Capítulo 1

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Fue un día nublado.

Las calles por las montañas estaban mojadas por la fuerte llovizna que había caído por casi tres horas. El clima era húmedo y muy frío. Algo que a la familia De León Ponce les gustaba. Después de vivir cierto tiempo en el calor abrazador de la ciudad, se dieron cuenta que preferían el clima friolento y la brisa refrescante que corría desde las espesas montañas adornada por más de cien árboles de diferentes tipos. A medida que avanzaban por la vía, aquel humo espeso, que suele limitar la visión a los conductores, hacía su misteriosa presencia.

–¿Mateo? ¿Qué sucede, cariño? –preguntó la señora Zulma a su esposo al notar incomodidad en su rostro.

–No es nada. Solo sentí el pecho algo extraño. Ya se pasó. –respondió con calma al sonreír.

–¿Te sientes mal papá? –insistió su hija menor, Selene.

De repente, en cuestión de segundos, el auto en donde viajaba la familia, se accidentó. El sonido de la llanta contra la calle por el frenazo, el brusco movimiento al volcarse y los gritos de terror por parte de todos, causaba que los latidos por parte de Selene aumentaran. Hasta que, todo se tornó negro.

–¡VEO QUE LA CHICA ESTÁ REACCIONANDO! –apenas escuchó Selene por parte de un señor, que, al verlo medio borroso, pudo identificar un poco que se trataba de un rescatista. –Te vamos a sacar de aquí. No te preocupes. Todo va a estar bien.

–¿Y mis padres? ¿Mi abuelo? ¿Mi hermano? –preguntó entrecortado.

Cuando Selene abrió por completo sus ojos, se dio cuenta que estaba boca abajo. Miró a sus padres y estaban ensangrentados y no reaccionaban, al igual que su abuelo, quien parecía que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza de la cual no paraba de sangrar. Al no ver a su hermano mayor, el miedo invadió a escalas extremas su cuerpo. Se alteró y comenzó a gritar. Pedía ver a su hermano, pedía a gritos que ayudaran a sus padres y a su abuelo antes que ella, pedía que los salvaran, pero al notar una mirada de tristeza por parte del rescatista, supo de inmediato que los había perdido. Gritó del fuerte dolor punzante que sentía en su pecho a causa del quebranto que dio origen en su alma, porque nuevamente perdió a personas especiales en su vida.

Cerró con fuerza sus ojos deseando que solo fuera un mal sueño. Y, pasó por su cabeza el momento en que su maestra preferida perdió la vida minutos después de que le regalara un collar y un helado por su cumpleaños, también cuando se enteró que su única mejor amiga falleció en medio de una balacera, ahora sus padres y su abuelo...

Acto seguido, Selene se despertó asustada. Su corazón lo sentía acelerado y rápidamente colocó una de sus canciones preferidas. Es un tono de guitarra acústica, mezclada con leves sonidos de un piano y el tarareo de una voz masculina que, para ella suena muy angelical. Permaneció sentada en su cama para dejarse llevar entre el sonido de la música y así relajase. No quería volver a llorar por esos malos sueños que pasaban constantemente. Vio la hora, y eran las cinco de la mañana. Su hora exacta en la que siempre se levanta a causa de sus pesadillas que no tienen fin.

Al sentir que sus latidos bajaron de intensidad, se levantó para hacer ejercicio. Hizo su desayuno saludable, se bañó y finalmente se alistó para salir a su trabajo. Como todos los días, se colocó sus audífonos para escuchar la lista de canciones en las que ella encuentra calma. Es una lista de canciones que, sirve como una medicina para poder nivelar su tristeza ante todos los acontecimientos que le ha tocado vivir. Para ella, es extraño que encuentre esa paz por medio de un tarareo, de alguien que vive en otro continente, ya que, el chico que tiene un canal donde sube sus videos, con millones de suscriptores, vive exactamente en Corea del Sur. Selene lo supo al traducir el nombre de las canciones al español y entre esa búsqueda, también encontró que el canal de ese chico, es casi reconocido en todo el país, pero, su rostro, es todo un misterio, ya que, ni en sus videos y ni en sus redes sociales lo muestra.

Mi amor en SeúlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora