. No, no estaban eufóricos por conoce a quien le habían adjudicado tanta gloria y proesas, sino más bien a quien podría ayudarlos y guiarlos en las imágenes que el hombre de la luna les había mostrado. Pero entre todos los guardianes había uno que albergaba unos deseos un tanto distintos a sus pares, sentía curiosidad. Jack no conocía de nada a la antigua monarca, Elsa, más que las fantasiosas historias que su helado amigo les había contado, y justamente ese muñeco era lo que lo hacía dudar. Un humano con poderes.

Con sus poderes.

Anna alisó repetidamente sus hebras con sus manos con la esperanza de disipar la ansiedad, sus impulsos otra vez la llevaron a meter la pata y ahora ya era demasiado tarde para remediarlo. Era un plan brillante, claro que lo era, Anna era muy inteligente y perspicaz, pero también muy distraída. Le había enviado una nota a su hermana afirmando que un "guardian" iba a traer el invierno a Arendelle en su lugar, era un plan brillante, nada que espantara a Elsa, era simple: el muchacho que decía ser guardian del invierno solo tenía que confirmar sus dichos para mantener a su hermana en Arendelle, junto a ella. Pero Anna había olvidado una pequeña parte en su plan, no había hablado con Frost.

El Secreto De Los Guardianes: El Quinto Espíritu / PRIMERA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora