Narra Lena.
Cuando desperté, me encontraba en el suelo de una habitación, mi cuerpo reposando sobre una suave alfombra. Miré a mi alrededor y parpadeé un par de veces, tratando de recobrar el conocimiento. No tenía idea de dónde estaba ni cómo había llegado hasta allí. Me puse de pie y observé a mi alrededor, fue en ese momento cuando lo comprendí: estaba con ella. La musa perfecta. Ella me sonrió alegremente y giró la cabeza, mostrándome lo que había preparado: la cena. Me levanté y caminé hacia ella con una sonrisa sincera en mi rostro. No sabía por qué, pero me sentía extrañamente familiarizada con aquella desconocida, como si ya la conociera.
Durante la cena, los recuerdos comenzaron a llegar poco a poco: la cafetería, nuestras conversaciones, su invitación a divertirnos. La música resonaba en el aire y el alcohol fluía libremente. Recuerdo haberme embriagado por completo, mientras ella actuaba con prudencia y me llevaba a casa, a su hogar. Un inmenso palacio y una hermosa princesa.
Lena: ¿Cocinas? -pregunté.
Kara: Por supuesto -respondió ella.
Lena: ¿Desde qué edad? -inquirí.
Kara: Desde muy temprana edad, podría decirse. Mi madre decidió que sería una distracción adecuada para mí -contestó.
Lena: Entiendo. ¿Y la danza también es una distracción adecuada para ti? -pregunté con curiosidad.
Kara: No -sonrió- pero lo fue para ti. Quedaste rendida.
Lena: Con el paso del tiempo, he perdido el control con el alcohol, pero supongo que con práctica podré dominarlo nuevamente, como solía hacerlo en mi juventud -comenté.
Kara: ¿De verdad lo hiciste? -preguntó ella con interés.
Lena: -Me encogí de hombros- Tal vez sí, tal vez no.
Kara: Me estabas buscando, ¿por qué? ¿Qué es lo que te debo, Lena? -pregunto intrigada.
Lena: Tu compañía, y lo que estés dispuesta a darme -respondió.
Kara: -Ríe- Dime más.
Lena: Te necesito. Si no me ayudas, podría perder más de lo que estoy dispuesta a aceptar -explico.-
Kara: Bueno, si realmente está en mí poder ayudarte, sería un placer hacerlo. Solo sé más clara en tus deseos -respondió.-
Lena: Necesito un libro. Necesito una musa para terminarlo -confesó.-
Kara: Tu reputación te precede. Tienes muchas mujeres, ¿por qué no usas alguna de ellas? -preguntó con cierta ironía. -
Lena: Porque la musa que necesito no se encuentra en ninguna alma ya profanada por mí -respondió con sinceridad.-
Kara: Lena, ayudarte significaría conocernos mejor -dijo con cautela.-
Lena: Y ¿por qué temes que te conozca? -preguntó ella con curiosidad.-
Kara: No temo, pero debes admitir que nuestra situación ya es bastante peculiar. Estoy cenando con una completa desconocida -respondió.-
Lena: Has leído mis libros -afirmó.-
Kara: He leído los libros de un escritora con una reputación cuestionable, pero no he estado con la mujer detrás de esos escritos. ¿Cómo sé que eres normal? -cuestiono.-
Lena: Bueno, no lo soy. Y tú tampoco estás cenando conmigo, en realidad -respondió con una sonrisa enigmática.-
Narra Kara.
Tienes razón, estamos en una situación peculiar. Me has dado tu compañía y tiempo en tu casa, y puedo entender por qué sientes que te debo algo a cambio. Pero debes comprender que no puedo tomar una decisión tan importante sin pensarlo detenidamente.
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La idealización de una musa.
FanfictionLena Luthor, una pluma virtuosa en el cosmos literario, es célebre por sus narrativas románticas, impregnadas de pasión y posesividad. Sus obras son el espejo de los intensos amores que han marcado su existencia. No obstante, una serie de infortunio...