✧･ﾟ: *✧･ﾟ:* 𝑻𝑯𝑬 𝑭𝑰𝑵𝑨𝑳 𝑪𝑼𝑹𝑬 ➳ 【ᵗʰᵉ ᵐᵃᶻᵉ ʳᵘⁿⁿᵉʳ】
Despertar en un lugar totalmente desconocido cubierto de cuatro grandes muros, no es nada fácil.
Pero despertar ahí y darte cuenta que eres la única persona habitando el lugar, es peor.
¿...
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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
LA CAJA
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Gaia
Estábamos sentados frente a la caja, esperando su llegada. Había pasado aproximadamente media hora, o al menos eso sentíamos. Nuestra atención estaba puesta en la llegada de aquel cuadro metálico.
Sentí miradas sobre mí, como si estuviésemos siendo observados. Miré a ver si era alguno de los chicos, pero todos estaban con la mirada perdida en el suelo, todos compartíamos la misma incertidumbre de quién podría llegar esta vez.
Finalmente, la luz roja cambió a verde, confirmándonos que la caja había llegado. Nos miramos entre todos para ver quién abriría las puertas. Una curiosidad crecía en mí y me pedía que me acercara. Pero algo me lo impedía.
-Gaia - observé a Alby, quien me había susurrado - Tú deberías abrir las puertas.
Tragué saliva, respiré hondo y reuní todo el valor necesario para mover mis pies hacia las puertas. Realmente esperaba que solo nos enviasen comida o alguna ayuda para escapar de aquí.
Me agaché mientras mi mano se acercaba a la manija, observé el rostro de cada uno de mis amigos antes de hacer otro movimiento. Tomé valor y finalmente abrí las puertas.
Alby se levantó y se puso a mi lado para observar dentro de la caja. Había unos cinco chicos con cara de miedo, agitados y con lágrimas en los ojos. Observé a Alby, ambos sabíamos cómo se siente esa subida hasta llegar aquí.
Aparté todos mis pensamientos y salté dentro, los chicos me rodearon y me observaban con terror, temiendo que yo pudiera hacerles algo. Una ligera sonrisa se formó en mi rostro mientras analizaba a cada uno de ellos.
-Hola - finalmente hablé, cada uno de ellos me observaba fijamente - Mi nombre es Gaia... - mis palabras dieron comienzo a las preguntas.
-¿Quién eres? - un chico asiático de cabello corto y negro se acercó a mí de manera intimidante, pero su rostro reflejaba cierto miedo.
-¿Qué quieres de nosotros? - se acercó otro chico alto de cabello rubio, frunciendo el ceño.
-¿Por qué no recuerdo nada? - me giré para observar a un chico moreno, de cabello muy corto y negro, sentado en el suelo.
