TaeHyung nunca había visto a JungKook de esa manera, ni siquiera era su tipo; sin embargo, el sueño que tuvo durante el verano despertó algo en su interior y ahora no era capaz de mirarlo sin sonrojarse o actuar como un tonto.
Pero hay varios proble...
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El primer día de escuela luego del verano era sin duda bastante pesado, sobre todo porque después de haber pasado los últimos meses disfrutando de la vida y lo que esta tiene para ofrecer sin detenerse a pensar en otra cosa, volver a encerrarse desde las ocho de la mañana en una institución que constantemente intentaba matar los sueños de la juventud no era lo que uno quería hacer.
Mientras comía su torre de panqueques TaeHyung ya comenzaba a extrañar las tardes de verano que había pasado junto a sus amigos nadando en el lago, definitivamente volver a la escuela era lo peor que le podía pasar a un adolescente, o al menos así lo veía él.
Y mientras TaeHyung se sumergía en la miseria de lo que él creía era la peor crisis de su vida, su hermana parecía muy contenta con el regreso a clases cosa que sinceramente estaba irritando a TaeHyung ¿Cómo podía estar tan contenta con eso?
—¿Acaso no estás molesta por que se acabaron las vacaciones? — preguntó dejando caer el tenedor sobre el plato.
—¿Bromeas? Cuando la escuela finalmente acabe podré comenzar a maquillarme y seré mucho más bonita que ahora, podré entrar a las porristas y seré popular en la preparatoria. Mientras más rápido pase el tiempo, mejor.
TaeHyung parecía bastante sorprendido con la declaración de su hermana, ella realmente tenía preparado un plan que le aseguraría la popularidad.
—Buena suerte con eso, las cosas se van a poner competitivas cuando nuestra generación se vaya.
MinJi lo sabía, el grupo de TaeHyung era extraño y nada acorde a lo que se supone debía ser la preparatoria, pero mantenían a la escuela en una armonía casi nauseabunda.
—Gracias por el consejo.
—No hay problema.
MinJi solía tomar el autobús hacia la escuela todos los días ya que entraba a las siete de la mañana, TaeHyung cuyo horario no empezaba hasta las ocho, podía disfrutar unos minutos más de estadía en su casa y de las ventajas que suponía que su padre pudiera llevarlo de camino al trabajo.
Cuando terminó de desayunar y dejó su plato en el fregadero se dirigió a su habitación a revisar que todo estuviera en su lugar, no quería olvidar nada. Suspiró con pesadez cuando notó su libro de lengua fuera de la mochila, agradeciendo internamente haberse detenido a revisar; pero cuando lo tomó y recordó que comenzaría a ver a JungKook de manera diaria se le revolvió el estómago.
Estaba a punto de superarlo, de verdad que sí, ya ni siquiera se sentía emocionado al recordar su sueño, pero la cosa era que aún lo recordaba y también recordaba el sueño del cuatro de julio, que si bien no había sido nada relevante había seguido implantando una imagen idealizada de JungKook en su subconsciente, cosa que no le agradaba mucho que digamos.
