Entrada 13

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Sujeto de transcripción de memoria: Slanek, miembro del Cuerpo Espacial Venlil

Fecha [hora humana estandarizada]: 31 de Agosto del 2136

La idea de una galaxia sin mi humano fue demasiado para soportar. Después de todo lo que habíamos pasado los dos, sentía a Marcel más como a un hermano perdido hacía mucho tiempo y no cómo un depredador alienígena. Otro hermano que estaba a punto de perder. El nunca más volver a escuchar su voz, el leer sus mensajes de texto ni pilotar ninguna nave los dos... Su vida estaba a punto de terminar en un día de miseria, todo porque yo no tenía la fuerza para evitarlo.

¿Por qué? ¿Por qué le había prometido que lo sacaría de ése infierno? A veces incluso pienso que fue hasta cruel haberle dado una falsa esperanza.

Yo pensé: «Tal vez, si hubiera escogido mejor mis palabras, o si me hubiera desertado antes, tal vez esto no habría sucedido. ¿Qué clase de amigo soy, si no un fracaso?»

Supe que ya no tenía tiempo ni forma de convencer a la Federación, Sovlin tan sólo se había abstenido de matarlo hasta ese momento. El capitán, no obstante, no tenía ninguna razón real para apresurarse a tomar una decisión irreversible como esa... Aunque, tampoco pareció tener mucha prisa: tan sólo estaba saboreando la expresa angustia en el rostro de Marcel, y lo miraba como si lo desafiara a contraatacar. El gojid luego lo golpeó con el arma en su nariz ya torcida, antes de regresar rápidamente el cañón de esta a la frente del ser humano y mostrar los dientes. La falta de reacción de mi amigo lo decepcionó. Marcel estaba tan fuera de sí como para procesar todavía más sensaciones. El capitán suspiró y se decidió a terminar el trabajo.

Yo quería hacer algún tipo de esfuerzo adicional, pero Zarn me tenía tan sujetado que incluso me asfixiaba. Y el médico se rió entre dientes al darse cuenta de que Marcel estaba a punto de ser eliminado. Fue ese júbilo insensible lo que me dio un poco más de fuerzas.

—¡NO! —lloré—. ¡DÉJALO EN PAZ!

Traté de liberarme mordiendo el brazo de Zarn con fuerza y golpeándolo con mis pequeñas garras, pero el pesado takkan me contuvo con facilidad y comenzó a arrastrarme fuera de la celda. Mis dientes ni siquiera habían logrado perforar su gruesa piel, y mi lucha me desgastó más que cualquier otra cosa. El médico me llevó una pata alrededor de la boca, reprimiendo cualquier otro intento mío de gritar.

Busqué a Marcel con desespero. El humano encontró mi mirada, nos miramos mutuamente, y las lágrimas rodaron por su rostro destrozado. A pesar de su dolor abrumador, él intentó esbozar una sonrisa valiente para mí. El depredador estuvo pensando en mis sentimientos, incluso en sus últimos momentos.

Ví que la garra de Sovlin se posicionó sobre el gatillo y cerré los ojos, no queriendo ver el encéfalo de Marcel salir por el otro lado de su cabeza. Deseaba que su hermoso gruñido fuera lo último de él que quedara en mi memoria, así era como yo quería recordarlo.

—Baja tu arma, Sovlin, o te dispararé. —La voz temblorosa de Recel rompió el silencio, en lugar del esperado disparo— ¡Ya no puedo seguir viendo esto, te estás comportando como un arxur!

Mis ojos se abrieron para encontrar al primer oficial apuntando con su propia arma al capitán. Varias emociones cruzaron el rostro de Sovlin, la mayoría parecieron ser sombras de conmoción e indignación. El gojid estaba disfrutando de su momento con el depredador, y no le agradó que se viera interrumpido al final.

—Recel, no necesitamos ninguna información de esta cosa: Slanek puede contarnos todo —respondió Zarn; apretó su agarre en mí, implorando al primer oficial que se retirara—. Su vida no tiene ningún valor. No es más que un peligro para la tripulación, en caso de que escape.

La Naturaleza de los DepredadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora