Entrada 6

15 4 1
                                    

Sujeto de transcripción de memoria: Slanek, miembro del Cuerpo Espacial Venlil

Fecha [hora humana estandarizada]: 21 de Agosto del 2136

Los primeros humanos que aparecieron y que también vimos en una transmisión gubernamental venlil, estaban ocultos bajo un traje de vacío y sin decir ni una palabra. El mundo que los observaba acababa de salir de nuestros búnkeres, solo para encontrar a nuestros líderes uniendo sus brazos con los depredadores. El cierre inmediato de todas nuestras fronteras fue lo único que evitó un éxodo masivo y que la Federación se enterara. Hubo muchísimo escepticismo por parte del público cuando la gobernadora Tarva proclamó que estas bestias eran pacíficas, todos estábamos esperando que actuaran como los arxurs y demostraran que ella estaba equivocada.

Pero nada de eso pasó. En cambio, la Organización de las Naciones Unidas prometió ayuda militar días después de eso y saturaron a Venlil Prime con donaciones de alimentos. Nuestros ciudadanos poco a poco se fueron acercando a los primates, conmovidos por su efusión de generosidad. La suma de sus buenas obras silenció a las voces que pedían la extinción de la humanidad, al menos en su mayor parte. Los astronautas terrícolas también fueron implacables en una gira televisiva propinando la paz. Tal comportamiento se reflejaba bien en su especie en conjunto.

Pero al final de cuentas, pocos querían encontrarse cara a cara con un depredador. Mientras los voluntarios humanos se embarcaban hacia las estrellas, las comunidades científicas de ambos mundos trabajaban juntas para suavizar nuestras primeras interacciones con ellos. Nos vimos inundados por el entretenimiento de la Tierra, lo que nos permitió echar un vistazo detrás de su exterior bestial. También, la primera literatura que los humanos compartieron con nosotros fue Frankenstein, la cual estoy bastante seguro de que es una clase de analogía pasada por alto de la situación. Y me hizo reflexionar.

¿Cómo uno puede convencer al mundo de que no es un monstruo, cuando este decide que lo es con una sola mirada?

Los científicos decidieron que para nosotros haría una diferencia significativa relacionarnos y verlos como personas. Entonces, se lanzó un programa para hablar con un humano mediante chat de texto, sin vídeos ni imágenes. Su apariencia era material de pesadillas, por lo que era más fácil comenzar sin tener eso en cuenta.

Por morbosa curiosidad, y tal vez por cierta lástima por el desgraciado del monstruo de Frankenstein, me ofrecí voluntario a dicho programa. El humano con el que me emparejaron se llamaba Marcel. Era un soldado con un seco sentido del humor, pasión por las causas medioambientales y una mente filosófica. Contra todo pronóstico, él me agradaba; nos volvimos inseparables. Le confié mis más profundos pensamientos y a cambio aprendí mucho sobre la vida en su planeta.

«Al fin atracamos. Dios, eso fue aterrador —decía el mensaje de texto que escribió él—. Las cuatro horas más largas de mi vida.»

«Valdrán la pena. Estoy emocionado por conocerte», le respondí.

«Igualmente, amigo. Sé que no será fácil para ti. Pero si necesitas espacio o es demasiado, por favor dímelo.»

«Lo haré.»

Después de semanas de hablar a distancia, la fase final era la terapia de exposición. El plan era que compartiéramos una habitación con nuestra contraparte humana durante al menos algunos días. Entonces yo estaría sólo, con un depredador, y sin escapatoria. Dijeron que una vez pasadas las primeras horas, los nervios se calmaban. Necesitábamos acostumbrarnos a los humanos, si es que algún día queríamos aceptarlos.

«¿Cómo crees que me veo? —preguntó Marcel—. ¿Cómo luzco en tu cabeza?»

«No lo sé. He estado tratando de no pensar en ello.»

La Naturaleza de los DepredadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora