Epílogo

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 ¿Por qué había tanta luz?

¿Qué no sabían que era de madrugada?

¿Acaso no veían que intentaba dormir?

¿Ah?

Era el sol

¿Cuándo amaneció?

Apenas recordaba haberse ido a la cama.

Derek estiró la mano para alcanzar el celular que estaba sobre su mesa de noche, al ver la hora se dio cuenta que eran casi las diez de la mañana. Siempre lo acusaban de ser poco madrugador, pero no era cierto, en especial desde que tenía que ir a abrir su negocio todos los días (excepto cuando le decía a Ava que abriera temprano).

Nunca se quedaba en cama hasta tan tarde, a menos que tuviera un día libre en algún feriado nacional como el día del trabajo, navidad, fin de año o la independencia del país.

Las cortinas del loft estaban mal cerradas, los rayos del sol se colaban directamente por ahí.

Aún con los parpados pesados y el sueño latente, Derek intentó moverse para evadir la luz y poder seguir durmiendo, no lo logró.

Sintió un extraño peso sobre su pecho y al bajar la mirada para ver que era recordó lo que había pasado la noche anterior.

Sonrió como un tonto, orgulloso y con mucho placer.

Luchó contra la pereza abriendo los ojos para contemplar una de las más maravillosas vistas de la creación. Ahí estaba, profundamente dormido acurrucado contra su pecho, escondiendo el rostro en sus pectorales para escapar de la luz que se llegaba a través del gran ventanal.

Ya mucho más despierto que antes, pudo ver el revoltoso cabello castaño que tanto le fascinaba y una que otra marca que le había dejado en el transcurso de la noche, la parte que más quería ver de él estaba cubierta por una sabana, dejando los torsos de ambos desnudos.

Le dio un beso en la frente, no puedo evitarlo.

Sin darse cuenta lo abrazó y con la otra mano empezó a acariciar los mechones de su cabello, deleitándose por sus suaves ronquidos, era domingo tenían todo el tiempo del mundo, ahora podían darse el lujo de quedarse justo como estaban para siempre.

Lo miró y se fue perdiendo en un mar de pensamientos.

Había fantasiado muchas veces con ese escenario, incluso cuando no era legal hacerlo, le alegraba haber llegado a este momento de la mejor forma posible.

Ya han pasado unas semanas desde que la vida de Derek volvió a cambiar y agradecía a quien sea que estuviera arriba que el cambio fue para bien, podría acostumbrarse a eso.

Los cambios cuestan, pero solo así crecemos, casi siempre son situaciones externas las que nos obligan a cuestionarnos nuestra actualidad, cuestionar lo que creemos y lo que hacemos. Derek y Stiles conocían esa sensación, aparecía en la adolescencia y desde ahí jamás se detenía hasta la vejez.

Después de vencer a la familia Argent, Derek solo quería una cosa y era descansar, estaba agotado de siempre combatir contra todos a su alrededor, de siempre estar en movimiento para salvar su existencia y de las personas que lo rodeaban.

Permanecer en un pueblo rodeado de profundos bosques sin extravagancias de la gran ciudad como grandes casinos, clubs nocturnos, servicios de comida de veinticuatro horas o rascacielos con letreros de neón, podía considerarse como una condena para algunas personas, para Derek era todo un lujo.

Tenía su propio negocio, un departamento con una gran vista, habilidades super humanas y era bien parecido, características que lo hicieron irresistible para las solteras y solteros del pueblo, los pretendientes nunca faltaron, pero sí la persona que él en verdad amaba, era una pequeña picazón que no lo dejaba tranquilo.

Nuestro Momento - SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora