Entre Ellos [Libro 1]

XII: Obediencia

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Hogar de Leonardo
Milán,  Italia
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Athía Flores

Desde ayer estoy sola en este lugar. Alyona y Andrei estaban paseando por todo Milán y Fabien y Leonardo estaban "ocupados".

Traté de dar una vuelta afuera pero no me dejaron ni siquiera salir de la propiedad. Di un paseo por todo el lugar hasta llegar a las habitaciones y como estaba aburrida terminé entrando a una por una.

Entré a una de las habitaciones de ellos. Encontré mi expediente impreso y algunas cosas marcadas. Mi casa estaba marcada , mis rasgos físicos y mi foto estaba tachada.

Antes de que pudiera investigar más. Me agarran del cuello y me presiona contra una encimera. Varias cosas se caen pero ni siquiera le importa

- No creo que seas una sobreviviente. Tratas de buscar la muerte cada puto minuto

- No sabes de lo que hablas

- Bueno , estás en mi cuarto.

- Estaba aburrida.

- ¿Mi cuarto es un método de distracción?

Fabien acababa de salir del baño. Su cuerpo estaba empapado y solo se tenía una toalla alrededor de su cintura. Miro su cuerpo sin disimulo alguno y cuando aprieta mi cuello con más ganas levanto la mirada

- Lárgate de aquí y no vuelvas a entrar , ¿entendido?

Asiento y me suelta; Antes de irme agarro mi expediente y salgo con algo de prisa. Entro a mi habitación y me quedo allí hasta esperar la hora acordada.
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Horas después
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Me preparo antes de la hora acordada. Al bajar Leonardo me estaba esperando , junto con todos. Me ve y se acerca

- Quiero que obedezcas en todo, ¿entendido?

Asiento y el sale del lugar. Todos salimos detrás de él. En el auto todo era bastante silencioso , la mayoría estaba metido en sus asuntos y como no tenía ninguno , lo único que hice fué mirarlos a todos

Trataba de evaluarlos

Al llegar al lugar , entramos por la parte trasera. Después de varios minutos ya estábamos en el punto de encuentro y para evitar problemas me quedo cerca de Leonardo.

- Athía , tu segundo encargo es sacarle información al hombre.

Había pasado media hora y me inquietaba no tener respuestas , cuando me voy a levantar un hombre viene a nosotros.

El hombre tenía aproximadamente 30 años. No se veía mayor pero se notaba que no era un niño, ni un viejo. Leonardo y el se dan la mano y el hombre se sienta en un sillón aparte.

Aunque el hombre quería hacer negocios aquí o quería comprarme decide respetar.

Tal vez solo tenía miedo