Capítulo XII - Horas

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Capítulo XII
Horas

Conejo, Olaf y Anna corrían a través del bosque encantado, esquivando con gracias las ramas y piedras que aparecían por el camino, tras ellos las frondosas copas de los arboles caían dando paso a enormes figuras de rocas.

- ¡Brillante! - se quejaba Aster

- ¡Pero están vivos! - se defendió Anna jadeante por el esfuerzo

- ¡Eso ya lo sabíamos! - gritaba el guardian mientras esquivaba una rama

- ¡No estábamos seguros de eso! - sus escusas y tono agudo solo molestaban más a Aster

- ¡Lo entenderé mejor cuando sea mayor! - gritaba Olaf mientras sus pequeños copos que llevaba por pies se balenceaban con rapidez

- ¡No hay nada que entender! - grito Bunny sin entender él las palabras de Olaf - ¡Solo corre!

- ¡Eso intento, eso intento! - jadeaba

Los gigantes iban tras el grupo mientras ellos corrían de estos, la reina los había despertado y por alguna razón, confundidos, los perseguían ahora en busca de eliminarlos. Inmediatamente Anna sintió un agarre firme y reconfortante por su cintura que la levantaban, volteo la mirada encontrandose con los ojos mieles de su esposo.

- ¿No puedo irme unos minutos sin que te pongas en peligro? - cuestionó divertido, Anna tomó asiento al lado de él en el trineo - ¿Que sucedió ahora?

- Quería asegurarme que estuvieran vivos - exclamó en voz alta para ser escuchada, Kristoff trataba de alcanzar a Olaf

- Son espíritus, amor - el rubio agarro al helado muñeco de la solapa para sentarlo en la parte de atrás del trineo

- ¡Kristoff, Sven! - exclamó aliviado Olaf una vez recuperó el aliento - ¡Falta el canguro!

- Vamos por él - susurró para luego afianzar el agarre de Sven - ¡Vamos amigo, más rápido!

Aster vio el trineo que venía tras él, tras este estaban los gigantes aún siguiéndolos, habían comenzado a levantar rocas de tamaños considerables para lanzarlas. Conejo nunca imaginó sentir tanta alegría por ver un trineo, se subió a este de un brinco.

- ¡Ahora qué! - inquirió ya arriba

- No lo sé, Elsa es el puente - grito Anna en respuesta

De pronto Sven se detuvo de golpe, el trineo y el reno resbalaron por el piso nevado, pero finalmente lograron detenerse frente una gran columna de fuego violeta, voltearon a ver a los gigantes que ahora se alejaban del lugar sin motivo.

- ¡Excelente! - exclamó la reina saltando alegre en el trineo

- ¿Acaso me perdí de algo? - inquirió Conejo mientras veía la columna crecer con fuerza y desproporción

- ¡Es Bruni! - gritaba gustosa - alejamos a los gigantes y encontramos a Bruni, matamos dos pájaros de un tiro - sonrió

- Ahora solo hay que ver cómo lo detenemos - dijo Olaf mientras se empezaba a derretir

- ¡Oh, Olaf! - exclamó Anna preocupada - Kristoff debemos salir de aquí - suplicó

- No se diga más. Sven, vamos amigo - pero el fuego ya los había rodeado

- ¿Qué haremos ahora? - los ojos de Anna eran vacilantes, llenos de temor

- Prepárense - fue lo único que alcanzó a decir Aster antes de saltar del trineo y zapatear dos veces en el piso con su pata

El Secreto De Los Guardianes: El Quinto Espíritu / PRIMERA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora