Me siento algo intranquila, la mañana la pasé en la tienda con Darren atendiendo a los clientes y ayudando a doña Conchita con sus cosas.
No he tenido a Israel por ser el día libre de Ángela, creo que eso es lo que me tiene inquieta, ya me acostumbre a tenerlo a mi lado continuamente.
—Pequeña, ¿te ocurre algo? Estás distraída. —La voz de doña Conchita me hace removerme en el lugar. —¿Te ha pasado algo en estos días? —Me mira con preocupación, acercándose para acariciar mi mejilla, me dejo mimar unos segundos apoyando mi rostro en su toque. —Te ha vuelto a molestar esa horrible mujer.
Me alejo un poco para poder verla bien a los ojos.
—No, doña Conchita, —la llevo hasta la silla haciendo que se siente frente a mí. —ella solo quiere dinero y con lo que recibe de mi sueldo, está más que cubierto todo.
—¿Entonces que sucede, mi niña? —Su dulce voz hace que mis ojos piquen con ganas de derramar lágrimas al recordar a mi padre.
En este tiempo no lo he visto, no sé si mi familia estará bien o no. Aunque la aparición del oficial y de Ray no me da buen presentimiento, ambos me hacen sentir inquieta de maneras diferentes.
Ray es peligroso, nunca me hizo daño y siempre me respetó, pero quiere el control del clan, lo que se resume en tener a todos amenazador y bajo sus órdenes, ese todo me incluye a mí. Sin importar lo que tenga que hacer para conseguirlo. Lo peor es que sabe que no lo permitiré.
Mientras que el oficial Varga...
—Tengo miedo, —respondo a Conchita, sin terminar de analizar todo lo que me pasa, abrazándola fuerte, nunca me he sentido tan vulnerable, ni he tenido un hombro en el que llorar.
—Cuéntame, —después de unos segundos, donde mis lágrimas mojan su hombro, me aleja un poco para limpiar los restos de estas. —No voy a juzgarte, solo te escucharé.
—No es nada de lo que puedas pensar, —la corto al ver por donde pueden ir sus pensamientos. —Tengo miedo de lo que siento, —su sonrisa aparece volviendo a acariciar mi mejilla. —Son tantos sentimientos entre mezclados que no sé cómo tengo que comportarme.
—¿Estás enamorada?
—¿Qué? ¿De ese? Ni loca, antes... —Su mano se posa sobre mis labios para que no termine de maldecir, sonriendo y negando ¿divertida?
—No maldigas, que no sabes el día de mañana que ocurrirá, puede ser que te arrepientas.
—Pero es que es insufrible, —No puedo evitar hacer gestos con mis manos abriendo y cerrando, que si lo tuviera frente a mí lo estrangularía, solo de pensar lo que me dijo cuando lo volví a ver, —se piensa que soy una Lumia, por tener en brazos a Israel.
—Espera, ¿qué es Lumia? —pregunta con curiosidad.
—Él cree que trabajo para Graciela y que Israel es mío. —Siento como me hierve la sangre solo de recordarlo, unido a un poco de tristeza, mientras que la cara de sorpresa de Conchita, me hace sentir vergüenza.
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Mis Sacáis
Romance¡Amor y risas entre dos personajes inverosímiles! Cuando una mujer de etnia gitana y un policía forman un vínculo poco probable, sabes que te encontrarás en situaciones peligrosas como cómicas por la forma risueña de ella. Sigue a los dos mientras l...