Cap. 36. Gavrion."El amor es la respuesta, aunque no recuerdes la pregunta" (John Lennon).
Laia
Gavrion, pueblo montañoso de Reino DiamanteLos edificios de piedra comienzan a emerger en el horizonte, y un suspiro de alivio escapa de mis labios. No sé cuánto más podría soportar mirarle sin perderme en la profundidad de sus ojos. El viaje ha sido, sin duda, intenso. Desde el incidente, hemos mantenido una charla constante, una especie de danza verbal que ha ido cerrando la distancia que antes nos separaba. A veces nos aferramos a tonterías, intentando alivianar la tensión que flota entre nosotros; otras, nos sumergimos en temas más profundos, donde cada palabra parece cargar con un peso significativo. A través de estas conversaciones, la figura de Dorian ha ido desenredándose en mi mente; ya no es solo el rey que detenta el poder, sino un hombre con historias, sueños y temores que resuenan en sus ojos.
A medida que nos acercamos, una oleada de emoción me inunda. Gavrion. Es mi primera vez fuera de casa, y la idea de lo desconocido me provoca un latido acelerado en el corazón. No puedo evitar mirar a mi alrededor, absorbiendo cada detalle como si fueran tesoros escondidos. El carruaje se detiene frente a una vieja posada, un edificio de piedra que parece haber sido abrazado por la hiedra, como si la naturaleza intentara reclamarlo como suyo. Su apariencia desgastada por el paso del tiempo me resulta sorprendentemente reconfortante, una promesa de historias que han pasado a través de sus muros. El sonido de risas y charlas que emana de su interior me envuelve, provocando un escalofrío de anticipación que recorre mi espalda.
Al bajar del vehículo, el aire fresco me envuelve, como una bocanada de libertad que me recuerda que estoy a punto de comenzar algo nuevo. A mi alrededor, la ciudad palpita con vida. Los colores vibrantes de las telas que adornan los puestos del mercado contrastan con el gris de la piedra, formando un tapiz de actividad que nunca antes había experimentado. La luz del sol se filtra entre las calles empedradas, iluminando los rostros de los transeúntes, cada uno con su propia historia, cada mirada un eco de experiencias vividas.
Al cruzar la puerta de la posada, el ambiente se llena de murmullos y risas, como una sinfonía de calidez que me envuelve por completo. Por un instante, siento que las tensiones de los últimos días se desvanecen, permitiéndome ser simplemente una espectadora en este bullicio, lejos del peso del título que Dorian lleva sobre sus hombros.
Nos acercamos al mostrador, donde una mujer de cabello rizado y sonrisa amplia nos recibe con una calidez genuina. Sus ojos brillan con una amabilidad que me resulta reconfortante, un destello de humanidad en un mundo que a menudo parece frío y distante.
— Bienvenidos a "La Estrella de Gavrion" — dice, su voz resonando con una dulzura que me hace sentir un poco más en casa —. ¿Qué les trae por aquí?
Dorian se inclina ligeramente, su tono respetuoso mientras observa a la mujer.
— Buscamos un lugar donde descansar.
Cuando ella levanta la vista de la mesa de recepción, su expresión cambia de inmediato, y su boca se abre en un gesto de sorpresa.
— Oh, Dios mío. Su Alteza... Bienvenido — saluda, su voz tiembla ligeramente mientras hace una profunda reverencia —. ¿Tienen alguna preferencia en cuanto a la habitación? — pregunta, intentando mantener su profesionalismo, pero su voz tiembla ligeramente ante la mirada fría de Dorian.
— Cualquier habitación que ofrezca un buen descanso. No es necesario que sea lujosa, solo... cómoda — su tono es brusco, como si estuviera tratando con un sirviente incompetente más que con la dueña de la posada.
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El Rey de Hielo [EDITANDO]
Roman d'amourLaia ha pasado toda su vida huyendo de un pasado oscuro y de las deudas que su padre dejó tras su muerte. Su fortaleza y espíritu desafiante la han mantenido con vida, pero todo cambia el día que es llevada ante el rey Dorian. Él es un hombre calcul...