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Omnisciente.

Miraba fijamente sus converse, pensando seriamente si tocar o no la puerta. Aunque era inútil ya que seguramente ya lo han de haber escuchado con sus sentidos sobrenaturales.

Giró su mano derecha hecha puño para golpear con sus nudillos la puerta, luego se dió un facepalm al ver que al lado estaba el timbre.
Muy tarde, ya que ya le habían abierto la puerta.

—Hola, Stiles. —saludó un joven y sonriente Derek. —Pasa, ¿en qué te puedo ayudar? ¿Quieres algo de tomar? Toma asiento en lo que voy por un vaso de agua.

El castaño miró al nervioso moreno salir huyendo por agua, ni siquiera le había dado tiempo de saludarlo.

—Toma, está un poco fría. —dijo llegando con el vaso.

—Gracias, sourwolf. —le sonrió y se tomó de una el vaso. El moreno se molestó consigo mismo al ver con detenimiento cómo la blanca garganta con lunares se contraía en lo que tragaba el agua, y unas gotas rebeldes escapaban de la comisura de sus labios para bajar por su mandíbula y cuello hasta esconderse en su camiseta de cuadros.

Eso sí era mucho detenimiento. Se aclaró la garganta reincorporándose. —No es nada. —le sonrió ligeramente. —No es que te corra ni nada, pero ¿qué haces aquí? —preguntó.

—Quería hablar con tu manada. —respondió mientras tomaba la palabra pasada del moreno y se sentaba. —Woah, amo tu sofá, ¿Cómo puede estar algo tan suave? —preguntó retóricamente para recostarse por completo en el sillón.

Se enderezó al escuchar la risa del ojiverde. —Perdón, es que en verdad está muy suave. —se disculpó sintiendo como su cara se enrojecía fuertemente.

—Mi casa es tu casa, Stiles. —le sonrió chiquito tomando asiento al lado del muchacho. —Salieron a entrenar, puedes dormir un poco en lo que llegan. —le invitó palmeando sus piernas, el contrario aún con la cara roja aceptó recostarse.

Cerró los ojos y aspiró profundo buscando relajar su cuerpo, sorprendiéndose al notar que el perfume de Derek seguía siendo el mismo. —Me gusta como hueles. —susurró adormilado mientras se acurrucaba más a su lado.

El moreno acercó su mano a la cabeza del menor acariciando con delicadeza sus suaves cabellos castaños. No tardó en ver como la respiración del contrario se acompasaba, indicando que estaba profundamente dormido.

—No sé qué me hiciste... —susurró suave mirando detenidamente el perfil del Stilinski. —Nunca antes me había sentido así cómo ahora. —siguió, tentándose a trazar un camino con su índice derecho de las relajadas cejas del muchacho, por su pómulo derecho, su respingada nariz hasta llegar a esos perfectos y esponjosos labios, labios que muchas veces había fantaseado con besar.

Retiró su mano para alejar esos pensamientos intrusivos en su mente, pero no funcionó.
Esas semanas en la que Stiles y él habían convivido cambiaron su vida totalmente.

Él y su lobo estaban extraños, no podía dejar de pensar en esos bonitos ojos whiskey mientras que el otro estaba inquieto todo el tiempo hasta que se encontraban con el muchacho de lunares.
Suspiró pesadamente cerrando los ojos, para respirar y así embriagarse con el dulce aroma del muchacho que estaba acostado en su regazo.

¿Qué estaba pasando?

[...]

Luego de unas horas la mansión Hale se había llenado con todos los integrantes de la manada, y todos veían extrañados como un Derek dormía con Stiles acurrucado en sus piernas.

—Qué bonitos. —dijo la pequeña Cora sonriendo.

Peter se acercó a los chicos para despertarlos, quería saber qué había hecho que el muchacho viajero en el tiempo fuera a la mansión, aparte de estar pegado a su sobrino.

—Lo siento, me quedé dormido. —habló un somnoliento Stiles mientras se reincorporaba en el sofá. —Si un día quieren deshacerse de su sala me la pueden dar a mí.

—Mi hermano no va incluido. —bromeó Laura, haciendo que el par de muchachos se sonrojara y la manada se riera.

—Bueno. —se rió nervioso el castaño para ponerse de pie. —Tengo algo que hablar con todos ustedes. —los presentes lo miraron extrañados, incluido Derek. —Tomen asiento, me pone nervioso que estén todos parados, y cuando me pongo nervioso o no paro de hablar o me da un ataque de pánico. Y no está chido. —explicó para terminar mirando a Peter Hale.

Todos los presentes se sentaron para mirar con atención al Stilinski. Especialmente Derek tenía curiosidad por lo que fuera a decir.

—Me presento, soy Stiles, pero no Stiles Deaton como me presenté cuando llegué, sino Stiles Stilinski, no soy de aquí, o sea, si soy de Beacon Hills pero no de su Beacon Hills, sino del Beacon Hills del 2024. —explicó primeramente, recibiendo miradas de sorpresa e incredulidad. —Lo siento esa mentirita piadosa, pero no podía decirte la verdad, Der. —se disculpó bajo la mirada del moreno. —Bueno el tema es que yo retrocedí en el tiempo para evitar dos hechos muy impactantes que marcaron muy fuerte a mi novio, Derek Hale, y a sus familiares en vida. —prosiguió mirando al suelo. —Ya evité uno, el cuál era la muerte de Paige.

Peter se atragantó con su saliva. —Entonces por eso sabías que Ennis iba a morder a su novia.

—¿Ibas a permitir que Ennis mordiera a Paige? —preguntó Talia molesta, con los ojos brillando color rojo. —Aún sabiendo que hay humanos que no resisten la mordida, ¿Accediste a eso? —preguntó incrédula.

—Bueno, en mi defensa no todos no aceptan la mordida. —habló cruzándose de brazos. —Bien puedo morder a Stiles y la podría aceptar.

Derek le gruñó enojado ante la idea, mientras que Stiles sólo lo miró feo.

—Pero no sólo era eso lo que quería evitar. —tomó la voz nuevamente. —En unas semanas un grupo de cazadores van a venir a quemar la mansión. —dijo mirándolos a todos. —Con todos ustedes dentro... —terminó de hablar. —Sólo sobreviven Derek, Peter, Cora, Laura y Malia. —enumeró para mirarlos. —Yo solo no voy a poder evitar esa tragedia, por lo que todos juntos si vamos a poder patear el trasero de los Argent.

Todos estaba absortos por la información recién dada. Derek, por su parte, pensaba en su futuro, uno donde casi nadie de su familia vive, gracias a unos malditos cazadores.

—Es muy valiente de tu parte haber venido a salvarnos, cuñado del futuro. —dijo Laura, mirando a Stiles. —Vamos a entrenar el doble para estar listos de ese día, pero tú no nos puedes ayudar.

Stiles, indignado la miró. —Si puedo, aún siendo humano he ayudado mucho a la manada de mi actualidad. —se defendió.

—Sí, no tengo dudas de que seas muy inteligente. —le dijo. —Pero no podemos arriesgarte así, si algo te llegara a pasar morirías en cuestión de minutos, ya que no tienes curación sobrenatural.

Le explicó mirando la estoica mirada del menor.

—Si, Stiles, lo mejor es que nos lo dejes a nosotros. —le quiso hacer entender Derek mientras tomaba sus manos con firmeza. —No creo que mi yo del futuro pueda soportar tu muerte, ni yo tampoco podría.

Los ojos lastimeros del moreno conmovieron al chico de lunares.

—Está bien... —dijo rendido. —Sólo no mueran, por favor.

Un viaje que lo arregla todo /SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora