xxiv. night changes.

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El miércoles había llegado y con él la cena en la que Lando conocería a mi familia. Bueno, la parte que faltaba. Ese día nos levantamos temprano para buscar a los abuelos en el aeropuerto, quienes estaban emocionados por conocer a mi "amigo" Lando.

—Vico, hija —dijo la nonna apenas me vio. La mujer me abrazó fuertemente y llenó mi cara de besos—. ¿Cómo estás, pequeña?.. Bueno, ya no tan pequeña.

—Bien, gracias abuela —contesté con una sonrisa. Ella besó mi frente y saludó a mis hermanos—. Hola abuelo.

Tesoro mio, te he extrañado muchísimo —el abuelo y yo siempre hemos sido inseparables, y lo seguimos siendo hasta el día de hoy. No hay nadie más importante en mi vida que ese hombre, lo juro.

Al volver a casa terminamos de decidir qué cenaremos. La abuela insistió en cocinar, aunque no queríamos molestarla con eso. Nos ganó por cansancio, como siempre, así que hoy sería noche de pastas y un buen vino francés. Aún no había escogido mi outfit de la noche, realmente no quería arreglarme tanto pero sentía que la ocasión lo ameritaba. Terminé optando por un conjunto color plata, con unos pequeños tacones negros. Vale aclarar que mi segundo nombre es extravagancia.

Mi teléfono vibró a eso de las cinco de la tarde gracias a una llamada del británico. Contesté rápidamente y pude oírlo algo agitado del otro lado.

—Inglesito, hola —dije sonriente, aunque él no me veía.

—Vic, mi amor, ¿me enviarías tu ubicación?

¿Acaso dijo lo que creo que dijo? Quedé totalmente estática sin poder creerlo; ¡Me dijo amor!

—¿Vic?

—Sí, lo siento. Ahí te paso por mensaje.

Corté la llamada y envié mi ubicación en tiempo real a Lando, quien respondió: muchísimas gracias, Vic Bonita. Va a matarme, lo juro.

Salí de mi trance llamado Lando Norris me dijo mi amor y volví al capítulo de Criminal Minds que estaba puesto en mi televisor. ¿No es acaso la mejor serie del mundo?. Una hora después, y cuando Spencer Reid quedó fuera de mi vista, decidí meterme en la ducha para así poder prepararme. Debía arreglarme el cabello, maquillarme y vestirme, nada de otro mundo. Pero claro, siempre debe suceder algo con Aurora que puede terminar en posible tragedia si no lo hablamos en el momento, así que cuando la pequeña rubia entró gritando a mi habitación, supe que mi sesión de baño quedaba pospuesta para otro momento.

—¡No sabes lo que sucedió!

—¿Qué pasa Aurora? ¿No podemos verlo luego?

—¡Kimi! —ok, es algo realmente urgente—. ¡Él me invitó a salir!

—¡¿En serio Aura?! ¡Felicidades!

—Estoy tan contenta, en serio... ¡Esperé meses por esto!

No mentía, desde que lo conoció soñaba con salir con él.

—¿Cuándo se verán?

—Aún no lo sé, aunque él me dijo y lo cito —Aura carraspeó y trató de copiar la voz del italiano—. Hey Rory, venimos hablando hace bastante y si te soy sincero, me encantaría salir contigo. ¿Te parece bien?

No puedo creer que un chico de dieciséis años sea más maduro que uno de treinta, y no hablo exactamente de Lando. Cheers por mi pequeña hermana, que seguro le irá mejor en el amor que a mí.

—Dime qué le dijiste que sí.

—¡Claro! ¿Quién te piensas que soy?

Hablamos del tema un rato más, pero me vi en la necesidad de echar a la chica de mi habitación para poder finalmente hacer lo que tenía que hacer. Me duché volando, casi no me quedaba tiempo; había citado a Lando a las ocho y media, y el chico debía estar súper cerca.

SLUT!, lando norrisWhere stories live. Discover now