Heaven or Las Vegas

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Aire frío, 7 am, y decoraciones de fin de año, es lo que adorna la ciudad de Buenos Aires aquel 1 de enero.

No solo eso está adornando la denominada ciudad de la furia aquella mañana post-celebraciones, la ausencia también lo hace.

—Me parece increíble que deba ir a una reunión a estas horas, papá.— Esteban decía al teléfono mientras iba hacia su auto.

Esteban Kukuriczka tenía la vida de ensueño, apuesto heredero de la enorme y grandiosa fortuna familiar, el mejor neurólogo y neurocirujano del país y de los mejores internacionalmente, recientemente se había convertido en el soltero de oro al terminar su relación.

Mujeres y hombres persiguiéndolo por todos lados, buenos autos, buenas marcas, buenos amigos, buena familia pero sobre todo, un buen hombre.

Mentira.

Esteban subió a su auto mientras colgaba la llamada con su padre prometiéndole llegar cuanto antes, el trayecto era considerablemente rápido, agregándole que no había ni un alma por las calles, gracias a que aún todos dormían y era bastante temprano como para salir.

—Bendita mi suerte.— Dijo mientras buscaba los documentos en la guantera del automóvil, seguro los había dejado en casa por las prisas, Eugenia, su ama de llaves no iría hoy a trabajar porque le había dado el día, por lo cual no podía llamarla para que pasara a dejarle aquellos importantes papeles, y ninguno de sus múltiples criados estaría tampoco como para hacerlo.

Salió de su auto hacia el gran edificio, como ya se lo esperaba, estaba solo, tanto como el.

Llego al ascensor y apretó el botón del piso de la oficina de su padre, era el último piso por lo cual siempre tardaba mas en llegar, moría de sueño entonces lo tomo como la oportunidad para relajarse por última vez antes que hablara con su padre.

Al salir se dirigió a la oficina, entró rápido al ver su reloj.

—Más te vale que sea algo importante, papá.— Diría Esteban algo irritado. —Estaba en medio de mi mejor sueño y traigo resaca.— dijo sentándose enfrente de el.

—Ni un buenos días a tu padre, insolente.— Diría fingiendo ofensa mientras se acomodaba en su asiento. —Voy a ser directo.— "¿Mi papá siendo directo? Wow que novedad". Pensaría Esteban mentalmente con cierta ironía.

—Victoria me llamo hace 1 hora, y no me dio unas muy buenas noticias que digamos.— Al notar la sorpresa de su hijo prosiguió. — Francisco no aparece desde la madrugada, y ella pensó que ustedes se habían visto. —Dio un sorbo a su café.—

Esteban quería reír ahí mismo, sin embargo se contuvo al notar la mirada seria de su padre.

—Desde que terminé con el no hemos hablado, ni tenía intenciones de buscarlo, ni el a mi por lo visto.— Dijo Esteban removiéndose incómodo.— Quien sabe, tal vez está con algún nuevo novio o algo así. —

Francisco era impredecible, era enigmático, sus ojos verdes, su piel pálida, su cabello rubio, sus rizos dorados, su sonrisa perfecta, su figura casi esquelética, sus labios rosados.

Su llanto.

—¿Seguro?.— Esteban asintió casi efusivamente, odiaba cuando su padre lo interrogaba. —Tú mama y yo pensábamos que iban a volver.— Esteban suspiro con cierta molestia.

—Papá.— Dijo. —Estamos mejor así, el está mejor sin mi, y lo sabes tú mejor que nadie. — Dijo casi con exasperación al respecto. —Si sólo era eso me voy, no traje los documentos, los traigo mañana, si Victoria llama de nuevo dile que no tengo idea, que cualquier cosa me contacte. —Se paró de su asiento y antes que su padre pudiera hablar de nuevo, se despidió y salió de aquella oficina casi huyendo, no le gustaba cuando tenía que hablar de Francisco, le parecía difícil.

Culpa.

Trato de evitar cualquier pensamiento de arrepentimiento que empezaban a inundar su cabeza de nuevo, de la misma forma que llegaban cada que hablaba de él.

No tenía tiempo para eso.






Así pasaron, 2, 3 hasta 7 días, y Francisco seguía sin aparecer.

¿Desde cuando Francisco hacia esas cosas? ¿Había alguna razón? ¿Algo que le inquietase lo suficiente para huir? ¿Huir de que?

¿De quien?

Eran algunas de las múltiples dudas que llenaban la mente de Esteban, el hecho que la noticia ya fuese internacional no hacía más que empeorarlo.

No había momento del día en que aquel prístino chico no pasase por su mente, en que no recordara su risa, sus manos finas y delgadas, sus facciones perfectas.

Sus gemidos.

Trato de ignorar todo aquel recuerdo casi luminoso de Francisco, pero era imposible teniendo en cuenta el torbellino de emociones y deseos que aún despertaban en el.

Ahí estaba, pensando, hasta que le entró una llamada de alguien que conocía muy bien.

Enzo Vogrincic.

—¿Enzo? Que milagro.— Diría Esteban entre risas mientras atendía la llamada de su amigo.

Enzo y Esteban se conocían desde que eran bebés, técnicamente. Sus mamás eran mejores amigas que se habían casado con otros dos mejores amigos, los papás de ambos.

—Aquí llamando a las estrellas.— Dijo al otro lado de la línea. — Esteban, te llamaba por algo un poco...delicado.— Diría haciendo énfasis en lo último, casi susurrándole.

Enzo era otro heredero millonario, con la particularidad que era abogado, el mejor de hecho, era tal vez lo que se denomina abogado del diablo.

—¿Sobre que, Enzo? —. Esteban comenzó a divagar en sus pensamientos, ¿Que era eso tan delicado como para que Enzo lo llamara de la nada?

—¿Sabes que Francisco está desaparecido, verdad?—. Esteban contestó con un si. —¿Sabes que te tienen fichado como posible sospechoso, verdad? — le dijo con un tono de voz mil veces más serio que al principio.

—¿De que carajo hablas?—. Esteban se alteró más rápido de lo que pensó, aún después de terminar Francisco seguía pisándole los talones.

—Escúchame, Esteban.— Le dijo. —Necesitas ir a declarar, yo te voy a acompañar porque soy tu abogado, pero solo vas a decir lo que te pregunten, no vayas a entrar en detalles acerca de su relación, miente si es necesario pero no digas nada que puedan usar contra ti, ¿está claro? —Pregunto al otro lado.

Estuvieron hablando algunos minutos más, debía ir ese mismo día, se verían ahí mismo, sería algo rápido teniendo en cuenta que el y Francisco no hablaban desde hace casi 2 meses, daba igual.

Esteban no podía estar más intranquilo. Pero peor aún.

No podía sacar nada de su cabeza.






⭐️mi primer historia seria, si hay faltas de ORTOgrafia o lenguaje muy neutro luego lo corrijo, es por mero amor al arte (me volví a ver twin peaks) ✊🏻✊🏻✊🏻✊🏻huevos hermosos

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