Arlecchino se encontraba sentada en la gran sala con el sonido de sus niños riendo, charlando y uno que otro poniendose al día con las nuevas noticias que ocurren, pero ellos se referían a eso de otra manera, de una manera juvenil, sinceramente había olvidado la palabra referente, supone que es cosa de esta nueva generación.
Ni siquiera se autodenominaba como alguien mayor, pero vamos, pareciera que tuvieran otro lenguaje.
- Bueno, la juventud de ahora - resopla cruzándose de brazos e inclinándose más en aquel sofá que sin necesidad de nombrarlo ya había declarado suyo.
Frunce el seño pensando que esa frase posiblemente le haya hecho sonar mayor ¿Por qué está tan preocupada de parecerlo? ¿Tiene que serlo? Acepta que estas...
- Padre.
Alivió el gesto de su rostro para fijarse quien de sus niños la había nombrado.
- Freminet, ¿ocurre algo?
- Acaban de llamar a la puerta, dejaron una invitación, uhm, Lyney pensó que era para él pero no es así.
- ¿Entonces es para Lynette? - Arlecchino se inclina para tomar de su taza observando al menor negar - ¿Para tí?
- Es para usted, Padre.
Extrañada eleva su mano pidiendo que le entregaran aquella invitación; el color del sobre era demasiado agradable para su vista, con tonos azules entre claros y oscuros, bastante elegante.
Se dignó a abrir de aquella invitación sobre los ojos curiosos del rubio, atento a la curiosidad de saber el contenido, sin embargo la reacción de la mayor hizo que Freminet sienta un poco, muy poco, de escalofríos.
- Já! - su rostro de estupefacto era digno de una portada de un libro de maníacos.
Tenía los ojos señidos de sorpresa que no divaga de su característica mirada, una sonrisa sarcástica acompañada de la postura imponente que siempre daba a lucir.
- Llama a tus hermanos, tengo una misión importante para ustedes, los veré 10 minutos en la sala de reuniones. - se levantó del sofá dejando la taza en la mesita de la sala aún con aquella invitación en su mano.
- Entonces Freminet...
- ¿Si? - el rubio hablaba entre bajos a su hermano con una timidez por lo que llevaba puesto.
- Cuando Padre se refiere a una misión importante en la sala de reuniones... - Lyney toma aire por lo que esta apunto de decir, calmando sus aires, pero falla en el intento - Estas seguro que se refiere... ¿¡a esto!?
El mayor se señala euforicamente a sí mismo el cual está usando un mandil de cocina con un gato rojo en medio del atuendo.
Freminet cierra los ojos ahogando un chillido, porque sí, el también está usando lo mismo a diferencia de que el tiene a un pingüiño en su prenda.
- Lyney, hermano idiota - habla la joven que se encontraba con ellos y que sí, también llevaba lo mismo solo que con un gato azul en él. - No recrimines a Freminet por algo que Padre ordenó.
- Lynette, esto simplemente no tiene sentido, porque llevamos esto puesto, además estamos en la cocina, esto no se asemeja para nada a una sala de reuniones.
- Talvez nos pida envenenar pasteles. - se encoje de hombros sin restar importancia.
- ¿y a quién se lo daremos?
- Al pervertido que ronda por la plaza.
- No sería mala idea. - Aparece Arlecchino entrando por la puerta de la cocina asustando a los dos hermanos por lo repentino que fue. - Pero de eso yo puedo encargarme personalmente.
-Padre - tose Lyney. - no quiero juzgar métodos, pero... ¿A qué se debe todo esto?
La mayor se adentra más en la habitación apoyándose sobre la pared del lugar cruzándose de brazos observando a los tres hermanos.
-Como ya saben, esta mañana recibí una invitación.
Los más jóvenes asienten con ligereza - ¿Era alguna amenaza? - pregunta Lyney con curiosidad.
- No lo creo.
- No puede dejarnos en suspenso, somos jóvenes y todo, pero aún puede salirnos canas por la preocupación.
Arlecchino suelta una risa por aquel comentario, que elocuente y justo ella por la mañana se andaba preguntando si empezaba a sentirse vieja.
- No se te notaria. - el rostro de Lyney en ese momento muestra pura indignación.
La mayor se endereza de su puesto empezando a caminar por la habitación con pasos lentos dejando rezonar el sonido de sus tacones.
- La dicha invitación viene del grupo de teatro de Fontaine, exclusivamente de la señorita Furina.
Las miradas de los presentes era de estupefacción, ya que, los chismes que oían últimamente por la ciudad eran totalmente contrarios a este acto de invitación.
- ¿E invito exclusivamente a Padre? - Pregunta Freminet.
- Exclusivamente a mi. - llega a detenerse frente y en medio de aquel trío. - Entonces, niños, siempre les he enseñado de que nunca se debe mostrar malos modales a este tipo de invitaciones.
- Padre, ¿de que habla?
- Lyney, Lynette, Freminet - habla Arlecchino con su característica voz de mando - Su misión de hoy es preparar los más deliciosos pasteles para la Señorita Furina.
☆: Espero les guste esta historia <3
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Salón Solitaire (Arlefuri)
Fanfiction• "Mantén el control de tus emociones. La ira te vuelve impulsiva y la tristeza te hace vacilar. Decir aquello me hace quedar como idiota porque cuando estoy con ella, todo es incontrolable." -Arlecchino Donde Furina recibe constantemente los past...