Capitulo 3

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Jennie yacía tendida en el suelo, con la respiración agitada y los ojos cerrados. Sintió las manos de lisa posarse sobre sus pechos. Gimió y abrió los ojos de golpe.

- ¿Te gusta lo que te hago, muñeca? - preguntó y apretó sus senos levemente.

- Si. - musitó.

Su tía la miro a los ojos, buscando seguridad en ellos.

- ¿De verdad?

- Si. - dijo más alto. Dios, ya no aguantaba. Lo deseaba. Al diablo con lo que pasaría después, lo único que le importaba era el aquí y ella ahora, y eso era... Follar con su tía - te deseo, lisa. Has lo que quieras conmigo, soy tuya.

- No sabes lo que acabas de decir, pequeña. - se humedecio los labios con la lengua. - si bien recuerdo, prometí dejarte ver la televisión a cambio de que te quitarás la camisa. - acaricio sus senos sobre la tela de algodón. La chica pequeña jadeó. - quitatela.

Sin protestar, Jennie se levantó del suelo y la otra chica imitó su acción. Quedando al frente de ella, se levantó la camisa hacia arriba con una lentitud delirante que hizo a Jennie estremecerse por la exitación. La mayor se mordió el labio al verla sin sostén. Los pechos eran del tamaño perfecto para sus manos. Trago saliva cuando la vio quitarse el sostén. Sus pezones estaban erguidos, durísimos. Y lo único que deseaba lisa era poder lanzarse hacia sus brazos y chuparlos hasta sangrar. Dios, pero que vista...

- To... Tócate. - dijo lisa, arrastrando las palabras.

Y lo hizo. Jennie se tocó los pezones, logrando que ligeras ondas de placer recorrieran su cuerpo ante la sensación. Lisa gimió, sin dejar de observarla. Se iba a volver loca ante ese panorama. Sintió su sexo como palpitaba de deseo debajo de la tela de sus bragas.

- Sigue, no pares. - gimió lisa, con una expresión de placer en su rostro. - justo así, nena, sí...

- ¿Más aún? - rio.

- Eres demasiado. - y se acercó hacia ella, para besarla con un beso hambriento.

Está vez Jennie no se resistió y le correspondió el beso. Enredo sus dedos en el cabello de su tía, mientras que sus labios se movían rítmicamente, desatando una guerra de lenguas en el interior de sus bocas.

Lisa la levanto, tomándola de los muslos mientras que Jennie enrollaba sus piernas en su cadera. Sus labios jamás se despegaron. Caminando hacia la habitación matrimonial de su hermana, lisa la dejo delicadamente sobre la cama y terminó por desnudarse. Jennie se tensó cuando lisa le separó los muslos, acomodando su cabeza en medio de ella.

- No, no te tenses, cariño. Porque te haré disfrutar...
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Mi tía | jenlisa adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora