Capítulo 3

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Al día siguiente.

Había una gran tensión en el departamento de idiomas. Al parecer, alguien había traducido de manera incorrecta varios puntos importantes de un contrato de suma importancia, que debía ser mandado impreso antes del mediodía al gerente de una empresa de bienes y raíces donde la familia del señor Tapia son socios en los Estados Unidos.

–Quiero que ustedes como grupo lean todo el contrato y me encuentren cada error que se cometieron. Y si gustan, subráyenlo, para así darme cuenta fácilmente, quién hizo su trabajo mal. En realidad, pésimo. –enunció Lucas con cabreo al tener su mirada en los cinco trabajadores del área de idiomas. Principalmente, miraba a una chica de veinticuatro años, que era de quien sospechaba ya que, era recién contratada al puesto y apenas le faltaba un año para terminar su licenciatura en traducción.

La chica estaba que se mordía las uñas nerviosamente mientras leía el papel. Ni se daba cuenta de la mirada matadora de su jefe.

–Fui yo. Cuando estuve traduciendo este documento, estaba con sueño y casi no presté atención a lo que escribía. –se culpó Selene para evitar que su nueva compañera pasara un mal rato. –Me disculpo. Asumo toda la responsabilidad y le prometo que no volverá a pasar.

Lucas la miró con sus cejas unidas. Sonrió porque le causó gracias que alguien como Selene dijera algo así.

–¿Esperan que me crea algo así? Todos sabemos lo bien trabaja su compañera ¿No?

Todos asintieron, menos Selene.

–Soy humana y cometo errores señor Tapia.

–Ese tipo de error lo puedo esperar de alguien que no tiene nada de experiencia, pero no de alguien como tú, que te graduaste de un colegio bilingüe y que, con veintiséis años de edad, tiene una licenciatura con énfasis en traducción, una maestría de traductora del español al inglés y viceversa, otra maestría en lingüística del idioma inglés, el certificado de intérprete y traductora oficial y que además tiene una licenciatura con metodología de la enseñanza del idioma inglés.

–¡Guao! ¿En serio tienes cuatro títulos universitarios? –preguntó uno de sus compañeros al sentirse sorprendido de que, Selene a casi tan corta edad tuviera esa formación académica.

–Sí, más dos certificados por haber participado este año en unos cursos de inglés avanzado en una universidad europea. –agregó Lucas aún más serio. –En fin, Selene, si dices ser la culpable, espero que tengas ese documento listo para hoy, a las tres de la tarde. Pueden retirarse a almorzar.

Todos salieron de la oficina sin decir más nada y se dirigieron a la cafetería. A excepción de Laura, la chica nueva del grupo y del que todos sospechan que fue quien tradujo todo mal. Se dirigió fue a su escritorio para asumir la responsabilidad de traducir mejor lo que le correspondía. Sus lágrimas querían salir porque se sentía decepcionada. Sentía vergüenza de su conocimiento y del esfuerzo en vano que dio al traducir el documento toda la mañana.

–Si necesitas llorar, hazlo. Todos en esta empresa lo hemos hecho en algún momento.

Laura se giró para ver a Selene. Contenía sus lágrimas, hasta que no aguantó, se puso de pies para abrazar a su compañera, tan solo que, se detuvo cuando ella le colocó en su frente las páginas con los errores ya subrayados que había cometido.

–Mejor llora en otro momento. El señor Tapia necesita esto lo más pronto posible.

–Quien diría que esos ojitos verdes angelicales darían tanto miedo a verlo enojado. Cuando vi sus fotos en las redes sociales, pensé que era alguien sociable, alguien difícil de enojarse y hasta pensé que era alguien divertido y cómico por la sonrisa tan perfecta que muestra de oreja a oreja.

–Laura, por favor, haz tu trabajo. Debo atender esta llamada.

–¿Puedo saber quién es?

–Solo es mi hermano.

–¿Y está guapo?

Selene la miró más seria antes de irse y Laura al entenderlo, se sentó de inmediato en su escritorio. –Vamos a ver que tantos errores cometí. –al ver la página se sorprendió de la cantidad de garabatos que había prácticamente en cada párrafo. No sabía si reír o ponerse a llorar. Pero sabía que primero llorar era una buena opción para luego empezar desde cero con su trabajo.

Una hora después, Selene regresó a su escritorio en completo silencio, dado que, Laura se encontraba en total concentración, hablando consigo misma y arreglando todo el documento. Se sentó lentamente. Y, al abrir una gaveta de su escritorio para colocarse sus audífonos y lentes, encontró un chocolate con una nota que decía: "La vida es un viaje de autodescubrimiento, atrévete a explorar."

De inmediato reconoció que era la letra de Lucas. Y, a pesar de que había sido un lindo detalle, para Selene fue algo normal, como una recompensa por su trabajo. No sonrió ni mostró alegría como lo haría ciertas chicas. Simplemente, agarró un chocolate de la bandeja para comérselo y así volver a guardar los demás.

Cuando se hicieron las seis de la tarde, Selene envió los documentos ya traducidos a la asistente de su jefe. Guardó todo en su cartera, incluyendo los chocolates y se dirigió a la oficina de Lucas.

–¡Oh! ¡Hola, Selene! ¿Necesitas algo?

–Solo pasaba para agradecerle por los chocolates. Buenas noches.

–¡Espera! ¿Te gustaría salir a cenar?

–No. No se preocupe. Estoy ocupada. Además, recuerde que solo soy su trabajadora. –pronunció cortante al darse la vuelta para irse rápidamente de la empresa.

Lucas nunca ha sido ese tipo de hombre que llame su atención. Es guapo ante sus ojos, pero él no es su tipo ideal. En realidad, no existe un hombre que pueda hacerla sonreír o que pueda hacerla sentir mariposas en el estómago cuando la miran. Prefiere mantenerlos fuera de su vida porque sabe que no tendrá un final feliz.

Continuamente, Selene se estaba dirigiendo hacia su vivienda a pies. No quiso tomar el autobús ni quiso agarrar un taxi. No luego de lo que le sucedió. Prefirió irse caminando, mientras escuchaba sus canciones y pensaba en la pregunta que le hizo su tía de, cómo sería unas vacaciones en Seúl. Principalmente pensaba en por qué ha estado mostrando tanto interés en las tradiciones y culturas de Corea del Sur, lo cual para ella son muy hermosas, pero principalmente, por qué su tía está aprendiendo dicho idioma. En sí, sospecha que puede ser para darle una atención cálida al señor que llega a su local. Tan solo espera que sea por eso y no por algo que implique en irse a dicho país.

De repente, una notificación hizo que volviera sus ojos a la pantalla de su celular. Su corazón latía apresurado, pero no por haber recibido una mala noticia, sino por haber leído en una cuenta de fans de su cantante favorito que, hace una hora atrás el chico había subido una canción donde ahora sí canta, donde sí se escuchan frases tanto de amor como de motivación por parte de él. Ya no es un tarareo como lo solía hacer o donde solo toca la guitarra, el piano o mezcla los sonidos de los dos instrumentos. Ahora, era algo totalmente nuevo y diferente.

De inmediato buscó la canción, la cual lleva como título el nombre de su canal de música: "My Soul". Traducido al español sería, mi alma. Leyó en la cuenta de fans que, el chico subió esa canción como celebración de los diez años que llevaba en las plataformas de música y por el logro de haber obtenido millones de reproducciones y suscriptores a su canal. Que, era algo que se merecían sus fans y que disfrutaran ahora una parte más de él.

Selene buscó la canción y se envolvió en la voz tan varonil y profunda del chico. Era espectacular, increíble y muy maravillosa. Se sintió enamorada al instante. Y, por primera vez, de sus labios esbozó una sonrisa de lo embelesada que se sentía.

Al final del día, escuchó la canción más de quince veces y nació ese sentimiento de querer aprender dicho idioma. Se sentía conectada con aquel desconocido y sentía como si él estuviera tocando no solo su corazón, también su alma con la melodía de su voz. 

Mi amor en SeúlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora