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Era el día del viaje a Almería y el aeropuerto estaba lleno de actividad

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Era el día del viaje a Almería y el aeropuerto estaba lleno de actividad. El Real Madrid se preparaba para volar para el partido del fin de semana, y aunque era una ciudad hermosa, mi mente estaba en el campo, en el juego, y en lo que necesitábamos hacer para ganar. Sin embargo, mientras esperaba al avión junto a mis compañeros de equipo, me di cuenta de que Carla también estaba allí, con su equipo de redes sociales, preparando el material para el contenido del club. Me alegró verla y me dirigí hacia ella.

-¡Hola, Carla! ,dije con una sonrisa, levantando la mano en señal de saludo. -¿Lista para el viaje?

Ella me devolvió la sonrisa y me saludó con entusiasmo. Siempre me impresionaba su energía, incluso en momentos como este, cuando muchos de nosotros aún estábamos un poco somnolientos por el madrugón.

-Hola, Jude! Sí, lista para Almería ,respondió. -¿Tú qué tal? ¿Emocionado por el partido?

-Sí, claro. Siempre es emocionante jugar fuera de casa. La afición del Real Madrid es increíble en todas partes, pero también me gustan estos viajes porque podemos ver un poco más de España.

Carla asintió, mirando alrededor del aeropuerto. Había periodistas y cámaras por todos lados, y muchos fanáticos esperaban para obtener autógrafos y fotos con los jugadores.

-¿Sueles salir un poco cuando viajas con el equipo? —me preguntó Carla, manteniendo un tono amistoso.

-Sí, cuando tengo tiempo ,le expliqué. -A veces, los horarios son ajustados, pero siempre trato de ver algo nuevo cuando vamos a una ciudad diferente. Almería es bonita, tiene playas y buenos lugares para comer.

Carla parecía interesada en la idea de explorar, y hablamos sobre algunos de los mejores lugares para visitar en Almería. Fue una conversación tranquila, pero había algo en su manera de hablar que me hacía sentir más relajado. Estar con Carla era siempre un respiro del estrés y la presión del fútbol.

A medida que seguíamos hablando, me di cuenta de que no quería que el tiempo pasara demasiado rápido. Sabía que una vez que llegáramos a Almería, el enfoque estaría en el entrenamiento y el partido, y las oportunidades para charlar así serían limitadas. Así que disfruté cada momento, cada risa y cada conversación ligera mientras esperábamos nuestro vuelo.

Cuando finalmente llamaron para abordar, Carla y yo nos despedimos por un momento, ya que ella tenía que ir con su equipo y yo con los jugadores. Pero algo en su actitud me dio confianza, como si todo fuera a salir bien en el partido y en el viaje. Estaba emocionado por lo que venía, tanto en el campo como fuera de él. El vuelo a Almería fue solo el comienzo de lo que prometía ser una experiencia inolvidable.

Llegamos a Almería y el sol estaba alto en el cielo. El vuelo había sido corto, pero siempre me sorprendía cómo un cambio de ciudad podía darme una sensación de frescura, como si cada lugar tuviera su propia energía. Mientras el equipo recogía su equipaje y se dirigía hacia los autobuses que nos llevarían al hotel, pensé en lo bien que sería tener un poco de tiempo libre antes del partido. Era una oportunidad para relajarse y explorar la ciudad antes de la concentración y el entrenamiento del día siguiente.

"Entre goles y sonrisas" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora