—¿Tienes planes esta noche?
Jungkook pasó de tener su ceño fruncido y sus ojos entrecerrados, a abiertos como dos pequeñas esferas. Con una expresión de absoluto desconcierto, alejó el aparato de su rostro. Eso había sido verdaderamente inesperado. Estaba sin palabras.
—¿Cómo conseguiste mi número?
Al otro lado de la línea, escuchó lo que pareció ser un resoplido.
—Te dejé el mío y no me llamaste, entonces me dije, ¿por qué no hacerlo yo? —Jimin yacía en la comodidad de su sofá y aunque nadie lo estuviera viendo, igualmente sacudió sus hombros, para acto seguido enredar su dedo en el cable de su teléfono.
El castaño no supo si ceder ante aquella actitud despreocupada o buscar motivos para estar en contra.
Porque era cierto que el joven vampiro le había dejado su número personal anotado sobre su buró antes de irse, y aunque lo guardó, nunca lo llamó. No tenían asuntos de los que hablar y apenas había transcurrido una semana desde que se alimentó, estaba en perfectas condiciones.
Y con ese en mente, ¿por qué deberían de comunicarse?
—Eso no es lo que pregunté —murmuró con simpleza y vio a su cachorro correr hacia el jardín. Desesperado por atrapar un ave.
—Usé tu teléfono para llamar al mío, sencillo —contestó tras un bufido—. Una vez estuve en mi casa me fijé en el identificador de llamadas, ¿ingenioso cierto? —agregó con entusiasmo evidente filtrándose por su tono.
—Bastante —reconoció con mayor afabilidad tras suspirar—. Entonces, ¿decidiste tomar la iniciativa?
Al otro lado de la línea, Jimin sonrió—. Podría decirse —tarareó y pronto agregó—, ¿Sabes que debes mantener a tu presa entretenida para que no se escape, no?
—La palabra adecuada allí sería asustada.
Inopinado fue para el castaño escuchar la risa del más joven que se hizo presente. Un tanto arrastrada pero genuina. Sus palabras monótonas al parecer, le hicieron gracia.
—¡Dios!, ¿cuántos años tienes? —exclamó con la diversión prevaleciendo en su voz—. De repente recordé a mis antiguos profesores. Según ellos no sabía elegir mis palabras.
—No veo la mentira.
En la soledad de su recinto, el pelinegro rodó sus ojos por segunda vez. El fastidio siendo fingido—. No me diste una respuesta —murmuró, zanjando ese banal tema—, ¿tienes planes para esta noche; sí o no?
—¿Por qué?
—Mi semana fue una mierda estresante, así que mis amigos insistieron en salir. Ir a tomar algo, ya sabes —farfulló con simpleza, sus palabras se vieron acompañadas de un ademán vago de su diestra—. Te estoy invitando.
Una de las cejas pertenecientes al castaño se elevó por cuenta propia—. ¿Y es necesario que vaya por qué...?
—Oye, ¿siquiera tuviste un compañero antes de mí? —preguntó el hombre más bajo al otro lado, sintiendo como las arrugas comenzaban a formarse en su entrecejo.
Poniendo sus ojos en blanco, Jungkook evitó dar una respuesta que sería demasiado obvia para su gusto.
—¿A dónde irán? —dijo en su lugar.
—Fever, por supuesto. Es el único lugar medianamente seguro para nosotros.
El noble discordaba y hallaba esa afirmación cuestionable, sin embargo accedió a pasarse por allí. Era viernes y su semana había sido intensa también. Aparte de que esperaba relajarse, tenía una responsabilidad que cumplir como su compañero. Al final del día y en su caso particular, era un acuerdo de dos.
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bloodiest 𐙚 kookmin.
RomanceSu relación había empezado de manera precipitada, sido un poco desordenada y explosiva desde el principio. Para algunos fue inesperada, para otros, la anticipaban. Y quienes la conformaron, nunca repararon en ello. Sólo sabían que fue intensa, como...