💋~ 23/04: Primer beso.

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El frufrú de las ropas enormes y calurosas de su madre lo tenía agobiado. ¿Cómo era posible que la reina no tuviera ni una gota de sudor en la frente con semejante calvario encima? Sinceramente se alegraba de ser un príncipe y no una princesa.

—La princesa llegará pronto, será mejor que quites esa expresión de fastidio —le reclamó su madre, deteniendo el paso abruptamente para fruncirle el ceño—. Tu padre le prometió al rey de Solase que la estadía de su hija sería placentera. No puedes recibirla con esa cara, Kion.

Kion bufó, cruzándose de brazos.

—Madre, no estoy interesado en fingir sonrisas tontas frente a una princesa mimada que viene al castillo solo porque estaba aburrida en su enorme cama de seda —declaró. Era absurdo, ¿por qué tenía que venir a pasar unas vacaciones en su reino? ¿Que no eran suficientes sus doce islas privadas?

La reina se llevó una mano a las sienes y presionó levemente. Kion podía ser un verdadero dolor de cabeza.

—Solicitó salir de su reino por un tiempo, ¿es eso algo malo? —bajó su mano y miró directamente a su hijo—. Te vas a comportar como el príncipe que eres y le vas a ofrecer una grata experiencia, ¿está claro? Si no, voy a ordenar que cancelen el torneo.

Los ojos de Kion se abrieron de golpe. No, con el torneo no.

—No puedes hacer eso.

—Soy la reina, hijo mío, claro que puedo hacerlo —avanzó unos pasos antes de girar hacia Kion y sonreirle con dulzura—. Ah, y tu padre te asignó como su guía en su estadía. Así que te sugiero que me acompañes a recibirla.

Kion quedó con la palabra en la boca cuando su madre se fue. Y en ese momento, se cuestionó si no sería mejor llevar un vestido enorme a tener las respondabilidades de un príncipe.

~💋~

El sonido del carruaje y el relinchar de los caballos quedaron a un segundo plano en cuanto la princesa puso un pie en el suelo.

Kion se imaginó miles de escenarios, diversos aspectos de cómo sería la princesa y centenares de acciones que tendría que soportar. Pero lo que nunca se imaginó, lo que nunca pasó por su cabeza era que la vería a ella.

Tenía todavía esa mirada risueña cuando terminó de larmerse los dedos llenos de mermelada de frambuesa.

—¿Dónde conseguiste este pastel? ¡Es delicioso! —chilló ella.

Ciertamente el pastel robado de la cocina real sabía mil veces mejor que si lo hubiera pedido. Pero no podía decirle eso. Así que Kion se recostó en la hierba y disfrutó de la compañía de su nueva amiga.

—Es un secreto.

—¡Oh, vamos! —se quejó, agarrando las mejillas de su amigo para jalarlas—. Jamás había probado algo tan rico en toda mi vida, tienes que decirmeee...

Kion agarró las muñecas de su amiga y la detuvo de seguir lastimándole la cara. Iba a regañarla por ser tan insensible con su delicado rostro pero entonces se percató de la cercanía de ambos. Podía saborear la frambuesa en el aliento de ella y sus mejillas se sonrojaron por pensar en lo que estaba pensando.

No, no podía hacer eso.

Pero la chica frente a él parecía estar pensando lo mismo y por un momento pensó que quizás no sería tan mala idea. Es decir, nunca había besado a nadie, y tenerla frente a él era...

Ella accionó, presionó sus dulces labios sobre él y el mundo se fundió en un universo lleno de colores y formas extraordinarias. Era apenas un contacto, pero sintió que su estómago bailaba al compás de un sonido imaginario y lo guiaba por sendas desconocidas que temía explorar.

Nunca olvidaría su primer beso, y jamás podría confundir a la chica que se lo dio.

Era el mismo cabello dorado, la misma piel blanca como la porcelana y la misma mirada verde centelleante que te inducía a un hechizo sin ser consciente de ello. Era la misma niña que había conocido, pero en el cuerpo de una mujer. Kion incluso podía ver el lunar característico en forma de corazón desde la entrada del castillo, y ese punto negro en medio de un mar blanco fue el que lo hizo reaccionar.

Con manos temblorosas, se acercó a los pies de la escalera del castillo y esperó a la bienvenida de su madre. La reina tenía una enorme sonrisa en la cara y Kion se preguntó si no sería mejor salir corriendo.

—Bienvenida, princesa Fuli, a las Tierras del Reino. Espero que tu viaje haya sido placentero.

—Gracias, majestad, es un honor poder estar aquí —respondió la princesa con una suave sonrisa. Kion notó que su voz había madurado, era aterciopelada y sedosa, nada que ver con el chillido que él recordaba.

—El honor es nuestro —escuchó decir a su madre. Luego un leve asentimiento en su dirección—. Te presento a mi hijo, el príncipe Kion, él será tu guía durante tu estadía en el castillo.

El suelo bajo los pies de Kion tembló cuando la mirada de la princesa se posó en él. Le costó tragar saliva. Un poco nervioso, el príncipe hizo una reverencia a modo de saludo. Los orbes de ella no dejaban de mirarlo y él se puso incómodo. Sabía que tenía que ser educado y extenderle la mano, pero sentía que estaba clavado al piso.

La reina carraspeó levemente y eso fue todo lo que él necesitó para armarse de valor y dar un paso hacia ella

—Bienvenida, princesa, haré todo lo posible para que su experiencia sea enriquecedora —tomó una de sus suaves manos y se la llevó a la boca, plantando un casto beso en el dorso, como dicta la tradición. Los ojos de Fuli se sentían como fuego sobre su piel, estudiando y analizando.

—¿Todo lo posible? —murmuró suavemente, mirándolo. Su voz era apenas un susurro cuando dijo—: ¿Incluso fingir que no me conoces?

Kion la miró entonces y pudo distinguir un destello de reconocimiento bailando por sus ojos. Ella también se acordaba de él. No sabía si eso era bueno o malo.

—¿Es ese su deseo, princesa? —preguntó en voz baja, aún apretando su mano—. ¿Quiere que finja que no la conozco y que pretenda que no se hizo pasar por una plebeya para besarme?

Las cejas de la princesa se alzaron y las comisuras de sus labios se extendieron. Kion tuvo el presentimiento de que no iba a salir nada bueno de sus labios.

—Si mal no recuerdo... no fui la única que mintió sobre su identidad —jaló su mano del contacto del príncipe y se alisó los pliegues del vestido en un gesto casual—. Deseo que me lleve a mi habitación, después podemos ponernos al tanto.

Kion la miró solo unos segundos antes de inclinarse y darle el paso a su acompañante. La princesa Fuli entró al palacio seguido de sus damas de compañía y el personal de recibimiento. Su madre le sonrió complacida por su hospitalidad y entró antes que él.

Se permitió solo un minuto para aclararse la mente y calmar a su corazón y luego entró. Serían unos días interesantes.

~💋~

¡Primer día del reto Kisspril! ¿Qué les pareció? Yo soy muy mala para hacer drabbles cortitos, mil palabras es lo máximo y siento que es muy poco. 😭

Pero bueno, he cumplido (espero) con el día de hoy. Ya quiero que lean los demás drabbles 👀, están bien interesantes y bonitos<3

Déjenme su voto y su opinión, nos vemos mañana.

A propósito, ¡feliz día del libro para todos ustedes! Que el hábito de la lectura nunca se pierda. 🫶🏻✨

Besos, Vee.

KISSPRIL | Kiuli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora