A pasado casi una semana desde la última vez que hablé con él en la fiesta de Rebeca-más de lo estrictamente necesario quiero decir porque alguna palabra tendremos que haber cruzado. teniendo en cuenta que dormimos en la misma habitación-.
Siento la extraña necesidad de escuchar alguna de sus idioteces.
Aunque claro, eso nunca voy a admitirlo en voz alta.
-¿En qué piensas?- dice mi mejor amigo con un destello de curiosidad en sus ojos.
-En que tengo ganas de jugar PlayStation.
Mentirosa.
-Guay. ¿Qué quieres jugar?.
-A la tal FIFA esa que siempre juega mi hermanastro.
Siempre he querido aprender a jugar ese juego pero siempre que se lo pedía a Matthew me decía que estaba ocupado y yo tenía mucha pereza como para insistir.
-Enserio quieres jugar fútbol.Tú, fútbol-dice entre risas.
-Si, ¿Algún problema?-digo a la defensiva.
-No ninguno pero....
-Tu más que nadie por tu condición sexual deberías saber que hoy en día las cosas han cambiado-veo que no tiene la intención de decir nada y sigo hablando-porque si no, tú no podrías ir libremente por los bares viendo a quien te tiras cada noche. Así que métete en tu cabeza que las mujeres también podemos hacer cosas que hacen los hombres.
La verdad no se porqué me he puesto así. Bueno si lo sé pero no pienso decirlo.
-Lo siento-le pido disculpas por todo lo que le dicho sin venir a cuento.
-No te preocupes. Vamos a jugar-Argumenta todavía perplejo por el sermón que le he soltado.
Asiento con la cabeza satisfecha y me paro del sofá a buscar el disco del juego.
No tengo mucha idea sobre fútbol. Solo sé que en cada equipo participan 11 jugadores más los que siempre están chupando banquillo.
Pero aún así tengo un equipo y un jugador favorito.
-¿Que equipo vas a elegir?
Le miro significativamente y capta lo que le quiero decir.
-Vale ya entendí, el Madrid ¿no?
-Sí-digo emocionada y el rueda los ojos.
En ese aspecto yo y Chris somos muy diferentes. Él es del Barcelona, yo del Madrid. Mi ídolo es Cristiano Ronaldo, el suyo Messi. En fin polos opuestos.
-Toma-extiende el brazo para darme el mando.
Jugamos un buen rato y en todo ese tiempo no logré meter un solo gol.
-Eres un paquete-se carcajea.
Le fulmino con la mirada y se ríe aún más.
-Bueno me voy que ya es tarde-dice poniéndose de pie.
-Chao-le contesto secamente.
Oigo que cierra la puerta. Me quedo con el mando en la mano mirando fijamente la televisión que todavía tenía la imagen de mi derrota.
Estoy dejando el honor del Madrid por el piso.
-Joder, cuatro goles. Una de dos o eres muy mala o la persona con la que jugaste hizo trampa y yo creo que la respuesta acertada es la primera ¿no?-dice una voz familiar.
Y ahí está el chico esperado.
No me hizo falta girarme a verle para saber que estaba sonriendo burlescamente.
-Callate imbécil-musito.
-¿Enserio estás enfadada porque has perdido?-dice aún divertido
《Que te puedo decir tengo mal perder》
-Que te importa-respondo a la defensiva.
Me giro para mirarle al ver que no dice nada.
Se me acelera el pulso al notar que solo llevaba unos pantalones de algodón.
Vale no debería ponerme de esta manera si ya lo he visto así. Y con mucha menos ropa.
¿Por qué he dicho eso?
Dios mío ¿Cómo me pones delante ha semejante monumento?
-Hey-chasquea sus dedos en frente de mi rostro-Te estoy hablando.
Me saca de mis pensamientos.
-Eh?...s-si dime-tartamudeo.
-Te estaba diciendo que si quieres hacer un trato.
Frunzo el seño. Nunca me imaginé que me estuviera diciendo eso.
Él nota mi confusión y aclara lo que dijo anteriormente.
-Si mira. Yo te enseño a jugar fútbol en la Play y a cambio me deberás un favor.
No quiero aceptar porque con personas como él nunca se sabe que tipo de favor te pueda pedir pero necesito, es más tengo la obligación de ganarle a mi mejor amigo.
Tras pensarmelo unos segundos decido aceptar ya después veré que hacer para no cumplir con mi parte del trato.
-Vale- digo en un susurro.
-Manos a la obra.
No se porqué está tan emocionado.
Se sienta a mi lado en el sofá y me dice para que funciona cada botón del mando.
Estuvo como diez minutos así hasta que logré "entender".
GOOOOOOllllllll!!!!!
He marcado gol. Tengo la sensación de que me ha dejado anotarlo pero no importa estoy tan feliz que no me puedo parar a pensar en eso.
Me he puesto a dar saltitos de la emoción.
Él se para al lado mío contemplando mi repentino arrebato de locura por la emoción de haber anotado.
Un solo gol.
Algo es algo.
-Enhorabuena-me dice divertido.
Y sin pensarlo me lanzo sobre él y le beso.
Mi cuerpo se pone en alerta al darme cuenta de lo que he hecho.
OMG!!!
Empiezo a tensarme como casi todas las veces que estoy cerca de él.
Intento separar nuestros labios pero me lo impide y profundiza aún más nuestro beso.
Nos separamos para coger aire. Tiene los labios hinchados y pálidos por el beso y supongo que yo también los tendré así.
No puedo ni mirarle a la cara. Tengo tanta vergüenza que ahora mismo debo tenerla tan roja como si fuera a explotar.
Tocan la puerta.
No sé si alegrarme o molestarme.
-Eh...yo creo que deberías...- creo que es la primera vez que lo escucho tartamudear.
-S-si-mascullo.
Camino hacia la puerta para alejarme de la atmósfera llena de tensión que se había creado entre nosotros por mi culpa.
ESTÚPIDO FÚTBOL.
Si no me hubiera empeñado en aprender a jugar nada de esto estuviera pasando.
-Bue...
Me quedo sin habla al abrir la puerta y ver a la persona que está parada frente a mí con una sonrisa inocente.
Esto no está pasando.
Todo debe ser un sueño o mejor dicho una pesadilla de la que no sé como despertar.
-Hola Daniela.
No, no lo es.
-¿Matthew?
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Nuestro Último "Te Amo" (Nuestro.1)
Novela JuvenilTodo en la vida de Daniela es pura monotonía. Pero...¿Qué pasará cuando alguien se cruce en su camino y acabe con su tranquilidad?