UN BREVE REENCUENTRO, POR CULPA DE ODÍN.

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11. ESCAPATORIA.
Una vez cada mil años, una noche señalada hace eones según la antigua tradición, todos los mundos del Yggdrasil tienen la oportunidad de abrir los libros de la sucesión real y escribir el nombre de los herederos, o en su caso, confirmar, en medio de una gran ceremonia, a aquellos señalados para sentarse en los respectivos tronos de sus reinos, cuando ya han sido elegidos.

Thor, como primogénito del Rey Odín, fue inscrito cuando era apenas un niño de ocho años. Esa noche, las constelaciones del Valhalla brillaron como nunca, el libro sagrado abrió sus páginas de oro y su nombre fue estampado para orgullo y regocijo del pueblo Aesir. No había heredero mejor... aquella criatura de cabellos solares y ojos de zafiro, que crecía en salud, fuerza y nobleza, era satisfactorio en todos los aspectos...

Hasta que su fuerte temperamento y el de su padre chocaron, provocando su primer exilio a Midgard. Odín nunca estuvo de acuerdo con su vida desenfrenada, y lo soportaba porque al final, solo eran desahogos de una juventud impetuosa, pero lo que no toleraba, era su carácter soberbio y presumido, que le llevó a retar su autoridad, creyéndose ya el nuevo Rey, en su intento de darle una lección, sucedió todo ese caos en la vida pública de Thor, que lo llevó a renunciar al trono y mudarse a vivir entre los mortales.

El Padre de Todo no tuvo prisa entonces, reconociéndo que también Thor tenía derecho a cometer sus propios aciertos y sus propios errores. Observó desde lejos la debacle del amorío con aquella insignificante mortal que parecía tenerlo hechizado, lo vió ir de brazos en brazos, de una mujer a otra, de un hombre a otro, buscando... intentando llenar un vacío que dolía en su corazón invencible. Quiso casarlo con las hijas más hermosas de las más nobles familias, quiso que desposara a Lady Sif, la más valiente guerrera, quiso comprometerlo en un matrimonio a prueba con los más gallardos Príncipes y afamados guerreros, sin lograrlo. "¿Acaso es que ya has entregado tu corazón, hijo mío?" Se preguntaba en secreto, mientras lo espiaba desde el trono de plata. "Solo quien ama con desesperación es capaz de sufrir y no decir nada jamás"

Y fue entonces cuando la verdadera razón de las inquietudes del Dios del Trueno salió a la luz... Odín no lo podía creer, pues se trataba ni más ni menos que de Loki. El hijo adoptado con el que alguna vez soñó hacer una alianza con el Rey Laufey, pero que en el presente, ya no le interesaba, no al menos después del comportamiento que tuvo en la batalla de Midgard. Loki representaba para Thor el sinónimo de una pasión insensata y secreta que ambos mantuvieron contra viento y marea, aun siendo conocedores de las consecuencias que a los mundos podrían traer, temerosos porque pensaban que eran hermanos y lo suyo estaba de antemano prohibido, pero que ya no pudieron reprimir ni esconder...

Y ya que la pasión fue mayor que la razón, Loki, con la hermosa dualidad de su sangre Jötunn, pudo gestar vida dentro de su vientre. Loki y sus hijos, los vástagos del Trueno, la aparición en escena del producto lógico de un amor de tantos años, fue el detonante principal de los confrontamientos entre Odín y los Regentes de Jötunheim.

Ahí comenzó la carrera por adueñarse de los pequeños, sin tomar demasiado en cuenta a los progenitores, que pasaban a ser actores secundarios en la danza por los tronos de los mundos... porque en realidad, ni Thor, ni Loki se mostraban interesados en reinar. Pero sus niños, eran hijos de sangre real, y bien podían ser los dignos sucesores. Borrar el nombre de Thor para inscribir el de su hijo, era un movimiento atrevido y escandaloso, que, en su terco orgullo, el Soberano y Protector de los Nueve Reinos, estaba decidido a concretar... De igual manera Blýeistr, en el mundo de los Gigantes de Hielo, ansiaba coronar al primogénito de Loki y cortar el cuello del hermano gemelo, para evitar que, en el futuro, quisiera destronar al que fuera nombrado Rey. ¿Quién de los dos Soberanos lograría finalizar sus planes?

Odín no ocultaba su orgullo, sobrepasando su enfado y su preocupación ante la hazaña de la escapatoria de dos niños , que con seis años apenas cumplidos, burlaron a cientos de Guardias que custodiaban una fortaleza escondida entre peligrosos desfiladeros en el Mundo Oscuro. Los traicioneros vientos, las tormentas de arena, las múltiples cuevas, les dieron resguardo, y resultaba muy complicado encontrarles, como también resultaba sencillo para los fugitivos, perder el rumbo, quedarse sin agua o alimentos o tener un accidente fatal.

ALAS NEGRAS TIENE MI ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora