SLUT!, lando norris

xviii. boys will be boys, but girls will be women.

📁✶PARIS, 30 de junio, 2023.
# ludovica's pov.

La semana después de hablar con Lando fue un ida y vuelta de indirectas algo directas sobre nuestros sentimientos. Ninguno había vuelto a mencionar el tema, pero el ambiente alrededor nuestro había cambiado demasiado; él sabía que me gustaba y yo sabía que le gustaba, que era recíproco y lo había sido siempre.

Pero había algo que no le había contado a nadie, porque aún no sabía qué hacer, y se estaba robando mis horas de sueño lentamente. El miércoles por la noche me llegó un mensaje de un número sin agendar el cual decía: "Hola Ludovica, soy Bruna Biancardi, me gustaría hablar contigo en persona". ¿De dónde sacó mi número? Ni idea, pero me tomó por completa sorpresa, y en partes me tenía algo a la defensiva. Mis opciones eran pocas, fingir demencia y seguir, con mi vida como si nada, o aclarar la situación y sentirme un poco mejor persona de lo que me había estado sintiendo estos meses.

Por cuestiones de organización, y siendo que tenía algunas reuniones con marcas de alta costura, no podría ir al Gran Premio de Austria, por lo que organicé para hablar con ella el viernes de esa misma semana. Siendo hoy treinta de junio, me encuentro vistiéndome para tomar un café con Bruna en un lugar reservado de París, ella volaría a Brasil el lunes así que era el último día para vernos.

—Saldré un rato, no tardaré —avisé a mi mamá, quien veía The Office en la sala de estar. Ella asintió y siguió metida en la comedia.

Tomé las llaves del auto y conduje hasta la dirección que Bruna me había enviado, una pequeña cafetería apareció frente a mis ojos con no más de diez personas dentro. Apenas abrí la puerta del lugar divisé a la castaña en una esquina, algo alejada de la ventana.

—Ludovica —me llamó levantando su mano. Me acerqué lentamente, sintiendo que mi corazón saldría de su lugar en cualquier momento—. Eres más alta en persona.

Parecía que quería ser amable conmigo, demasiado tarde la verdad.

—Buenas tardes, Bruna —dije dándole dos besos, como es costumbre en mi familia. La brasileña terminó sentándose en una de las sillas, lo cual yo también hice luego de dejar mi abrigo colgado en el respaldo—. Perdoname si no sé muy bien qué decir, tu mensaje me tomó por sorpresa totalmente.

—Yo entiendo, no te preocupes —Bruna lucía calmada, tomaba un café y medio croissant descansaba sobre la mesa. Había notado su pancita apenas se paró para saludarme, se ve que este mes le había crecido un poco—. Seré directa, Ludovica, no quiero robarte tu tiempo. Me gustaría disculparme por cómo actué en televisión, sé que no fui alguien agradable y posiblemente quieras matarme en estos momentos, yo también lo haría.

Si dijera que estoy solo un poco sorprendida estaría mintiendo, mi cara debe ser un gigante signo de interrogación en este preciso instante.

—Necesitaba pedirte perdón antes de volver a mi país —Biancardi se quedó callada, esperando mi respuesta.

—Bruna, no te preocupes, está todo bien. No te guardo rencor ni nada, yo soy la que debería disculparse. Fui una persona horrible y lo que hice me persigue hasta el día de hoy, me arrepiento todo el tiempo de haberte hecho algo así. Jamás quise arruinar a tu familia.

—Tranquila, tienes mis disculpas —la castaña sonrió de costado y volvió a hablar—. Todos los días pienso en todo el acoso que te cayó por redes sociales, y siento que es mi culpa ya que yo fui la que expuso todo en televisión. La verdad es que estaba asustada, muy asustada, y me sentía terrible.

Se notaba que decía la verdad ya que su voz se cortaba de a ratos.

—Apenas vi las fotos de ustedes sentí que mi vida entera se destruyó, recién llevaba tres meses de embarazo y era todo muy nuevo en nuestra relación... No supe qué hacer y te culpé por todo, y tú eras la que menos culpa tenía entre los dos —su mano estaba apoyada sobre la mesa con la palma hacia arriba, la cual tomé y apreté tratando de transmitirle tranquilidad—. Sé que fue muy difícil, Ludovica, y no sabes cuánto lo siento.