08

1K 115 4
                                    

Omnisciente.

Solo, finalmente solo.

Batalló mucho para aburrir al Argent con su verborrea, hasta se estaba cansando de hablar y eso que él tenía mucha condición en ese aspecto. En cuanto iba por la sexta película de Star Wars Chris maldijo al aire y salió azotando la puerta con un tic en el ojo. Pero lo consiguió a fin de cuentas.

Sentía su cabeza zumbar, llevaba fácilmente tres horas colgado amarrado a esa silla y temía seguir así hasta que le tronara la cabeza.

Con mucho esfuerzo se concentró en la chispa que yacía en su interior, necesitaba pedir ayuda lo más rápido posible, o tan siquiera liberarse de esa trampa inestable.

—Vamos, Stiles. —se apuró rebuscando en su mente los hechizos que, como emisario, podía hacer.

Tanto fue su concentración que una verdadera chispa apareció de la nada, quemando parte de la soga que tenía en sus manos.

—Qué genialidad. —murmuró para remover sus manos buscando liberarse, consiguiéndolo. —Ahora, ¿cómo diablos bajo de aquí?

Fácilmente estaba elevado cuatro metros del suelo, por lo que romper directamente la cuerda no era una opción, claro, a menos que quisiera desarmarse por la caída.

En un rincón pudo distinguir una manivela con cables a la pared, ésta podría estar conectada a la soga que le sostenía.
¿Y cómo diablos llegaría a ella? No sabe.
Pero tampoco podía quedarse así.

Con sus manos libres empezó a hacer unas formas en el aire mientras entonaba unas palabras en un idioma que sólo las chispas podían entender. Para arrojar una onda de energía a través de las palmas de sus manos, atravesando la pared hasta irse a su destino.

Sus poderes son lo suficientemente poderosos para girar la manivela y bajarse, pero eso llamaría la atención de sus secuestradores y sería su fin.

—Todo va a estar bien. —se dio ánimos mientras tallaba con desesperación su cara. —Oh, Derek. —gimoteó empezando a llorar pidiendo por el moreno, su Sourwolf.

Ojalá que Derek y los demás lo escuchasen, dónde sea que se encuentre.

[...]

Por el bosque rondaba un muy concentrado Peter, tenía sus cinco sentidos trabajando al máximo, siendo de mucha ayuda lo agudizados que estaban.

Buscaba a su sobrino político del futuro, que hace tan sólo unos días lo había arrinconado y secuestrado, ahora lo buscaba.
Aún si decía que era por no ver a su sobrino preocupado, no era del todo cierto.

El ver a ese chico hiperactivo tan vulnerable la vez de su interrogatorio, le había hecho sentir un instinto de protección que no había sentido antes, como si fuese su cachorro.
Suspiró derrotado llegar al Nemeton una vez más, su búsqueda no daba frutos, pero era porque no había rastro alguno del castaño. Así que sólo les quedaba dar vueltas por si encontraban algún mínimo indicio.

No podía evitar pensar lo peor, y menos si sabía que era obra de los Argent. Derek y él llevaban rato buscando en un silencio abrumador; aún cuando habían acordado esperar a que les hablaran, no pudieron con la incertidumbre. Entre las sombras de los árboles se apreciaba como los ojos verdes de su sobrino en ratos brillaban intermitentes en ámbar, como señal de que estaba luchando contra su lobo, el cual peleaba por salir y destruir todo porque su compañero estaba en peligro.

—Él es muy fuerte, debe de estar bien. —habló, recibiendo sólo un ceño fruncido por parte del contrario. —Le pateó el trasero a tres tipos, cuando lo encontremos lo invitaré a entrenar conmigo. —siguió articulando mientras subía a un árbol para ver más allá en el bosque.

—Pero que nunca se te ocurra darle la mordida. —gruñó el más joven mientras hacia lo mismo pero en otra dirección.

—Oh, sobrino, sabes que no sería capaz de morder a Stiles, antes sólo estaba bromeando. —dijo nervioso mientras miraba a través de las copas de los árboles.

Ya no dijeron nada, por un rato hasta que Derek se detuvo abruptamente en su lugar.

—¿Qué sucede? —preguntó Peter deteniéndose para acercarse al menor.

—Es Stiles... Necesita ayuda. —hablaba bajo mientras su rostro se transformaba en uno lobezno. —Y sé dónde está. —culminó su transformación, aulló al cielo, llamando a su manada y salió corriendo en forma de lobo.

—¿Qué cojones? —susurró Peter antes de correr tras de él.

[...]

—Qué lástima, nadie te ha buscado. —mintió Chris Argent mientras se abría paso al cuarto con una sonrisa burlesca. —A nadie le importa lo que te pueda pasar, qué miserable.

El de ojos whiskey sintió sus ojos cristalizarse pero no dijo nada. Su manada no podía abandonarlo, pero si dolían esas palabras.

—Seré piadoso y te daré media hora más, para que puedas despedirte de este mundo.

Unas explosiones y gritos los interrumpieron, haciendo que el Argent saliera despavorido a ver qué sucedía.

Con rapidez el castaño giró la manivela con ayuda de su chispa y finalmente pudo estar en Tierra firme, o no tan firme ya que luego de liberarse de la silla su cabeza le daba vueltas y no podía mantenerse de pie correctamente.

Antes de caer al suelo vio entrar como alma que lleva el diablo a un lobo que conocía muy bien, el cual amortiguó su caída. —¿Sourwolf? —preguntó aún mareado el Stilinski abrazándose al lomo del lobo. —¿Estás bien?

El contrario aulló lastimero mientras se restregaba contra el humano, en tan sólo cuestión de horas había extrañado de sobremanera a Stiles, y ni hablar de la incertidumbre y preocupación al no saber en dónde estaba.

Stiles besó numerosas veces la cabeza del lobo, aliviado de verlo de nuevo, pero temeroso de que fuese a ser su último encuentro. —Ay, mi sourwolf. —lloró mientras lo abrazaba, recibiendo lamidas por toda su cara.

—Al final si vinieron por ti. —una voz bastante molesta se escuchó detrás de Stiles, era Chris Argent, recargaba un revólver con balas de acónito. —Justo como lo planeé.

El castaño se reincorporó sin flaquear, mirándolo desafiante. —No te saldrás con la tuya.

La mirada desafiante de la chispa chocaba contra la arrogante del cazador. —¿Cómo? Pero si ya lo hice. —rió mientras se fajaba su arma.

Stiles frunció al ceño al momento de ser encandilado por una luz roja que se paseó por sus ojos, un láser, este viajó entre sus cejas y ojos hasta posicionarse en su pecho de manera increíblemente rápida, que en cuestión de segundos, dos balas se habían impactado contra el cuerpo del castaño hiperactivo, desvaneciéndose sobre el cuerpo del lobo.

—¡No! ¡Stiles! —gritó ahora un Derek en su forma humana, mientras tomaba entre sus brazos el cuerpo inmóvil de su compañero.

—Yo siempre cumplo. —rió socarrón.

[...]

—Vamos, despierta. —escuchaba una extrañamente conocida voz que le llamaba. —DerBear, ya es tarde. —¿Qué carajos?

Se sentó abruptamente en la cama mientras sus ojos se acostumbraban a la luz y veía algo que jamás pensó que volvería a ver, su hermana Laura y sus padres, en su cuarto, y él despierto.

—¿Q-qué? ¿U-ustedes son reales? —preguntó anonadado entre lágrimas, su familia asintió para hacer un abrazo grupal.

—Lo somos, mi niño. —Talia Hale besó la cabellera negra del de ojos verdes.

Derek no podía estar más feliz, su familia estaba con vida, tenía que darle las gracias a Stiles, su compañero...

—¿Dónde está Stiles? ¿No estaba con ustedes? —preguntó de repente asustado, mientras se separaba del abrazo familiar y los veía fijamente, buscando una buena respuesta que calmara su ansiedad.

—Sobre él, cómo te lo decimos... —emitió Laura con un deje de tristeza.

—¿Qué... qué quieren decir?

Un viaje que lo arregla todo /SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora