La batalla de Estiria PT2

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Cerca de los muros, los hijos de William coordinaron sus ataques contra la soberana, cada uno igual de improductivo que el anterior. Dos por la izquierda, y el menor de ellos por la derecha.
-¡Maldita anciana! -exclamó Michael lanzando un zarpazo con las garras de plata, un recordatorio de la diferencia entre él y sus hermanos. Zarpazo detenido por la lanza de la vampiresa con un corte vertical, luego, ella saltó, los hermanos fallaron la arremetida. Carmilla Cayó sobre los dos hermanos de Michael dejando que el filo del calzado perforara la espalda. La sangre manchó el gélido terreno siendo acompañado por los aullidos de dolor.
-Necesitan urgentemente una demostración, no son rival para un soberano -La reina de cabello blanco se retiró la armadura celestial quedando únicamente con su blusa negra y vestido enterizo ceñido al cuerpo; bajo ella, los dos licántropos usaron sus fauces contra los tobillos, antes de ser tocada, sus pies se desvanecieron a la vista de los príncipes, llegó por el costado derecho quedando sobre la espalda de Michael. Él contraatacó con un zarpazo sobre la cabeza que fue evadido cuando ella se agachó, la distancia entre sus cuerpos se cerró de un puñetazo sobre el pecho de Michael incrustando su espalda sobre el suelo nevado. Un rugido de dolor mezclado con frustración emanó de la garganta mientras se reincorporaba de un salto, fuera del cráter, dejó sus ojos con Carmilla.
-Largo de mi reino, ahora! -Dijo la soberana apresurando su paso, lo suficiente como para perderse de la vista de los cinco licántropos, menos del más joven. Michael la interceptó con un zarpazo sobre el rostro dejando una herida profunda sobre la mejilla, sin embargo, el precio fue alto, de una patada sobre el vientre, sintió como lo perforó con aquel calzado puntiagudo rompiendo músculos y órganos en el proceso, él, perdió rápidamente el equilibrio cayendo de espaldas al frío suelo con sangre y parte de sus pérdidas internas.
-¡Michael! -Gritó el primogénito de los licántropos rompiendo su batalla con la princesa de Valaquia para correr en auxilio, sin embargo, sus pies se detuvieron al notar como tras él, llegó aquella aliada por contrato.
-La poderosa Carmilla Le Fanu en batalla, mi padre me advirtió de tres individuos: Drácula, el conde y usted -La mirada de la princesa del averno se enfocó sobre la soberana, mientras dejaba su mano sobre el vientre de Michael, la oscuridad rápidamente cubrió la herida.
-El conde me avisó de su implicación, dejaré que Lucifer encuentre su cadáver por las inmediaciones de Estiria.
La soberana tocó su pómulo el cual permaneció con una cicatriz y se apresuró hacia Velvet quien, cambió su forma con los cuernos a los costados mientras una aureola se posaba arriba, sus alas de plumas negras; Desde la parte posterior, una cola negra con punta blanca de manifestó. La oscuridad y la luz floreció del cuerpo marcando su linaje. -¡Estoy lista! -En su mano, la espada dorada con la insignia de una manzana sobre el centro se marcaba.
-El arma de tu padre no te salvará -Mencionó la vampiresa usando la punta de su calzado para ejecutar una acometida sobre el pecho de la princesa, ella logró a último minuto mover su espada para permitir que el filo chocara contra la punta, del choque salió arrastrada un metro hacia atrás, sus cejas se fruncieron al ver cómo Carmilla no fue afectada volviendo a por ella. -Genial, otro monstruo -Musitó para si misma empuñando la espada con firmeza, sus iris rosas persistentes en la vampiresa, verla desaparecer de su vista provocó un pánico inmediato envolviendo su cuerpo en magia celestial, desde atrás, una descarga oscura le golpeó desestabilizandole; sus ojos se abrieron en sorpresa cuando se percató, diez copias de Carmilla estaban rodeandole, cada una con su palma derecha apuntándole.
-Este es el poder de Estiria -Mencionó la soberana dejando las diez ráfagas salir con violencia. Velvet abrió sus alas liberando un destello gris que surcó desde su espalda hasta el firmamento, la tierra se estremeció por dos segundos, las miradas se posaron en la zona del impacto, un cráter del cual emergió la princesa del averno con su cuerpo cubierto de heridas por muslos, hombros y manos, sin embargo, solo las extremidades habían sido afectadas.
Los párpados de Carmilla demostraron una ligera sorpresa -Le daré crédito a Lucifer y Lilith, solo por su mezcla estás viva.
Con la espada dorada en mano, rápidamente sus heridas fueron absorbidas por la hoja, la frustración le invadió pensando como afrontar el riesgo, estaba rompiendo una de las advertencias del rey del infierno -El precio que debo pagar por mi atrevimiento es alto -Dijo la princesa para si misma en un murmullo de resignación mientras pensaba como evitar una resolución nefasta. Primero vino desde la derecha una lanza negra, con su espada lograría desviarla notando como la soberana se acercó por la izquierda, gracias a sus alas negras de punta roja, se elevó en el aire evitando un contacto directo, vista sobre las copias que usaron las alas propias para perseguirla -Podría intentar... No sé si funcione -Dijo Velvet para si misma notando como la luz del sol estaba siendo bloqueada por el campo negro.
En el suelo, los príncipes arremetieron al unísono usando sus zarpas sobre el cuello de las tres princesas vampíricas. Salacel usó su lanza para detener la zarpa sobre su cuello, su fuerza se equiparó al atacante que gruñó de la frustración.
-Si te vistieras mejor habría adivinado que eras una guerrera, no una ramera.
-Grandes palabras para un cachorro -Mencionó usando el soporte de la lanza para saltar ejecutando una patada sobre el pecho arrojándole hacia atrás. Irremediablemente, el licántropo rugió de ira y dolor colocando ojos en el rostro de cejas delgadas rojizas. Zarpa contra lanza, guerrero de la luna contra aristócrata de la noche; Lark otorgó una patada contra el pecho de la princesa, destrozó sus costillas perdiendo la pierna en el proceso, Lark fue amputado en ese mismo momento por la lanza cayendo de espaldas ante la pérdida de balance; el dolor en ambos era inconmensurable, pero el rayo de rabia y orgullo que consumía sus cuerpos era aún mayor, por ello, ella se apoyó con la lanza rápidamente recuperándose de sus heridas al igual que Lark, iris rojos contra iris castaños, su contienda continuó por la derecha del manto blanco, cada herida se cicatrizaba casi al instante a la medida que la nieve era manchada en rojo.
–Desgraciada –Musitó Lark frunciendo su entrecejo, sus garras conectaron con el rostro de la princesa de Valaquia a la vez que el filo de la lanza lo atravesó en el pecho; él rugió dando un paso atrás saliendo del alcance de la hoja. Salacel gruñó con los músculos faciales colgando por tres segundos, la regeneración natural se encargó de recuperar su belleza natural, una particularidad no compartida para Lark, su perforación cicatrizaba con dejadez, por ello sus nervios le vencieron realizando una acometida frontal, su velocidad tan alta que rompió el viento al igual que la Caja torácica de la pelirroja, para su infortunio, en esta ocasión, la lanza de punta roja se manchó con su vida, un corazón roto haciéndole caer al suelo casi fulminado.
La princesa carmesí se arrodilló sobre la nieve intentando resistir las ansias de gritar, el daño había sido masivo, sin embargo, la incertidumbre y curiosidad le invadió cuando escuchó el aullido de William, un llamado para todos sus hijos, o los que quedaban de ellos. Los cuatro príncipes detuvieron sus combates contra las princesas de Estiria corriendo a la posición del Alpha.
–Vlad... –Carmilla musitó cargada de angustia, ignoró plenamente a Velvet volando hacia la posición del conde, quien se hallaba con marcas sobre el cuerpo, había perdido la capacidad de mantener varios cuerpos; su agotamiento era superior al haber estado contra dos entidades de tal nivel.
–¿Este es el límite del conde de Transilvania? –La arrogancia del regente licántropo se hizo notar, sabía que estaba en superioridad por la ayuda de Maximilian, el mismo lobo blanco que se detuvo al lado de William con una mueca burlona.
–Disfruta, Corvinus, porque prometo que esto dolerá –El cuerpo del conde fue a tierra pasando sobre si, la punta de acero celestial de Carmilla la cual perforó el pecho del rey, William fue arrojado cinco metros hacia atrás rompiendo tres árboles en el proceso con su espalda. Maximilian se adelantó otorgando un zarpazo sobre el vientre de la reina, ella cayó al suelo por el impacto mientras Vladislaus le conectó un puñetazo al lobo blanco sobre el rostro explotando su cabeza en un chorro de sangre. El cuerpo se tambaleó hacia atrás recuperando la cabeza en solo dos segundos.
–Cien años desde la última vez –Dijo Carmilla recibiendo la mano ensangrentada del conde, así estuvo nuevamente de pie, ambos vampiros con sus ojos puestos sobre los licántropos al frente.
–Siempre es mi honor pelear a su lado, reina.
– Carmilla, si se lo permite, sobrino –Una tenue sonrisa se formó en su rostro colocándose en posición de guardia.
–Entendido, Carmilla –Con ambos brazos al frente, el pelirrojo esperó la acometida de sus enemigos. Reina y conde contra Alphas.

La caída de los regentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora