04 La pesadilla de Modric

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∘◦༺ MODRIC ༻◦∘

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∘◦༺ MODRIC ༻◦∘

Cierro la puerta de mi apartamento con un suspiro de alivio, dejando atrás el bullicio de la noche. La ciudad resplandece bajo las luces de diversas guirnaldas, sus calles rebosan de vida y energía. Pero para mí, esa misma energía se siente como un peso que arrastra mis pasos mientras atravieso el umbral de mi nuevo hogar.

La calidez artificial de la iluminación ambiental me recibe. Mis pasos reverberan en los suelos de mármol mientras me dirijo hacia la sala de estar, con la esperanza de encontrar algo de tranquilidad en medio del caos que representaba volver a mi ciudad natal.

Justo cuando estoy a punto de dejarme caer en el sofá, mi teléfono móvil comienza a vibrar dentro de mi bolsillo. Un suspiro de resignación escapa de mis labios mientras saco el dispositivo y veo el nombre de mi agente parpadeando en la pantalla. Es tarde, demasiado tarde para asuntos de trabajo, pero sé que no puedo ignorar esta llamada.

—¿Qué pasa ahora? —pregunto.

La voz de mi agente, siempre tan concisa y predecible, se desliza a través del auricular con una exasperante urgencia. Parece que hay un problema con nuestra campaña publicitaria en España. Un problema que requiere mi atención inmediata. Mis cejas se fruncen con confusión mientras escucho sus palabras. Una campaña publicitaria no debería ser motivo de preocupación, pero algo en su tono me hace sentir que este problema es más grave de lo que parece.

—No puedo ir ahora mismo, es demasiado tarde —digo, tratando de mantener la calma mientras mi mente corre para encontrar una solución alternativa. Pero mi agente insiste en que es urgente, que la reputación de la marca está en juego.

No puedo simplemente ignorar este problema, pero tampoco puedo desaparecer en medio de la noche para solucionarlo.

—Dame unos minutos para pensar en una solución —respondo. Mi mente está girando en círculos, buscando desesperadamente una salida para este dilema.

—¿Entonces tomarás un vuelo o llamarás a...?

—Cierra la puta boca, Pam —la interrumpo, cortando la llamada con un gesto brusco.

Dejo caer mi teléfono entre los cojines del sofá y volteo a ver hacia la televisión.

—Okey Google, reproduce High de Stephen Sanchez.

Desde el pasillo oigo el ding del dispositivo, el cual no tarda en cumplir con la petición.

Camino hacia mi habitación.

La fama, que una vez pareció un sueño hecho realidad, ahora se siente como una carga demasiado pesada para soportar.

Mis pasos me guían hacia el escritorio, donde las cajas de documentos esperan pacientemente mi atención.

La idea de viajar a España para la campaña publicitaria me parece cada vez más inverosímil, no solo por el problema que supondría mi ausencia en al menos dos clases, sino también por la ansiedad que siento ante la perspectiva de enfrentarme al mundo exterior y sus insufribles demandas. Mi agente ha estado presionando para que viaje lo antes posible, pero cada vez que pienso en dejar atrás la relativa tranquilidad de mi suite, siento un nudo en el estómago.

Las manos de Modric Donde viven las historias. Descúbrelo ahora