💋~ 29/04: Beso de la vida.

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El grito ensordecesor del pasillo era como un martillo en la cabeza del príncipe Kion. O quizás era él quién gritaba.

Corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron, esquivando a todo el personal como el ágil guerrero que era. Debía de llegar a su habitacio rápido, tenía que hacerlo.

Entró haciendo un escándalo y no le importó quién estuviera dentro. En cuanto sus ojos conectaron con el pálido cuerpo estático en la cama, sintió que el mundo entero se derrumbaba.

Fuli.

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Si algo sabía Fuli con certeza, era que odiaba el agua con todo su ser.

Desde pequeña le huía a esas excursiones familiares en donde su padre la llevaba a recorrer cada isla que había en su reino. Y en casi todas las ocasiones ella se ahogaba.

Por eso, desarrolló una pequeña fobia a las aguas del mar. Evitando a toda costa que esas malvadas olas la tragaran enterita y ella se fuera al Más Allá.

Pero lo que ella no sabía, era que ese miedo la encontraría en la tranquila soledad de su habitación. ¿Sería alguna especie de Karma por sus actos o la vida en serio la odiaba?

Fuli solo había intentado tomar un baño, uno relajante que oliera como los pinos y la brisa fresca que le recordaban a él. No entendió, o de verdad se había vuelto loca para que eso sucediera así, pero terminó ahogándose en las aguas de su bañera. Se quedó dormida o se desmayó, una de dos, y su cuerpo se hundió hasta que ella respiraba agua y no aire.

La encontraron un minuto después sus fieles damas de compañía y el escándalo que formaron hizo que todo el castillo se enterara de la pequeña situación.

Y obviamente, eso llegó a oídos de la familia real. Llegó a los oídos de su novio, el príncipe.

Y justo ahora, Kion estaba volviéndose loco al verla inerte en su cama.

~💋~

El príncipe llegó hasta el cuerpo de Fuli y se asustó al sentirla fría. Muy fría. Se percató que estaba desnuda, solo con una sábana encima que seguramente se la pusieron las damas de compañía. Se quitó au chaqueta y se la puso con destreza, acurrucando el cuerpo en su calor.

Sabía que su familia estaba allí, observando. Pero a él no le importaba.

—Fuli —susurró, llamándola para que despertara—. Fuli, por favor, abre los ojos.

Pero ella seguía inerte, como un peso muerto en sus fuertes brazos.

—Fuli.

—¿Qué ocurrió? —escuchó a su padre preguntar detrás de él.

—La encontraron sumergida en el agua de su bañera —habló el sanador—. Sus pulmones estaban llenos de agua, logramos hacer que expulsara todo, pero aún no despierta. Unos segundos más... y quizás estaríamos presenciando un funeral.

Kion no quería ni pensar en esa probabilidad. Llevó una mano a su mejilla helada y acarició el lunar que él tanto amaba.

—Fuli... Fuli despierta —volvió a murmurar—. Necesitamos que despiertes, tenemos que casarnos, ¿recuerdas? Yo... —se le quebró la voz, todos guardaban silencio—. Debemos ir a Solase y que se entere todo el maldito reino de nuestro compromiso. Despierta, princesa. Hazlo por mí.

Kion se llevó una de sus manos a su propio corazón y rezó porque ella despertara.

—¿Lo escuchas? Es mi corazón latiendo —se acercó un poco más a ella—. Late desenfrenadamente por ti. Solo por ti.

La mano de Fuli se sentía fría y muy frágil, pero Kion no se iba a rendir.

—Si me dejas... mi corazón ya no seguirá latiendo. Tienes que despertar, princesa. Por favor...

El príncipe cerró los ojos y se concentró en su amada, en su querida amiga de la infancia y su novia. En su primer amor y su primer beso. En su primera vez y en su futura esposa.

—Por favor...

Él era consciente que más de uno en la habitación estaban pasmados ante todo su afecto. Nunca hicieron oficial su noviazgo, Kion quería hacerlo a lo grande y que todo el mundo supiera que él era de ella y ella de él. Pero esperó... y quizás no pueda volver a ver esos hermosos ojos esmeraldas.

—Te prometo que te prepararé esas tartas de frambuesa que tanto amas, princesa. Solo debes despertar...

Kion decidió que ya no le importaría absolutamente nada que no fuera ella. Y por eso es que sin importar que varios pares de ojos lo miraran, él se inclinó y besó con suavidad los labios fríos de su novia.

Le transmitió todo el amor que sentía por ella y más, y deseó que eso fuera suficiente para despertarla. Como en los cuentos de hadas.

Sus lágrimas resbalaron de sus ojos y tocaron las mejillas de Fuli. Pero no le importó, siguió tocando esa boca femenina que lo volvía loco.

Fuli era de las personas más importante en su vida. No quería perderla.

La llenó de besos en toda su cara. En su frente. En sus mejillas. En su nariz. Y en sus labios de nuevo. Deseando. Rogando. Esperando.

Solo quería que ella despertara. Y luego... luego quemaría el mundo si con eso ella estaría a salvo. Secaría los océanos y evaporaría las lagunas con tal de que ni una gota de agua la tocara.

La idea ni siquiera lo asustó.

—Príncipe Kion, creo que será mejor hacerle unos chequeos y ver que todo marche bien. Estoy seguro que la princesa despertará y...

Kion ya no siguió escuchando al sanador. No pudo cuando la mano de Fuli apretó su agarre. ¿Eran ideas suyas, verdad? Pero no, Fuli le acariciaba el dorso de su mano con tal fragilidad que le rompió el corazón.

Estaba viva. Despierta.

Se lanzó a por ella y la llenó de besos de nuevo, incapaz de contener todo el alivio y la felicidad que estaba sintiendo.

—Kion...

El príncipe se alejó y esperó. La voz de Fuli era apenas un murmullo cuando dijo:

—Padre.

El príncipe volteó, y ahí, justo en el marco de la puerta, estaba el rey de Solase. El padre de Fuli.

Y a su lado, un joven apuesto con sonrisa triunfante.

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Ya rompí las reglas del reto JAJAJAJAJ, pero bueno, cositas que pasan.

El último drabble lo leerán mañana. Ayer estuve muy cansada y no subí el que correspondía. Así que un día más no afectará mucho.

Nos vemos.

Besos, Vee

KISSPRIL | Kiuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora