XI.- Los Hale

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— Creo que ahora ellos son los que se murieron. — se burló Joel mientras trataba de ocultar los nervioso que estaba.

— Nah. Todavía no pasan al otro mundo. — le dijo Stiles mientras revolvía su cabello.

— Yo creo que les está por dar algo. — dijo Jan, castaño de ojos verdes de veintinueve años.

— Mica creo que les configuramos el cerebro. — le dijo Hugo, castaño de ojos cafés de veintitrés años.

— Solo están asimilando lo que está pasando y más bien les reseteamos el cerebro. — le contesto Stiles tomando en brazos a la pequeña Amelia de cinco años, la pequeña cachorra pelirroja de ojos verdes. Hija de Vera (azabache de ojos verdes de veintiséis años) y Lucía (pelirroja de ojos verdes de veintisiete años).

— ¿Ellos son Derek, Peter y Cora? ¿Dónde está Malia? — le preguntó en un susurró Sergio mientras se aferraba a la mano de su padre Jan mientras que Nil sostenía la mano de su otro cachorro, Jorge de ocho años, castaño de ojos azules.

— Eso parece, o bueno es a quienes hemos visto todos estos años. — dijo Oliver mientras sostenía la mano de su padre Aster mientras Darío cuidaba de sus otros cachorros: los gemelos, Daniela y Javier, ambos de cabello azabache solo que la chica tenía los ojos grises mientras que el otro es de ojos verdes, ambos de dieciséis años. Irene de diecisiete años, rubia de ojos verdes.

— Bueno... Déjenlos en paz. — se acercó a los Hale con una sonrisa cálida, tomó el rostro de Derek y lo acaricio con ternura — Ellos de verdad están aquí, recuperaron parte de su nada y ahora pueden hablar con ellos. — colocó su mano sobre el pecho del lobo — Sentirlos. Ese es el lazo que tienen, ellos son tus betas. — le dijo Stiles de manera suave.

Axel sonrió con cariño mientras Laura se emocionaba y lo movía de un lado a otro. Jaime rio levemente recordando lo paciente que era su yerno, ese chico merecía el cielo por soportar a su hija. En cambio, al ver a Stiles y Derek solo pudo sonreír con ternura, esos dos estaban destinados a estar juntos y más allá del lazo que compartían, su conexión era hermosa.

— Son tan tiernos. — le susurró Thalia a su esposo.

— ¿Debería de acercarme a papá? Creo que le va a dar algo. — dijo Joel con diversión mientras veía a su padre. Tenía suerte de que su hermana no estuviera ahí, la verdad no sabría como reaccionar, claro también dejando de lado a su hermano. No podía creer que su padre se olvidará de su hermanito.

Stiles sonrió y tomó las manos de Cora y Derek para después guiarlos a Thalia y Jaime. Laura estaba detrás emocionada, pero sabía que primero irían sus padres.

— Hola, mis cachorros. — dijo Thalia abrazando a sus hijos mientras Javier los abrazaba con cuidado. Al fin podía tocar a sus pequeños, sentir su calidez y su corazón. Había extrañado eso.

Laura no aguantó y se unió al abrazo.

Stiles sonrió con ternura y tomó a Joel de la mano y lo acercó a Peter.

— Vamos dense un abrazo. — les dijo Stiles mientras empujaba el menor hacia su padre.

— Oh mi cachorro. — dijo Peter mientras se aferraba al menor. No podía creer que ahí estaba su primer hijo, tan encantador y hermoso, seguía igual que la última vez que lo había visto con vida. No podía creer que eso estaba pasando.

Stiles les sonrió a la manada.

— ¿A dónde vas? — le preguntó Irene mientras Daniela se colgaba de la espalda del humano. El castaño hubiera caído al suelo de no ser por Javier quien lo sostuvo.

Esos chicos al igual que sus hermanos habían adoptado a Stiles como un amigo, hermano y confidente. El chico era increíble y supieron desde el momento en que lo conocieron que no se separarían de él.

— Tengo que ir por Malia y voy a decirle a la manada que no regresa al loft por unas horas.

— No puedes dejarnos aquí solitos. — se quejó Javier mientras se aferraba al brazo del mayor, aunque sea por un año.

— ¿Podemos ir contigo? Anda, di que siiiiiiii. — le suplicó Daniela sin bajarse de su espalda.

— ¿No quieren estar con todos? — le preguntó Stiles mientras suspiraba al ver como Irene y Javier se colgaban de sus brazos. Esos tres se comportaban peor que sus hermanos pequeños, pero tenía que admitir que le gustaba mucho la cercanía de los más jóvenes de la manada.

— Nop. Es aburrido, además Derek era de nuestra edad y ahora es mucho más grande es complicado llevarse con él como antes. — dijo Irene mientras levantaba los hombros.

Stiles suspiró. Sabía que ellos no querían enfrentarse al paso del tiempo, por el momento, así que los dejaría ser.

— Stiles. — fue detenido por un suave agarre en su brazo, el castaño se giró a pesar de estar aprisionado por los lobos — Gracias, de verdad.

Stiles sonrió y negó levemente con la cabeza.

— No tienes nada que agradecer, sourwolf. Ellos también se han convertido en personas importantes para mi, ahora regresa con los demás. Nosotros no tardamos en volver. — le dijo Stiles de manera suave.

Los cuatro jóvenes siguieron su camino fuera del loft. Stiles estaba realmente feliz de que ver a Derek, Cora y Peter así de contentos.

— ¿A dónde vamos? — le preguntó Irene mientras se subía en la parte trasera del jeep del castaño.

— Al centro comercial, la manada fue a desayunar.

— ¿Y no te invitaron? Estoy en contra de ese comportamiento. — dijo Javier mientras hacia un puchero. Él estaba sentado del lado del copiloto.

Stiles sonrió con diversión.

— Ellos me invitaron, solo les dije que llegaría un poco tarde.

— Idiota. — le dijo Daniela a su hermano mientras le golpeaba la cabeza.

— Auch. Eres demasiado agresiva, por eso no tienes novio.

— Creo afecta un poco que estuvimos muertos como por diez años. — le dijo Irene mientras veía su celular. El castaño ya les tenía celulares a los Hale para que estuvieran actualizados, jamás diría que Jaime le dio dinero de la bóveda secreta que tenía solo él.

Stiles no pudo evitar reír con todas sus fuerzas. Sí, definitivamente esos tres serían sus mejores amigos de ahora en adelante. 

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