Cap. 14

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—¿Hola? —Taeyong golpeó la ventanilla del auto frenéticamente —Buenas noches...

El vidrio fue bajado y el rostro de un hombre no muy mayor vestido con uniforme de policía quedó a la vista y le miró con algo de desinterés.

—Buenas noches, oficial, necesito ayuda —Taeyong pasó saliva intentando calmarse un poco —Estoy jugando un juego que se llama Nerve y me preocupa que alguien vaya a salir lastimado realmente... 

—¡Delator! —comenzaban a gritar a lo lejos y desde varios rincones de la calle.

—¿Un juego? —el hombre tocó su barbilla mientras detallaba a la gente a su alrededor, después regresó su vista a Taeyong —¿Ellos también juegan?

—Sí... Todo el maldito mundo lo juega ahora —él asintió repetidamente.

—Y... ¿se está cometiendo algún crimen o algo? —cuestionó el oficial de policía de forma incrédula.

—Bueno, no que yo sepa, pero... alguien pudo haber muerto hoy —Taeyong bajó la mirada hasta el dispositivo que sostenía en manos y el cual extendió hacia el hombre —Está en mi teléfono, puede verlo... Tengo muchas pruebas de que pone en riesgo la integridad de las personas.

—¡Delator!

—¡Bocón!

Taeyong no logró ignorar por más tiempo que aquellas palabras y terminó dándoles importancia. Su mirada se alzó hasta las personas que le juzgaban desde su alrededor, y cuando miró atrás, notó que Jaehyun ya no estaba por allí. Volvió la mirada a frente pero el oficial había subido nuevamente la ventanilla de la patrulla y ahora su teléfono vibraba.

El castaño maldijo en voz baja la incompetencia del oficial y, molesto, se alejó.

—¿Mamá? —pronunció tras responder a la llamada.

—Taeyong, ¿dónde diablos has estado metido toda la noche? —Nami interrogó, sonando como todos los sinónimos de “furiosa” —Te he buscado y llamado de manera desesperada por todos lados, ¿te volviste loco? Apenas y puedo concentrarme en trabajar con la preocupación que tengo, ¿quieres ser un poco considerado con tu madre?

—Mamá, yo... —el menor corrió un poco lejos de allí sin saber qué contestar.

—La señora Kim dijo que no estabas en casa porque las luces permanecieron apagadas toda la noche...

—Mamá, ¿usas a los vecinos para espiarme?

—Sé que la historia de tu trabajo de medio tiempo es mentira —confesó la mujer, ignorando el reproche de su hijo —Taeyong, está desapareciendo el dinero de mi cuenta bancaria. ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿En qué estás metido?

El castaño frenó en seco.

—¿Qué...? ¿De qué hablas?

Nami suspiró con pesadez, como queriendo calmarse un poco.

—Hijo, ¿te metiste en problemas? —cuestionó —Dime por favor qué está pasando... ¿Dónde estás?

—No se suponía que se metieran contigo... Nunca puse información tuya en ningún lado —pensó Taeyong en voz alta y sin comprender qué había ocurrido.

—Taeyong, ¿de qué hablas? Por favor, explícame... —insistió la mujer —¿Dónde estás?

—Mamá, escúchame... Lo lamento, pero te prometo que arreglaré esto, ¿sí? —el castaño dobló en la esquina a paso ligero y fue cuando escuchó un auto muy cerca —Voy a encontrar una manera de solucionarlo...

—¿Arreglar qué? —preguntó Nami desde el otro lado de la línea y volvió a desesperarse cuando no escuchó nada más —¡Taeyong! ¡¿Solucionar qué?!

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