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Harry estuvo esperando el día viernes con más ansias que cualquier persona.


Más que los estudiantes después de una larga semana de exámenes, más que los maestros después de largas jornadas durante la semana.

Igualmente para el rizado fue una semana desgastadora, mucho más de lo que esperó.


Saliendo del gimnasio, aún de mañana ensayaba con Josh algunas tácticas de defensa personal que veía en internet, trataba de practicar las más seguras que había, así también las más fáciles de aprender para Louis.

A medio día preparaba algunos cócteles, algunas tácticas para parecer profesional que Josh le enseñaba, éste tenía cuatro años siendo barman, él apenas tenía una semana, y aún así Josh decía que no lo hacía mal.

Quería confiar en él.


Harry sentía que no le pagaba lo suficiente a Josh, este se dejaba golpear y tirar al piso cada vez que practicaban las tácticas de defensa personal. Para que después le mojara los pies con licor cada vez que la botella resbalaba de sus manos al querer hacer una marometa con ella.

Niall estaba encantado, él era el hermoso catador que probaba cada cóctel del rizado, debía admitir que no le quedaban mal, sabían bien.

Le había enseñado a Louis tan sólo un par de técnicas, dos que le ayudarían a derribar a alguien o al menos safarse si algún día alguien quisiera tomarlo desprevenido y a la fuerza. Al inicio fue complicado porque temía hacerle daño a Louis cuando le hiciera la demostración de como realizarlas.

Ni siquiera las demostró bien, le enseñó paso a paso con delicadeza tomando el cuerpo de Louis entre sus brazos como cualquier muñeco de porcelana.

Gracias al cielo, Louis entendió la táctica al poco tiempo de muestra, el ojiazul estaba más emocionado por aprender que ni siquiera reprendió a Harry por no querer dañarlo.

Además de ello, Louis cumplió su palabra, pues saludaba a Harry con un beso en la mejilla cada vez que el más alto llegaba a buscarlo hasta la puerta de su departamento, ningún beso hasta que no hablaran sobre su asunto.

Louis debía admitir que se sentía más seguro abriendo la puerta porque había aprendido a identificar cuando Harry llegaba gracias al número de toques que daba a la puerta, siempre eran tres toques rápidos seguidos de dos más a parte.

No habían quedado en un acuerdo sobre eso, sin embargo Louis lo había notado y no tenía dudas en preguntarle sobre ello, le gustaba saber que había forma de conocer si era Harry o no.


Otra ventaja era que Louis no solía recibir a muchas personas, tan sólo Zack y Harry.


pégame (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora