XX: Oportunidad

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Casa de Leonardo
Italia
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Athía

Por primera vez veo la desobediencia de Fabien; Leonardo estaba molesto. El hombre con el que bailé no estaba muerto, está con nosotros en el maldito avión.

- ¿Como te llamas?-el hombre me pregunta sin dejar de mirarme, el no quería ver a los mafiosos y yo era su ancla

- No sabía que a los muertos le gustaba guardar información

-No estoy muerto

-Aún-hablo mirando las nubes

- ¿Por qué quieres que muera?-levanta la voz y lo miro con desagrado

- Haces perder mi tiempo, tengo cosas que hacer-suelto pero es mentira.

-¿ Ah si? ¿Como qué?

- Escuchame bien-lo miro- Tu único problema aquí es que no recuerdas una información valiosa, en cambio, yo necesito ir tras alguien.

- Necesitas ir tras alguien, pero aquí estás...con ellos-los señala con la cabeza y ambos se voltean sin ocultar su indignación 

Me quedo en silencio, el habla.

- Estás en contra de tu voluntad...

Gimo en frustración; ¿por qué me había acercado a este imbécil? Él es molesto.

-¿Por qué no lo mataste?- Miro a Fabien, el me mira y sonríe

-A mi me gustan los juegos, rata- asiento y vuelvo a mirar por la ventana

El hombre se queda en silencio solo por dos segundos, por que después empieza a hablar con rapidez, ni siquiera se le entiende. Fabien disfrutaba la situación, Leonardo estaba a punto de explotar y yo estaba demasiado estresada

-y lo que pasa es-sigue hablando

- Ya basta. Estarás muerto dentro de poco. No eres amigo de ninguno, así que cállate ya, por favor.

- ¿Por qué estás tan a la defensiva?-me pregunta y ruedo lo ojos

- es estresante tener que trabajar para dos personas en contra de tu voluntad-suelto sin pensar- y lo es más cuando un imbécil no se calla.

- Así que por fin lo admites...- me mira. Levanto una ceja esperando su explicación- las mujeres no pertenecen a este círculo

Leonardo lo mira a punto de asesinarlo y también me da una mirada, esperando mi reacción. Yo realmente necesitaba deshacerme de él. No podía dejar que siguiera hablando.

- ¿Verdad que no?, esto solo es para hombres- le respondo con sarcasmo, el asiente

-¿Como deberían funcionar las mujeres?- Fabien le pregunta divertido
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Leonardo

Fabien inicia su juego, Athía se ve incomoda y yo no puedo estar más cabreado con el imbécil que estoy mirando en estos momentos.

Entre Ellos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora