La juventud de la noche no fue testigo de delirios por parte de la realeza, obligados a dormir para estar atentos. Los soldados de Estiria se levantaron con la señal de sus líderes de escuadrón, uno por cada cien guerreros. Se alistaron con las armaduras blancas de rebordes negros, el símbolo Le Fanu en el centro con los cascos alargados en boca, un pico con hueco en la zona baja.
Las alcobas reales quedaron vacías al cabo de una hora, justo con el roce solar con los muros, era la señal para estar alertas. Las princesas sobre el balcón, aguardaron por el movimiento enemigo estando vestidas para el combate, tanto Valentine como Larissa llevaban la armadura celestial réplica de su madre, la única diferencia era en el casco, el de la mayor poseía una línea horizontal en el visor mientras la otra, llevaba una "equis" los estilos habían sido marcados por cada una.
-Prima ¿pelearás solo con...? -Preguntó Larissa viendo de arriba hacia abajo- no quiero sonar ofensiva, pero ¿pelearás solo con ese vestido ajustado?
-Llevar ropa pesada no es mi estilo -Con su mano derecha, ajustó su coleta con una cinta roja- me siento más cómoda con este traje que ustedes me regalaron, no es para el combate, pero lo puedo recuperar de un solo chasquido, afortunadamente me dijeron su material, así lo mantengo intacto.
-Señorita Salacel -Dijo Valentine subiendo el visor para ver con detenimiento -quisiera preguntar... Esas tropas afuera ¿son soldados caídos a manos del conde?
A diez metros de la compuerta principal, el vampiro con Longinos en mano, esperaba acompañado de la monarca, vista al frente y dos mil ánimas con lanzas de punta negra, las cubrían acero en piernas, torso y cabeza, habían cinco sin casco.
-Me preocupa lo que haces -Mencionó Carmilla dando una mirada sobre los caídos- Gabriel, Asmodeo, Fenrir, Lucian... Cherubiel, no son los únicos contigo ¿verdad?
-Hay más -Dijo clavando la punta del arma sobre la nieve- sin embargo, tus tropas no coordinarían con mis espectros, tropezar esfuerzos sería perjudicial.
-Vladislaus, evitas mis consejos, no puedes seguir por...
-Primero tu pueblo, tu gente... No puedes ser una reina al pendiente de todo.
- ¿Olvidas que eres mi familia? Solo espero que éste poder no te domine más adelante -Ver aquellos ex-regentes le molestaba, Fenrir de pelaje azul oscuro con garras negras, hocico amplio y erguido en dos patas, a su lado Lucian, pelaje castaño con manchas grisáceas, sus garras púrpura con dientes blancos, diez centímetros más alto que los dos metros de Fenrir.Dentro de los bosques, los licántropos aguardaron la señal de los Alpha; entre ellos, en su forma humana, William sin su camisa y solo el pantalón de un material flexible, al punto de resistir el cambio a lobo, aguardaba, le acompañaba al lado derecho, sus siete hijos esperaban en silencio, solo, cuando a su izquierda, la nube púrpura tomó la forma de la demonio, fue que entendieron el mensaje, era hora.
-Ya llegan, señor Corvinus -Dijo la pelirroja enfocando su vista sobre los Lycarns aproximándose-
-Respóndeme, demonio ¿cómo tienes el control de Maximilian?
-Lamentablemente para él, sus instintos son superiores a su raciocinio, nada que unas doncellas no puedan solventar.
Los aullidos se acercaron por sus espaldas, William dejó escapar una risa, sabía que el ímpetu de los Lycarn era casi imparable, por ello dio la señal a los suyos con su brazo y, una única palabra emanó de su garganta llena de júbilo -¡Ataquen!
Las jaurias corrieron a toda velocidad, en cuatro patas con la vista al frente, el sol acompañó su arremetida, a la cabeza, los siete herederos Corvinus vieron como los "licántropos incontrolables" pasaron por la izquierda.
Carmilla los vio llegar, un paso al frente y gritó llevando su lanza al cielo- ¡Por nuestras almas!
El estruendo dentro del castillo retumbó en conjunto a los aullidos de afuera, las tres princesas saltaron del balcón a toda marcha mientras los no muertos del conde, avanzaron en primera línea para el choque, garras y lanzas se cruzaron mientras las cabezas de lobos y espectros volaron por los aires. William se detuvo al ver sus siete hijos adentrarse a la nieve, su instinto le mantuvo inmóvil por dos segundos.
El conde golpeó el suelo con su talón emitiendo desde el perímetro, mil cadenas de hierro negro que se fundieron sobre el firmamento, formaron una cúpula que se extendía por todo el sur del reino, los licántropos que no lograron pasar, chocaron contra la barrera con suma violencia, tanta que, del impacto, unos perdieron dientes, mientras otros obtuvieron huesos rotos.
-¿Qué hizo? ¿Desde cuando éste tipo puede hacer eso? -Mencionó William dando un puñetazo sobre la barrera, sintió como su mano retumbó con los músculos quebrándose, la cúpula obtuvo una línea sobre la zona que rápidamente se regeneró.
-Si me disculpa, corren peligro sus hijos -Velvet perdió su forma quedando en humo, un gas rosa incapaz de pasar por la cúpula, rápidamente recuperó su apariencia frunciendo el entrecejo- <<No es magia demoníaca, lo que me contó Mephistopheles era cierto>>.
Los espíritus se abalanzaron sobre los licántropos que tuvieron la desdicha de haber pasado, con sus garras partían en dos a sus atacantes, pero en números eran superados, diez a uno, una diferencia notada por la monarca que comprendió lo que debía hacer -¡Todos salgan! -Los soldados obedecieron dando un grito unánime, fueron por los ubicados cerca de los muros, mientras a solo unos pasos, los siete herederos Corvinus rodearon a las princesas, Salacel avanzó hacia el primero de ellos, Michael en su forma de lobo negro, golpeó un zarpazo contra la lanza roja, le sorprendió no haberla arremetido a fuerza bruta, se separó llevando sus patas traseras sobre el suelo y, se elevó en el aire de un salto, el contraataque de la pelirroja fue saltar sobre su costado izquierdo permitiendo que él se estrellara contra el suelo.
Larissa disparó de su dedo una chispa dorada sobre el pecho del sexto hijo Balmori, sin lograr hacerle daño, el licántropo de pelaje verde, el vello rizado como sus garras curvas, no logró evitar que su risa saliera por tal ataque, se mofó limpiando su pecho para luego dar un suspiro -Que buen masaje, enana colmilluda.
-¡Silencio! -Vociferó la princesa menor de Estiria comprobando las advertencias de su madre <<Si los Corvinus son inmunes a la magia ¿cómo un vampiro puede oponerse? >>. No tuvo tiempo para dudas, el quinto hijo, Regulus de pelaje gris con manchas negras, arremetió sobre la espalda logrando romper un trozo del metal celestial, ella giró con miedo sobre los ojos al verse superada, llevó su espada cerca del pecho perforando al lobo, éste se vio obligado a retroceder de un salto manteniendo la sonrisa sobre las fauces, a pesar del dolor, ver esos iris con tal emoción, llenaba su alma.
-Larissa, detrás mio -Dijo Salacel luego de dar una patada sobre Dominik, el segundo hijo, un golpe capaz de romper esa mandíbula ligeramente torcida a la derecha, él la recompuso con sus manos rugiendo del dolor.
Valentine saltó hasta juntar espaldas con su prima, con una señal de la mano le indicó a su hermana de hacer lo mismo, Larissa obedeció y cuando saltó, en el aire, el tercer hijo, Romeo se abalanzó con sus zarpas delanteras extendidas, al tocar la armadura, la lanza carmesí de la princesa perforó su cuello haciéndole perder el enfoque, cayó hacia el lado opuesto estrellándose de forma abrupta con la nieve, el arma salió de su cuello para regresar con la pelirroja un segundo después.
-Eres la única que vale la pena, prostituta de Drácula -Michael se mofó señalando a su hermano caído quién, recién se logró sentar tomando la herida de su cuello que lentamente se cerraba.
Están rodeadas, sabio sería que se rindieran -El primogénito adjudicó erguido en dos patas, los siete comenzaron a correr en círculos alrededor de las tres, ninguna pudo enfocar a uno en especial, solo a la expectativa del ataque que sucedió, Balmori rompió la cadena arremetiendo sobre la menor quien dejó escapar un grito de nervios evidenciado en sus manos temblorosas.
Cerca del perímetro frontal, monarca y conde despejaron la zona con sus armas mientras, la sangre que brotaba de los cadáveres, era llevada hacia el techo de la cúpula absorbiendo su esencia. El grito alarmó a los dos, la monarca dio media vuelta con su pulso acelerado, estaba cerca de llegar a los regentes licántropos, pero su mente era un caos.
-Asesina a los herederos -dijo el pelirrojo en un tono alto- luego tendrás las facultades para luchar.
-Te lo prohibo, esos dos te van a matar.
-Solo voy a darte tiempo, así que apresúrate.
-Vlad, no voy a permitir que ellos te... -Los iris rojizos del vampiro dieron un destello negro sobre la pupila, ella lo notó quedando muda.
-Lamento faltarle el respeto siendo usted la soberana y yo el conde, pero ¡Calla y obedece!
No hubo discusión, ella corrió en dirección a las princesas mientras él, voló hacia la barrera evidenciando como ésta estuvo a punto de ceder; aprovechando su impulso, golpeó sobre el pecho de Maximilian incrustándole sobre el terreno, William lo vio cambiando su apariencia, el lobo plateado de tres metros apareció -¿Trucos nuevos? No espero menos de un psicópata como tú.
El lobo blanco empleó su fuerza para morder el hombro del vampiro, recibió una amputación sobre el brazo izquierdo como repercusión, ambos se separaron recuperando sus heridas en un mísero segundo, los monarcas se colocaron uno al lado del otro, en dos patas listos para el ataque.
-¿Sólo? Que ganas tienes de morir -La seguridad que desprendió el lobo plateado le fue evidente al vampiro, quien guardó silencio mientras permitió que la oscuridad cubriera su cuerpo, se dividió en dos teniendo un cambio significativo, el de la izquierda, creció hasta los tres metros con alas de murciélago, un filo gris sobre las puntas, la esclerótica quedó en un negro mientras las pupilas en rojo, su rostro se desfiguró con las fauces de dientes triangulares en blanco, sin nariz y orejas puntiagudas, los pectorales se pronunciaron como toda su musculatura, los pies terminaron en pezuñas de tres garras rompiendo el calzado y cola en aguijón. El de la derecha, se mantuvo a los dos metros originales del conde pero dos cuernos blancos brotaron de los costados de su frente, sin curva completamente rectos dejando en la mitad, una llama roja, similar a su cabello el cual ardía con intensidad, la córnea se llenó negro mientras tres líneas rojas se plasmaron sobre mejillas, sus manos pálidas de garras gris, las alas sobre su espalda de oscuras plumas metálicas, la cola que brotó tenía una punta en cruz.
Una imagen que sorprendió al monarca Corvinus, parte de su ímpetu se perdió <<¿Qué mierda ha hecho este energúmeno?>>. A su costado, salió Maximilian corriendo siendo interceptado por el de apariencia vampírica, el demoníaco voló hacia William golpeando zarpa contra zarpa, garra contra garra siendo arrojado sobre el suelo <<Su fuerza física ¿Cómo me superó? ¡Se jodió, lo voy a matar! >.
De un salto, fue sobre el pecho de traje blanco recibiendo una perforación en la misma zona, con la mano libre, ambos golpearon sobre el rostro contrario, William perdió el hocico y un ojo, Vladislaus fue decapitado, sin embargo, el lobo no cantó victoria, vio con horror como desde el cuello, una nube negra emergió recuperando la cabeza, esta vez, tenía una sonrisa en el rostro.
-¡Ataca! Así es como ¡Justificamos nuestra existencia!
El monarca regeneró su rostro a los dos segundos cambiando ese miedo por ira, de una sola patada contra el suelo, llegó al lado de su enemigo lanzando un zarpazo sobre las costillas, así fue como recibió una amputación sobre su otro brazo, logró romper la mitad del torso, pero no veía avance, ambas heridas se curaron casi al instante y quien reía era él.
-¡¿Qué es tan gracioso?!
-Esa cara de confusión, asi es como lucía tu querida Amanda
-¡¿Cómo te atreves a burlarte de mi hija?!
-¿Hija? Pero si yo te entregué su cadáver ¿O ya lo has olvidado? -Mencionó al mismo tiempo que sus pupilas rojas ardieron en fuego.
El licántropo emitió un rugido desde los confines de su alma precipitándose al ataque, no quería saber nada más, solo destruirlo. Primero vino una patada sobre la izquierda, infructífera al ser detenida por la mano derecha, le siguió su puño izquierdo interceptado con la rodilla derecha, del impacto, los huesos crujieron, pero ninguno demostró dolor, sus anhelos eran superiores a sus lamentos físicos.
A diez metros, Maximilian perforó el pecho del vampiro a cambio de su corazón, con la mano en punta, el murciélago explotó el órgano con tanta precisión que le hizo tambalearse, un pulmón perdido no era equivalente. El lobo blanco dio dos pasos hacia atrás tardando un solo segundo para recuperarse de la herida, su enardecida mente volvería a enfocarse en el conflicto, con patas traseras sobre la nieve, aulló con tal potencia que los árboles atrás, temblaron con alevosía; el vampiro se elevó sobre el cielo enfocando la vista en el terreno donde yacía su enemigo, le bastó alzar su mano para conjurar una explosión quebrando el suelo, un cráter del cual emergió el lobo blanco, gracias a un salto alcanzó al vampiro mordiendo su brazo izquierdo, lo destrozó logrando cercenarlo con el hombro y sus huesos, sin embargo, en ese instante sintió un agudo dolor sobre su espalda, de un tajo con las alas, su columna fue partida en dos al igual que los músculos, el tren inferior quedó separado cayendo hasta el suelo, intestinos vejiga y estómago, mancharon la capa blanca desprendiendo el olor a mortecina. Una lucha sin fin, la extremidad inferior de Maximilian recuperó su torso, brazos y cabeza, el vampiro hizo lo propio con su extremidad rugiendo de ira.
Desde la lejanía, Velvet observó el combate notando como su corazón se había exaltado, un murmullo salió de sus labios -Padre... Tenias razón, son unos monstruos, siguen con vida a pesar de... <<¿Sólo cuando pierdan su energía podrán morir? >> -Pensó luego de entrar por una fractura de la barrera, la cúpula negra se cerró detrás de su vestido de encaje negro en solo dos segundos, su objetivo eran los príncipes, salvar a los siete de ellos era prioridad. No tardó en ver cómo eran ellos quienes estaban acorralados, Michael se precipitó perdiendo su brazo de un tajo de la zapatilla blanca de Carmilla, les sorprendió como no le superaban en capacidad física.
-¡Eres una -Adjudicó el lobo negro -anciana decrépita! No puedes estar a la par de un licántropo, a ustedes les encanta fiarse de la magia.
La reina no respondió, con lanza en mano, marcó una línea sobre el suelo dejando ojos atentos sobre los siete, aunque les había quitado brazos, torso y piernas, se recuperaban al instante -Lady Salacel -Musitó manteniendo flexionadas ambas rodillas; la pelirroja obedeció colocándose a su lado acompañando su arremetida. Monarca y princesa salieron disparadas en contra de los tres hermanos ubicados al frente, la punta de sus armas conectaron con las fauces, Carmilla logró someter con su fuerza los dientes, fueron quebrados pasando el filo hasta el otro lado, Balmori perdió la mitad de su cabeza brotando un chorro de sangre, su cuerpo cayó de espaldas al suelo provocando cinco rugidos llenos de ira, de frustración y sobretodo, de resentimiento.
Michael saltó sobre ellas, específicamente sobre las princesas de Estiria. -¡Están putamente muertas! -Sus garras perforaron la armadura incrustando un agudo dolor sobre el abdomen, la mayor de ellas intentó controlar la desagradable sensación cortando sobre el hombro al atacante, desafortunadamente para Larissa, debido a la agudez que la invadió, solo pudo retroceder.
De un único salto, la monarca pateó el pecho de Michael arrojándole tres metros lejos de sus hijas; la mente de Carmilla dividida por la angustia, liquidar cuanto antes a los hijos, luego apoyar al conde en la batalla.
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La caída de los regentes
VampireLa guerra sin fin, los ángeles bajo las órdenes de Dios se enfrentaron a los "traidores" del cielo. Los ahora llamados demonios lucharon por libertad; un conflicto con victoria para los celestiales, Azrael les confirió en una zona de la cual no podí...