Capitulo 10. ¿Distancia?

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MESES DESPUÉS...

Derek corría en el bosque, saltaba sobre los troncos caídos, serpenteaba entre los árboles a una velocidad alucinante.

Sentir la brisa otoñal en su rostro, era como beber ambrosía, ya que una sensación de bienestar inmediata lo inundaba.

No lo aceptaría en voz alta, pero su lado licántropo siempre se sentía en casa al pasar tiempo en los bosques, en especial si corría semi desnudo, solo con una camiseta y zapatillas deportivas, lo cual le traería problemas en un futuro cercano si alguien lo viera, algo que hasta el momento no había pasado.

Siempre tuvo una conexión especial con este lugar.

Recordaba muy bien su niñez dorada donde su madre lo llevaba a él y a sus hermanas a caminar por el territorio de la manada, como una tarea de reconocimiento para saber cuáles eran los puntos fuertes del bosque y así lograran sentir ese lado espiritual que tanto presumían los adultos.

En la actualidad solo se dedicaba a corretear dichos senderos para sentir el aire fresco, algún día retomaría ese hilo que lo unía a la naturaleza, cuando su ancla fuera lo suficiente cercana para ayudarlo.

Los pájaros cantaban en las cimas de los árboles.

Pasaba a toda velocidad, alzando pedazos de hojas por sus pisadas.

Siguió corriendo, toda su vida siempre ha estado corriendo hasta que por fin tuvo un lugar en el que quería detenerse.

Salió de la espesura del bosque y aterrizó en una pose de superhéroes sobre la calle encementada en la que se podía oler la pintura fresca de las rayas amarillas y blancas apenas pintadas.

Un edificio color gris de dos pisos se alzaba frente a él, "Hale Auto", lo suficientemente dentro del bosque para sentirse en su hogar, pero cerca del pueblo para tener clientes.

Destapó un viejo balde de pintura que estaba cerca del cercado principal y sacó una camiseta de manga corta que había guardado con anterioridad, en el tiempo que llevaba viviendo en Beacon Hills había descubierto que guardar camisetas en todos los rincones posibles lo ayudaba a no llegar semidesnudo a los lugares donde lo estuvieran esperando.

Estaba muy orgulloso de su cuerpo, pero odiaba solo ser visto como un objeto de deseo.

Abrió la puerta principal del taller e ingreso la clave en el panel digital continuo, para que no sonara la alarma que alertaba a la policía en caso de un allanamiento.

Prendió la luz y aún seguía maravillándose por lo que había construido.

El día que tanto había esperado por el que tanto se había esforzado fin estaba pasando, parecía que jamás llegaría, pero se equivocó.

La inauguración de su negocio estaba a tan solo unas horas de pasar.

En un pueblo donde las noticias de mayor relevancia se centraban en los crímenes o asesinatos que sufrían los adolescentes y adultos jóvenes, la apertura de un nuevo establecimiento era un evento mediático digno de ser cubierto por el canal de noticias local, Lidia se encargó personalmente de que los reporteros estuvieran ahí.

- No tienes que agradecerme, es lo mínimo que podía hacer por ti.

Le había dicho Lidia a Derek una tarde en la que este ultimo se veía nervioso al no saber como agradecerle a su amiga. Amiga, era una palabra que por fin volvía a usar.

Fue un camino largo, muy largo, y todos los permisos que se necesitaba para llevar a cabo su emprendimiento solo complicaba más las cosas, quien diría que hasta era necesario un permiso o mejor dicho un certificado para validar el funcionamiento de los extintores, o que el equipo de sonido solo debía llegar hasta cierto número de decibeles para no pagar multas.

Nuestro Momento - SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora