«En verdad terminé aquí, no puedo creerlo».
Jungkook quería estrellar su cabeza contra la superficie de esa barra hasta que algún moretón apareciera y el leve dolor le acomodara las ideas. Honestamente, comenzaba a creer que lo necesitaba.
Él dijo que no iba a volver a Fever y ahí estaba, sentado al final de la barra bebiendo de su segunda cerveza.
Irónico, porque hace cinco días les afirmó a sus amigos que nunca ingresaría un pie en ese lugar y ahora estaba allí por cuenta propia. Siendo irreflexivo dos veces en menos de una semana, estaba sorprendido consigo mismo.
La última vez que se comportó de forma similar, si mal no recordaba, había sido hace una década entera. Pero tampoco es que le importara demasiado, ¿qué más daba? Salirse del molde no le haría daño, ¿cierto?
Además, su hambre había sido contenida más no saciada. Sin embargo, sus energías se restablecieron de buena manera y si estaba allí es porque, en parte, no se había detenido a pensar en sus acciones y su apetito sexual tenía algo que ver también; había quedado a la deriva.
Y no es que el tipo tuviera la obligación de complacerlo, porque no era así. De ninguna manera. Básicamente se encontraba allí para evaluar la situación y ver si era prudente seguir por esa línea, no había más ni había menos.
Podría haber llamado al número en la tarjeta que se le entregó, pero rápidamente se dio cuenta que era el número que usaba para trabajar y que los posibilidades de ser atendido por una persona ajena a quien él esperaba, eran altas. Y sus ánimos por mantener una conversación cordial y falsamente profesional sobre un evento sacado de la nada para que le pasaran con el organizador principal de su empresa, eran nulos. Por lo que prefería mantener las acciones innecesarias al margen. Mientras menos, mejor.
Optó por ir directamente al club, porque a pesar de las pocas palabras cruzadas, fue evidente para él que Jimin era un cliente habitual del lugar. Y de estar equivocado, sólo asumiría que su intuición se estaba estropeando a pesar de encontrarse en la plenitud de su vida.
No lo descartaba. Como tampoco excluía la idea de estar cometiendo una estupidez.
Dándole un trago a su bebida, se dijo que ya estaba bien. Habían sido suficiente reflexiones tardías por un día. O noche en todo caso.
Girando sobre el taburete que ocupaba, los ojos de Jungkook se fueron hacia la pista. Las luces seguían siendo cegadores y el ambiente acalorado. Cuerpos pegados y moviéndose juntos. Nada distinto a la última vez.
A él le asombraba de manera genuina que una chica hubiera gritado al verlo con sus colmillos enterrados en el cuello de alguien, cuando sus ojos estaban presenciando diversos espectáculos indecentes. No sólo en la pista o en algunos rincones oscuros, en la zona de reservas habían personas fajando por encima de sus prendas reveladoras. Con total libertad y descaro. Como si estuvieran en su propia habitación.
Pero claro, eso al parecer era más usual y de alguna forma, moralmente más aceptado que la existencia de un vampiro y sus peculiares juegos previos.
Resoplando, sus ojos se apartaron de esas personas y volvieron a establecerse sobre los cuerpos en movimiento. Todos parecían estarla pasando bien, incluso si la música era ridículamente alta.
Sus divagues no continuaron mucho más, finalmente dio con un rostro conocido. Un par de exhaustas personas se abrieron camino y dejaron al descubierto el cuerpo del joven vampiro.
Se hallaba a unos metros, lógicamente. Y bailando al unísono con una chica.
Jungkook bebió de su cerveza con tranquilidad, observándolo moverse y acercar sus labios a la oreja de la fémina cada tanto. Susurrándole quién sabe qué. Probablemente estaba coqueteando con ella, por las sonrisas que adornaban sus labios bañados en un intenso rojo, no era loco de asumir.
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bloodiest 𐙚 kookmin.
RomanceSu relación había empezado de manera precipitada, sido un poco desordenada y explosiva desde el principio. Para algunos fue inesperada, para otros, la anticipaban. Y quienes la conformaron, nunca repararon en ello. Sólo sabían que fue intensa, como...