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Omnisciente.

Un Navigator se orilló en la carretera a dirección del bosque, dentro estaban dos personas, un adulto y un adolescente.

—Me halaga, señor, pero usted es muy mayor para mí. —intentó aligerar el ambiente el menor, mientras su pierna derecha se movía ansiosa ante su repentino secuestro. —Aparte, ya mi corazón está ocupado.

—Muy gracioso, niño. —sonrió chueco el hombre, mientras aceleraba y movía el volante con brusquedad entre cada curva. —No te traje a eso, eres un chiquillo. Quiero saber qué y quién diablos eres.

—Soy Stiles Deaton, y soy un chico de último año de preparatoria. —se presentó rápidamente, recibiendo como respuesta un acelerón que lo hizo aferrarse a los asientos de cuero.

—No te creo. Deaton no tiene familia, y desde que te vi no haz parado de mentirme. —desde el asiento del conductor le miró por el espejo retrovisor, disminuyendo la velocidad. —Puedes confiar en mí, ¿Quién eres?

El de lunares se encontraba en un debate interno de si decirle o no. Podía decirle y recibir su ayuda, o ser delatado y devuelto a su presente sin haber logrado nada aún.

—Soy Stiles Stilinski, hijo del Sheriff Noah Stilinski, estoy por cumplir dieciocho años, vengo del 2024. —finalmente se asinceró. Mirando al hombre por el espejo. —Pero no he venido a hacer algún mal, hacerles daño es lo último que haría.

—Si tanto me lo aseguras, ¿a qué haz venido? —preguntó aún manejando. Stiles se mordió el labio nervioso, sin saber qué responder. Aguardando en silencio unos minutos. —Prueba que no quieres hacernos daño. —lo retó con una parte de su cara transformada. —Respóndeme. —ordenó con sus ojos ámbar brillando a través del retrovisor.

—Y-yo. —por la situación en la que se vio atrapado, el muchacho empezó a sentirse sofocado, le estaba dando un ataque de pánico. —Y-yo vi-vine. —hablaba mientras inhalaba y exhalaba entrecortado, sin poder emitir más sonidos. Bajando la cabeza y tapándose la cara desesperado por respirar.

—Niño, ¿estás bie-? —se vio interrumpido por el chirrido de unas llantas que frenaron de golpe, un Camaro negro que conocía muy bien le había bloqueado el paso. —¿Qué carajos?

Un molesto muchacho de ojos verdes bajó de su auto para acercarse al de su tío, con los ojos color ámbar y su cara semi transformada por la ira. —¡Tío Peter! ¡Abre la maldita puerta! —gritaba enojado tentándose con la idea de arrancar ese pedazo de acero que le impedía acercarse al castaño. —¡No pienso repetírtelo!

El adulto salió del auto desbloqueando las puertas, dejando al moreno ver a Stiles. —Venga, sobrino, yo no le hice nada, sólo le estaba haciendo unas preguntas inofensivas.

Derek miró con odio a su tío antes de acercarse al muchacho que estaba hecho un ovillo en el asiento, mientras luchaba por respirar. —Stiles, soy Derek. —habló bajito, para no asustarlo. —Vámonos de aquí, mi tío está loco. —le sobó la espalda con cariño, el más bajito levantó la cabeza con lentitud para que verdes con whiskey se encontraran.

—¿Derek? —preguntó mirando con sus ojos húmedos, lo que hizo que al contrario se le oprimiera el corazón al verlo en ese estado.

—Sí, soy yo. Vámonos, te llevaré a casa. —le sonrió indicándole el camaro. Pero se sorprendió al sentir como era abrazado por Stiles. Correspondiendo su acción abrazando con firmeza su cuerpo. —Respira, tranquilo. Ya estoy aquí.

[...]

Stiles permanecía sentado en un banco de metal de la veterinaria mientas bebía una taza de té de procedencia dudosa.
Hace unos minutos Derek se había ido, luego de que el veterinario lo corriera diciendo que el castaño debía descansar.

—Yo creo que ya quedó todo solucionado. —habló de la nada, recibiendo la atención del menor. —Evitaste que Paige muriera, ya Derek no estará vulnerable a que Kate Argent lo utilice. Ya puedes regresar a tu actualidad.

El de lunares miró la taza fijamente, intentado descifrar qué era. —Los Argent quieren muertos a los Hale, y lo van a conseguir de alguna u otra forma. —explicó batiendo con la pequeña cuchara su té.

—Pero, ¿qué vas a hacer para evitar que pase? Nosotros somos dos, los cazadores nos superan en número. —hizo conciencia, mirando fijamente al chico frente de él.

—No me quedan muchas opciones. —suspiró frustrado, metió su mano a su sudadera mirando su papel con el plan. —Sólo me queda hablar con la familia Hale...

Ambos se miraron para suspirar al unisono.

—Oye. ¿Qué pasa con el tiempo? Mientras yo estoy aquí haciendo cambios, ¿estos se están reflejando en mi presente? —preguntó, mirando atento a su "tío".

—Mira, a tu presente le falta un elemento en este momento, el cuál eres tú. —lo señaló con su índice derecho. —Ahorita estás cambiando el pasado, a la hora que llegues a tu presente, estará completo, por lo que todos los cambios se reflejarán hasta ese momento. —explicó.

La mente de Stiles se quedó procesando dicha información por unos largos minutos. —¿Y si no vuelvo? —preguntó temeroso.

—Al dejar de existir la pieza faltante los cambios que hubieras hecho se reflejarán, y con ello sabrán que moriste. —dictaminó.

El castaño mordió su labio, angustiado y ansioso.

Morir.

[...]

—¿Qué diablos querías hacerle a Stiles? —preguntó muy molesto el adolescente. Recibiendo una mirada dubitativa de su tío. —Él me aconsejó a que no le diera la mordida a Paige y le pago el favor con una amenaza de mi tío. —habla sarcástico apretando el puente de su nariz.

—Sólo quería saber cómo era que sabía todo lo del mundo sobrenatural. —dijo una parte de la verdad.

—¡Es sobrino de Deaton, Sherlock! —exclamó molesto, tomando un cojín del sillón de cuero en el que estaba sentado para taparse la cara con él. —Ahora Stiles me tendrá miedo y no se me acercará. —se sentenció angustiado. —Y todo porque mi tío es un entrometido.

—No pelees con tu tío, Der. —ordenó suave su mamá mientras entraba con una taza y se sentaba al lado de su hijo. —Si ese chico realmente te quiere no le va a importar lo lunático que sea Peter. —le acarició sus cabellos, haciendo reir a su hijo.

—No me ayudes, Talia. —gruñó indignado el hombre lobo. —Yo me voy, tengo todas las de perder en esta discusión. —habló antes de marcharse.

—Y ese Stiles, que tanto te he escuchado mencionar, ¿sabe que te gusta, Der? —preguntó tranquila mientras sobaba la espalda de su hijo.

Derek se sobresaltó, sonrojándose a más no poder y miró escéptico a su progenitora. —¿Qué? É-él no me gusta. —habló rápido. —Recuerda que Paige es mi novia.

—No te mientas, hijo. Se nota a leguas que estás enamorado de Stiles. —le dijo tranquila, mientras tomaba de su taza de café. —Paige es muy buena niña, entenderá que tus sentimientos hayan cambiado. —trató de tranquilizarlo, mirando como su hijo se quedaba mirando el cojín como si fuera el más innovador descubrimiento jamás visto. —Tómatelo con calma, recuerda seguir lo que dice tu corazón.

Le dió el último sorbo a su taza para ponerse de pie y acercarse a la salida. —Te amo, mi niño.

—Yo también te amo, ma.

Un viaje que lo arregla todo /SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora