Mientras buscaban frenéticamente a Enrique, Jennifer vio una sombra oscura deslizándose por el pasillo en el rabillo del ojo. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras seguía la sombra con pasos vacilantes, sintiendo la fría caricia del miedo en su espalda. Cada paso resonaba en el suelo crujiente, cada susurro del viento se convertía en un susurro siniestro en sus oídos.
Cuando alcanzó el final del pasillo, la sombra desapareció en el aire, dejándola preguntándose si había sido una alucinación causada por el miedo o algo más. Su mente luchaba por encontrar una explicación lógica, pero una sensación de inquietud persistente la atormentaba, como si estuviera siendo observada por ojos invisibles en las sombras.